La última española que queda en Israel es Reyes Rigo, detenida por morder a una funcionaria: la agresión puede suponer 5 años de cárcel

Las investigaciones siguen abiertas tras asegurar el Gobierno de Netanyahu que la funcionaria sufrió heridas leves

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Reyes Rigo, durante la travesía
Reyes Rigo, durante la travesía de la flotilla (Flotilla Global Sumud)

Los españoles que marchaban hacia Gaza en las distintas de las embarcaciones de la Flotilla ya han regresado a España. Solo queda una mujer, llamada Reyes Rigo, que tendrá que esperar hasta mañana, miércoles 8 de octubre, para ser liberada. El Gobierno israelí informó de que no iba a ser puesta en libertad junto a los demás por haber mordido a una funcionaria de prisiones en la mano izquierda.

En un comunicado en redes sociales, la Policía de Israel ha explicado que su retención se alargará al miércoles y que seguirá abierta una investigación para esclarecer lo ocurrido. Su nombre es Reyes Rigo y tiene en torno a 55 años. Se le acusa de haber mordido a una funcionaria israelí durante un examen médico mientras permanecía detenida en la prisión de Ktziot.

Todavía siguen existiendo varias incógnitas en torno al caso de esta española, entre ellas el recorrido judicial que le espera y qué pasará legalmente en el futuro o cómo volverá a España. En principio, lo más lógico es que sea deportada a la fuerza, si no llegó a firmar el documento en el que acepta su entrada ilegal y teniendo en cuenta que ha cometido un delito. El peor de los casos es que sea condenada por agresión, con lo que la pena de cárcel se elevaría hasta los cinco años y se podría iniciar un nuevo conflicto diplomático.

Acusada de morder a una funcionaria

De acuerdo con la versión difundida por el Gobierno israelí, Rigo habría mordido a una empleada sanitaria mientras era escoltada de regreso a su celda, provocándole lesiones leves que necesitaron atención médica local. Este suceso la ha separado del proceso de deportación que han seguido el resto de tripulantes de la Flotilla.

Las autoridades indicaron que la activista fue trasladada a una comisaría en la región del Néguev para continuar las indagaciones, mientras un tribunal de Beerseba autorizaba la extensión de su detención hasta este miércoles. Ahora, será puesta en libertad, aunque esto no implica el cierre de las investigaciones.

“Me uní a la Flotilla por razones de humanidad y solidaridad. El silencio equivale a complicidad, y ante la falta de acción de las instituciones, somos la sociedad civil la que, tristemente, debe actuar”, afirmó en una entrevista con el diario Público mientras viajaba a bordo de una de las embarcaciones.

Podría ser condenada a prisión

“Las investigaciones siguen en curso para determinar las circunstancias del incidente”, asegura el comunicado de la Policía de Israel. De esta forma, el futuro de la española es todavía incierto. Desde el Gobierno español, han asegurado que contará con la protección consular y diplomática necesaria, pero no se conoce una actuación concreta hasta el momento.

El peor de los escenarios es que la investigación se traduzca en un juicio y este termine con una condena por agresión. Según el artículo 381 de la Ley Penal 5737-1977 de Israel, la agresión puede tener una condena de cárcel de tres años, elevándose hasta los cinco cuando la víctima se trata de un funcionario público que está ejerciendo su trabajo de forma legal, como podrían concluir que ocurre en este caso.

No obstante, la complejidad del caso podría conllevar otro resultado. La detención en lo que Israel considera ‘zona de exclusión’, pero que son aguas internacionales coloca todos estos arrestos en un limbo legal. Si el tribunal no lo considera una agresión grave, podría resolverse con la deportación. También existe la opción de que cumpla condena en España.