Un hombre vende su coche de lujo de 1972 para pagar su casa y 30 años después la vida le devuelve el rugido de un clásico

Tras vender su exclusivo Dodge Charger para financiar su hogar, Gilles Leduc vuelve a conectar con el mundo del motor gracias a un inesperado encuentro con otro clásico

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Un Dodge Charger 1972 (Flickr
Un Dodge Charger 1972 (Flickr / Stein Olsen)

En 1972, Gilles Leduc, un ciudadano canadiense, tomó una decisión que marcaría el resto de su vida. Con apenas unos años de matrimonio y la necesidad urgente de asegurar un hogar para su familia, vendió su bien más preciado: un Dodge Charger 1972, edición limitada, equipado con un motor 440 Magnum y caja de cambios manual de cuatro velocidades. No se trataba de un coche cualquiera, sino de uno de los escasos 26 ejemplares fabricados en Canadá de aquel modelo, una joya automovilística que hoy se considera prácticamente irrepetible. La operación le permitió pagar su casa, pero también le arrebató lo que él mismo describe como “un pedazo de su alma”.

Durante tres décadas, Leduc convivió con la nostalgia de aquel sacrificio. Mientras veía cómo el valor de los coches clásicos de la marca Dodge se disparaba en el mercado, recordaba el rugido del motor, el brillo del capó y la sensación de libertad que le proporcionaba conducir aquel vehículo único. Lo que entonces fue una decisión responsable, con los años se convirtió en una herida sentimental que parecía imposible de cerrar.

La búsqueda del Dodge perdido

La historia comenzó a tomar un giro inesperado cuando Max Moskal, responsable del canal de YouTube Subdivision Auto y apasionado del mundo del motor, se topó con el relato de Leduc. Moskal decidió investigar qué había sido del exclusivo Dodge Charger de 1972 y, tras meses de indagaciones, consiguió localizarlo.

Un Dodge Charger 1972 (Flickr
Un Dodge Charger 1972 (Flickr / Jeff Goddin)

El hallazgo fue tan emocionante como doloroso. El coche seguía existiendo, en un estado de conservación envidiable, pero su rareza lo había convertido en un objeto de coleccionista inaccesible. El precio de mercado lo situaba muy por encima de las posibilidades económicas de Leduc. “Fue como volver atrás en el tiempo, ver mi coche frente a mí, pero sin poder llevármelo a casa”, relató con evidente emoción. La escena quedó grabada en un vídeo que rápidamente comenzó a circular entre aficionados y coleccionistas, despertando una oleada de solidaridad en la comunidad automovilística canadiense.

Un Dodge Coronet como recompensa inesperada

El eco de la historia llegó hasta el norte de Ontario, donde un hombre llamado Dan había dedicado los últimos diez años de su vida a restaurar un Dodge Coronet 500. A pesar de luchar contra una enfermedad respiratoria, Dan había puesto todo su empeño en devolver al coche su esplendor original, cuidando cada detalle, desde el motor 383 de fábrica hasta la tapicería.

Al enterarse de la situación de Leduc, Dan contactó con Moskal para ofrecerle una posible alternativa. “Quizá no sea el Charger que perdió, pero este Coronet tiene alma, y está esperando a alguien que lo aprecie”, comentó. La invitación se concretó en un encuentro que Leduc nunca olvidará.

Cuando vio el Coronet restaurado, su rostro se iluminó. Era un ejemplar impecable, prácticamente como salido de fábrica, y en él reconoció parte de la ilusión que había creído perdida. Sin embargo, pronto apareció un nuevo obstáculo: el precio. Dan valoraba el vehículo en 24.000 dólares canadienses, una cifra que se escapaba del presupuesto de Leduc, quien volvió a sentir esa punzada de impotencia. Pero en ese momento llegó una frase que lo cambió todo: “Quizá no”.

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La comunidad del motor, a través de las redes y el canal de Moskal, comenzó a movilizarse de nuevo. Mensajes de apoyo, ofertas de ayuda e incluso aportaciones económicas empezaron a aparecer. Leduc comprendió que no estaba solo en su sueño de recuperar parte de aquella pasión juvenil. El Coronet 500 se convirtió en la oportunidad de reconciliarse con el pasado y, sobre todo, en un símbolo del poder de la solidaridad entre aficionados.