El lado más personal de José Sacristán: una dura infancia, su romance con Mila Ximénez y pérdidas que dejaron huella

El intérprete acude esta noche a ‘El Hormiguero’ para presentar su nueva obra ‘El hijo de la cómica’, que llegará el próximo 14 de marzo al Teatro de la Abadía

Guardar
El actor José Sacristán posa
El actor José Sacristán posa en la alfombra rosa previa a la gala de la 38 edición de los Premios Goya. (Raúl Terrel / Europa Press)

José Sacristán, uno de los actores más venerados del panorama español, se prepara para subir al escenario del Teatro de la Abadía el próximo jueves 14 de marzo con su obra El hijo de la cómica, desarrollada del primer volumen de las memorias de Fernando Fernán Gómez, El tiempo amarillo. A sus 86 años, Sacristán sigue demostrando una vitalidad envidiable, y aunque el cine le ha otorgado fama y reconocimientos, como el Goya de Honor que recibió hace apenas dos años tras más de 120 películas, el teatro siempre ha sido su verdadera pasión. Sin embargo, detrás del intérprete hay un hombre cuya vida personal ha estado marcada por emociones profundas, pérdidas tempranas y amores que dejaron huella.

Nacido en el municipio madrileño de Chinchón, José vivió una infancia que combinaba la imaginación desbordante con la dureza de la realidad. De niño, se disfrazaba con plumas de gallina para transformarse en comanche frente a su abuela, un juego que ya revelaba su temprana afición por la interpretación. Más tarde admitió, con humor, que en realidad siempre había soñado con ser tonadillera.

No obstante, su niñez estuvo marcada por la prisión de su padre, encarcelado por motivos políticos, lo que obligó a la familia a trasladarse a Madrid. José recuerda aquellos años con el término “terror”: cinco personas compartiendo una habitación, braseros improvisados y la tensión constante de la precariedad. Las visitas a la prisión, primero en Toledo y luego en Ocaña, dejaron cicatrices que aún evocan emociones intensas en el actor.

José Sacristán, Ángela Molina, entre
José Sacristán, Ángela Molina, entre otros, enriquecen la serie con sus participaciones especiales. (Créditos: Star+)

Los amores que definieron su vida

El corazón de Sacristán ha conocido varios capítulos de amor, algunos discretos, otros intensamente públicos. Se casó primero con la actriz Isabel Medel, con quien tuvo dos hijos, José Antonio e Isabel. Tras su separación, llegó la relación con Liliane Méric, actriz francesa, con quien tuvo a su hija menor, Arnelle. Entre medio de estas relaciones surgió un idilio que aún se recuerda en la crónica social española: el romance con Mila Ximénez en los años 80. La colaboradora y actriz describió la relación como apasionada y fogosa; Sacristán “le atrapaba con su mirada”, según Ximénez.

La periodista y colabora se cruzó en la vida del intérprete tras separarse esta de Manolo Santana. Su historia comenzó de manera profesional: Ximénez lo entrevistó para su sección en el periódico ABC, pero pronto la química entre ambos traspasó las páginas y se convirtió en un romance fogoso que se extendió entre Marbella y Madrid. La propia Mila describió en sus memorias cómo la galantería y la mirada intensa de Sacristán despertaron en ella una admiración y fascinación difíciles de olvidar: “Fue un gran amigo, seguramente un buen amante, y, sobre todo, un hombre que me devolvió la capacidad de admirar. Lo quise, me interesó y me fascinó. Tenía un sentido del humor difícil de encontrar, ya que admiraba la ironía con el chiste como solo puede hacerlo alguien desde la inteligencia”, relató en Perdón si no hablo de mi.

Sin embargo, fue en 1995 cuando apareció en su vida Amparo Pascual, actriz de teatro y académica, quien se convirtió en su refugio y estabilidad definitiva. Tras más de una década de relación, se casaron en la embajada española de Buenos Aires en 2008. Sacristán reconoce la importancia de Amparo en su vida y carrera: “Sin ella, sin su amor y su cuidado no me quedaría otra que echar el hato”, dijo durante su discurso al recibir el Goya de Honor, en un momento en el que agradeció también a sus hijos por su paciencia y comprensión.

“Agradezco a mis hijos que me dejaran repetir las tomas que, como padre, no pude o no supe ir a la marca, aunque creo humildemente que el papel siempre me lo he sabido“, añadió el intérprete de Un hombre llamado Flor de Otoño, quien en una entrevista con Diez Minutos explicó: No he sido padrazo ni tampoco soy abuelazo. Mis nietos viven en París y no tengo demasiado tiempo para ir allá y ponerme a cuatro patas“.

Ruth Díaz, Urko Olazabal, José
Ruth Díaz, Urko Olazabal, José Sacristán (de sacerdote exorcista) y Cristina Castaño en '13 exorcismos'

Pérdidas que marcaron su existencia

Entre los episodios más dolorosos de su vida, Sacristán ha señalado en múltiples ocasiones la muerte de su madre y de su hermana Teresa como “dos collejas” que no ha logrado olvidar. La pérdida de su madre, víctima de cáncer a los 77 años, lo dejó desolado. “Cuando se le dio tierra, me tuvieron que trincar porque me tiré al hoyo”, recordó con emoción en el programa de TVE La Matemática del Espejo. Su hermana Teresa falleció también de cáncer a los 46 años, un golpe que dejó una sensación de injusticia que todavía persiste. Estas experiencias le enseñaron a relativizar los tropiezos profesionales y a valorar la importancia del amor y el cuidado familiar.

Más allá de lo personal, Sacristán es un referente del cine y el teatro español. Su debut en 1960 marcó el inicio de una carrera que ha atravesado generaciones. Películas como Asignatura pendiente o Solos en la madrugada forman parte del imaginario colectivo, mientras que su trabajo en teatro sigue siendo su mayor orgullo. La obra El hijo de la cómica, que presentará próximamente, es prueba de que su energía y compromiso con la interpretación permanecen intactos.

José Sacristán en una imagen
José Sacristán en una imagen de archivo.