Por qué algunos jardineros echan café en el jardín: ayuda a erradicar a estos pequeños animales

Más allá de la sabiduría popular, los posos del café son un abono natural útil para las plantas

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(Imagen ilustrativa infobae)
(Imagen ilustrativa infobae)

Entre los muchos placeres de la vida que disfrutan los humanos está la jardinería. Desde la difunta reina Isabel II de Inglaterra hasta un vecino cualquiera se deleitan con el cuidado de sus plantas. De ahí que haya convenciones, películas, concursos, etc. que las ensalzan. Estos seres vivos aportan beneficios tanto al medio ambiente como a la salud de quien los cuida. Y, como cualquier campo que inunda la vida cotidiana de las personas, está lleno de sabidurías populares que, en ocasiones, recetan buenos consejos: las mejores estaciones en las que cultivar, las herramientas que usar o los abonos que emplear, por ejemplo.

De entre las muchas recomendaciones de los entendidos en la jardinería destacan las flores cultivables según la temporada. En este caso, en otoño, habría que descartar a las dalias, el romero o la rosa, así como cualquier fruta tropical. Es en primavera el mejor momento para sembrar bulbos de tulipanes y narcisos, así como para ver florecer a las lavandas y los lirios. El verano sí es la temporada de las rosas, además de los girasoles y las dalias, mientras el invierno es el momento perfecto de las camelias.

Pero volviendo a la estación del año que se acerca, el otoño, hay que prestar especial atención a las babosas, las cuales proliferan con la lluvia y encuentran refugio en las hojas que caen de los árboles. Es crucial eliminarlas de las flores porque estos pequeños animales pueden cortar los brotes, impidiendo que se endurezcan y crezcan con fuerza.

La sabiduría popular afirma que añadir los posos del café a la tierra de las flores que plantamos es una manera de reutilizar un desecho y convertirlo en fertilizante. La Fundación Maldita, dedicada a la verificación de información falsa, afirma en su web que, efectivamente, sí es un buen fertilizante. Para ello, cita un informe de la Universidad de Washington en el que una investigadora en horticultura urbana explica que los posos del café contienen sustancias que ni siquiera acaban en las tazas de los cafeteros. Con el tiempo, estos residuos son descompuestos por bacterias y hongos que obtienen de ellos los beneficios que necesitan.

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Si hay películas dedicadas a cada uno de los momentos vitales de la vida humana, cabría esperar que también las haya a los divertimentos de estas. Entre estos disfrutes, se encuentra la jardinería y, con ella, los contenidos audiovisuales dedicados a los cuidados del jardín.

Un ejemplo es Un pequeño caos (2014), también traducida al español como En los jardines del rey. Esta es una cinta que irradia delicadeza, tanto en los trajes de sus personajes como en sus paisajes. Dirigida por el mismo personaje que hizo llorar a Emma Thompson en Love Actually (Richard Curtis, 2003), Alan Rickman dirige y protagoniza este filme junto a Kate Winslet en una Francia del siglo XIV. Pueden apreciarse de lleno en ella los jardines de Versalles, epicentro de la trama, pues Winslet interpreta a una arquitecta paisajística en el palacio de Luis XIV.

De este siglo marcado por la peste, se propone viajar a 1979, años en que se estrenó Bienvenido Mr. Chance (Hal Ashby). Con una banda sonora en la que suenan George Harrison o Carole King, entre otros, la película se centra en las vivencias de un jardinero cuya única vida es el cuidado de las plantas, hasta que un día se ve obligado a abandonarlas. Un clásico en todo su esplendor con Shirley MacLaine y Peter Sellers como protagonistas.

Si lo que se busca es precisamente esto, meterse de lleno en la vida de un jardinero, una obra reseñable es El ladrón de orquídeas (Spike Jonze, 2002). Con Meryl Streep y Nicholas Cage como intérpretes principales, el libro en que se basa la película cuenta la vida de John Laroche, un coleccionista, viverista y recolector de orquídeas que vive en Florida, Estados Unidos.

Desde una faceta más íntima y sin recurrir a personajes reconocidos, Conversaciones con mi jardinero (Jean Becker, 2007) aborda el retorno de un artista consagrado en París a la casa de su infancia, ubicada en la campiña francesa. El lugar de encuentro es la huerta, igual que para la media española es la cocina.

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Y, por último, si se busca una cinta peculiar, Eduardo Manostijeras (Tim Burton, 1990) es la opción más acertada. Johnny Depp y Winona Ryder protagonizan esta cinta noventera en el que Depp da vida a un jardinero a la par que peluquero.