Un “incidente nuclear” en el sótano del Museo del Louvre hiere a un trabajador: el suceso pasó desapercibido, pero es el caso más grave en 15 años

El caso involucró al acelerador de partículas que se encuentra en los subterráneos del lugar y ha sido revelado por ‘Le Monde’

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El Museo del Louvre. (Abdul
El Museo del Louvre. (Abdul Saboor/Reuters)

El suceso pasó desapercibido, y eso que se trata del incidente relacionado con la radiactividad más grave en casi dos décadas. Y además se produjo en pleno París, en el corazón del verano y en uno de los sitios más visitados del mundo: el Museo del Louvre. El 22 de julio, un trabajador fue irradiado por el acelerador de partículas del Centro de Investigación y Restauración de los Museos de Francia (C2RMF), instalado en los sótanos del Louvre. La Autoridad de Seguridad Nuclear y de Radioprotección (ASNR) lo clasificó en el nivel 3 de la escala internacional de gravedad de los eventos nucleares y radiológicos, lo que lo convierte en el tercer “incidente grave” observado en Francia desde 1981 (el anterior fue en 2008). El caso acaba de ser revelado por Le Monde, que cuenta que, mientras el acelerador permanece detenido desde hace más de dos meses, la dirección del C2RMF asegura que está “respondiendo a todas las preguntas de la ASNR y restaurando la confianza”.

El hecho ocurrió cuando dos trabajadores manejaban el acelerador exclusivo del Louvre, diseñado para analizar obras de arte mediante la proyección de protones. El instrumento, conocido como Aglaé, permanecía activo en el momento en que uno de los restauradores —especializado en metales arqueológicos— tomó la llave que da acceso a la sala donde se ubica el equipo. Lo habitual es que el retiro de la llave active un mecanismo automático de seguridad que detiene el acelerador, pero, debido a un “sensor roto”, la máquina no se desactivó. Además, la señalización roja que advierte de la presencia del haz estaba mal posicionada, por lo que el trabajador “no vio los avisos y pasó su brazo frente al haz para recoger el fragmento de trompeta”, declaró la dirección del C2RMF, citada por Le Monde. Esta situación provocó una “quemadura radiológica de primer grado que se manifiesta por un enrojecimiento de la piel”.

El trabajador, según la dirección del C2RMF, “recibe seguimiento médico y psicológico”, aunque pudo volver a sus funciones poco después. La máquina Aglaé permanece detenida desde entonces y la dirección confía en su reanudación para noviembre, a la espera de la luz verde de la autoridad reguladora. Sin embargo, la inspección realizada por la ASNR evidenció “importantes desviaciones” respecto a la normativa: ausencia de sistemas de registro de posibles exposiciones a radiaciones ionizantes, falta de registros de averías y reparaciones, carencia de dispositivos portátiles de medición de radiactividad, controles no realizados en los plazos requeridos y entrada de trabajadores en zonas vigiladas sin autorización.

La CIA ha desvelado que el programa nuclear de Irán ha sufrido "graves daños" por los ataques de la semana pasada contra las instalaciones nucleares de Fordo, Natanz e Isfahán, después de que se haya filtrado un informe preliminar elaborado por esta entidad rebajando la efectividad de la operación estadounidense. (Fuente: EBS / X)

“Identificar y corregir fallos”

La experiencia ha obligado a reformular los protocolos. Jean-Michel Loyer-Hascoët, director del C2RMF, ha señalado en el diario francés que este incidente ha servido para “identificar fallos y corregirlos”, asumiendo que “se debe avanzar aún más en la radioprotección”. Desde la inspección, se han modificado sistemas de comunicación visual, instituido nuevos programas de formación, actualizado la señalización y planificado revisiones técnicas más rigurosas.

Por su parte, la responsable del acelerador, Claire Pacheco, puntualizó que “todos los controles se realizan a tiempo, pero había un problema de formalización y acceso a esa información”, según declaraciones recogidas también por Le Monde. Ahora los dosímetros deben instalarse correctamente y se han implementado nuevos registros.

El acelerador Aglaé, inaugurado en 1988 y renovado en 2017, representa una rareza a nivel internacional, ya que está dedicado exclusivamente al análisis no destructivo de obras y piezas arqueológicas. Cada año se examinan varios cientos de objetos utilizando esta tecnología.