Una mujer recorre Francia en autocaravana junto a su abuela de 100 años para alertar sobre el aislamiento de los mayores: “Se puede vivir plenamente hasta el final”

La historia ha impulsado importantes iniciativas para los ancianos en el país y ella ha firmado ya una adaptación cinematográfica

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Fiona Luriol y su abuela
Fiona Luriol y su abuela Dominique en un viaje de autocaravana durante 3 años

¿Cuántas veces hemos asumido que hay cosas que es mejor dejar de hacer a partir de cierta edad? En numerosas ocasiones, hemos entendido como única posibilidad que a partir de los 70 lo que uno busca es descansar y no hacer nada más. Igual por desgaste físico, salud o por falta de ganas. Pero siempre hay una historia que nos recuerda que existen muchas realidades y que nuestros mayores solo necesitan a alguien que les acompañe.

Fiona Lauriol recibió la noticia de que a su abuela Dominique le quedaban siete días de vida, según los médicos, y no dudó en planear un final como se merecía. La francesa de 40 años decidió que su referente vital no podía morir en la residencia de París donde había pasado sus últimos años. Así que, junto a sus padres, se fueron a enseñarle a Dominique el sur de Francia, España y Portugal, lo que significó para la anciana hacer cosas por primera vez a sus 100 años.

Todo empezó en 2017. Fiona recorrió 500 kilómetros hasta llegar al geriátrico y proponerle el viaje a Dominique. Le pareció una completa locura, ni siquiera sabía qué era una autocaravana, pero aceptó. Ambas confesaron no haber estado muy unidas por la distancia y el sedentarismo de la anciana, pero el viaje disparó toda su complicidad e hizo que se conociesen de verdad, según ha explicado Fiona Luriol para TN Internacional.

Todos los detalles del viaje

Lo que se planteaba como un viaje de una semana empezó a transformarse. La esperanza de vida pasó de semanas a meses y la intención de ver la costa francesa se extendió a España y Portugal. Fueron dos años de travesía en los que Dominique conoció rincones que ni podía imaginar desde su habitación de la residencia. A pesar de tener que caminar con andador o ser trasladada con la silla, su nieta y ella se entendieron con facilidad para poder hacer turismo durante 24 meses.

Es cierto que el viaje tuvo un parón. En octubre de 2018, Domique tropezó en un lago, se rompió la nariz y volvieron a casa. Después de un par de noches, fue la abuela la que sorprendió esta vez a Fiona y le preguntó: ‘¿Cuándo nos vamos?’ A pesar de las negativas de sus padres, pusieron rumbo de nuevo las dos solas. Estuvieron años y medio sin parar hasta que falleció en junio de 2020.

Pilar Pérez, de 78 años, vive sola en el barrio madrileño de Chamberí. Un desprendimiento de retina le hizo perder la visión hace muchos años y eso redujo su movilidad y sus opciones de ocio. Lejos de resignarse a quedarse sola en casa, acudió a la Fundación Grandes Amigos que, desde 2003, desarrolla programas de acompañamiento afectivo y socialización

“Cantó con artistas callejeros en Almería, asistió a su primer concierto con 102 en el desierto de las Bardenas. Hicimos el Camino de Santiago. Y cuanto más le enseñaba, más se maravillaba y más se revitalizaba. En lugar de envejecer, se rejuvenecía” recuerda Fiona Lauriol con emoción.

El aislamiento en la tercera edad

La francesa busca concienciar sobre el edadismo y explicar que podemos vivir plenamente hasta el final. “Mientras tengamos un propósito en la vida, mientras sepamos por qué nos levantamos por la mañana, no estaremos en una pendiente descendente. Cuando la recogí, me dijeron que solo le quedaba una semana de vida y, de hecho, vivimos tres años de locura”, explica Fiona en el libro que escribió tras el fallecimiento de su abuela.

Una autocaravana. (Freepik)
Una autocaravana. (Freepik)

El libro se titula Una abuela de 101 años se descontrola (101 ans Mémé part en vaudrillé) y la ha llevado a importantes medios donde enfoca su discurso en lo importante que es acompañar a los mayores hasta el final de sus vidas.

Hay vida después de la jubilación, y Fiona ha decidido dedicar su vida a esta iniciativa. Ha vendido su casa y viaja en caravana por todas las regiones de Francia para concienciar sobre el aislamiento en la tercera edad. Realiza actividades con los ancianos, desde excursiones hasta ayudar a completar sus inquietudes. La historia de Dominique no se quedó en su fallecimiento, pues la nieta ya ha firmado un contrato cinematográfico.