Oculto durante 34 millones de años: el “mundo perdido” que los científicos acaban de encontrar bajo el hielo de la Antártida

Un increíble paisaje formado por ríos y bosques ha sido descubierto bajo el hielo de la Antártida Oriental

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Los científicos descubren un "mundo
Los científicos descubren un "mundo oculto" bajo dos kilómetros de hielo en la Antártida Oriental. (Flickr/Europa Press)

Bajo casi dos metros de hielo en la Antártida Oriental, científicos han descubierto un paisaje intacto que ha permanecido oculto durante más de 34 millones de años. Se trata de una extensa red de valles fluviales, colonias y crestas montañosas, esculpidas por ríos cuando la Antártida aún era un territorio templado cubierto de bosques.

“Ese paisaje helado se ha mantenido intacto desde que se formó la capa de hielo hace 34 millones de años, revelando un mundo de ríos caudalosos, densos bosques e incluso los ecos lejanos de la vida de la era de Gondwana”, explicó Stewart Jamieson, glaciólogo de la Universidad de Durham (Inglaterra), a African in Space.

El hallazgo, descrito por Jamieson como “una cápsula del tiempo”, revela cómo era la Antártida antes de la glaciación y ofrece una oportunidad única para estudiar la evolución del clima y la estabilidad del hielo a lo largo de millones de años.

Cómo se descubrió el “mundo perdido”

El paisaje fue identificado gracias a la tecnología del satélite canadiense RADARSAT, que permite detectar mínimas irregularidades en la superficie del hielo y, a partir de ellas, inferir la topografía del terreno subyacente.

Los científicos cartografiaron con precisión una región de unos 32.000 kilómetros cuadrado, equivalente al tamaño de Gales, sepultada bajo 2 kilómetros de hielo.

El estudio, publicado en la revista Nature Communication y liderado por Jamieson y Neil Ross, describe “un extenso paisaje relicto preglacial preservado bajo la Antártida Oriental central a pesar de millones de años de cobertura de hielo”.

Según los autores, “el paisaje fue formado por ríos antes de la formación de la capa de hielo, pero posteriormente modificado por glaciación local antes de ser disecado por glaciares de salida”.

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Tres bloques y un relieve fósil

El análisis geofísico y el modelo flexural permitieron identificar tres grandes bloques de terreno elevados, denominados colectivamente Highland A, que presentan una red de valles ramificados y sinuosos, separados por fiordos de hasta 1.480 metros bajo el nivel del mar.

La morfología de estos valles demuestra una génesis fluvial seguida de una modificación glacial. “La estructura dendrítica de los valles, la posible conectividad entre los bosques y la morfología de las secciones transversales son todas consistentes con un paisaje fluvial posteriormente modificado por glaciación a escala local”, explican.

De Gondwana al hielo eterno

Hace decenas de millones de años, la Antártida formaba parte del supercontinente Gondwana, junto con África, Sudamérica, India y Australia. En aquella época, el continente austral disfrutaba de un clima templado, con ríos, bosques y una vida abundante.

Durante la transición entre el Eoceno y el Oligoceno, hace unos 34 millones de años, una caída abrupta de los niveles de dióxido de carbono provocó un enfriamiento global que dio inicio a la formación de la Capa de Hielo de la Antártida Oriental (EAIS). Ese hielo actuó desde entonces como un escudo natural de preservación, sellando bajo su masa los rastros de un mundo desaparecido.

“Lo que hallamos es una superficie fluvial antigua, conservada como si el tiempo se hubiera detenido”, resumió Jamieson.

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Claves para el cambio climático

Más allá de su valor geológico, el descubrimiento tiene implicaciones directas para el estudio del cambio climático. Comprende cómo estos paisajes lograron sobrevivir a decenas de millones de años, ayuda a los científicos a modelar la respuesta futura de la capa de hielo antártica frente al calentamiento global.

“Dado que las condiciones modernas de CO₂ atmosférico y temperatura han alcanzado niveles sin precedentes desde el Plioceno, estamos en camino de desarrollar condiciones similares a las que prevalecieron entre hace 34 y 14 millones de años”, advierten los autores.

Lejos de ser un desierto helado sin historia, la Antártida conserva bajo su hielo archivos geológicos y climáticos invaluables. Estos paisajes “ilustran un planeta en constante transformación que, sin embargo, conserva archivos ocultos de su pasado”, concluye Jamieson.