Andrea, la camionera más joven de España con 23 años: “La edad media es de unos 50. En una década se van a jubilar todos. Y no hay relevo”

Su pasión por la conducción le animó a sacarse el carné de camión con tan solo 21 años. Desde ese momento decidió convertirse en una transportista profesional

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Camiones de transporte desplazando mercancía
Camiones de transporte desplazando mercancía (Europa Press)

Con apenas 23 años, Andrea García se ha convertido en una de las transportistas más jóvenes en España. Lo suyo no fue herencia ni tradición familiar, sino pura vocación. Nadie en su casa se había subido nunca a un camión, pero desde pequeña sentía fascinación por los coches y la carretera. Esa curiosidad se transformó en una decisión determinante cuando, con 21 años y medio, se sacó el carné de camión rígido. Un año más tarde, ya estaba al volante de un tráiler articulado. “De momento soy la camionera más joven de España”, cuenta en una entrevista con La Voz de Galicia.

El inicio no fue sencillo. Recuerda la sorpresa de sus padres cuando les anunció que quería dedicarse a la conducción profesional: “cuando se lo conté a mis padres se quedaron flipados. No se les había pasado por la cabeza que quisiera ser camionera. Pero me apoyaron mucho desde el primer momento”. Apenas obtuvo la licencia, ya estaba trabajando. En menos de dos años ha pasado por tres empresas, siempre encadenando empleos y sin conocer lo que es estar en paro.

La experiencia, sin embargo, no siempre fue amable. Andrea explica que, en su primer trabajo, los compañeros fueron muy cordiales con ella, pero en otra empresa vivió lo contrario: veteranos del sector que le repetían que no sabía lo que era conducir, que por ser mujer no servía, que su juventud era un obstáculo. Ella decidió no contribuir a la discusión y responder con sus acciones: seguir trabajando, aprender rápido y demostrar con su conducción que estaba a la altura.

Una cotidianeidad al volante

Andrea describe sus jornadas con naturalidad: cargar el camión, llevar la mercancía al punto de destino y descargar. A veces el viaje es corto, de apenas 20 kilómetros, otras veces, puede superar los 100 kilómetros. Lo que más disfruta es el momento de la conducción, cuando la carretera se abre frente a ella. Trabaja con turnos rotativos y, aunque reconoce que las noches son más duras porque el cansancio puede aparecer de golpe, nunca ha tenido ningún accidente o contratiempo. También confiesa un detalle que marca su rutina: nunca duerme en el vehículo. Ella es de las que prefiere regresar a casa y descansar allí, evitando las áreas de servicio.

Una carretera de España frecuentada
Una carretera de España frecuentada por los camiones de transporte

Al principio, adaptarse al ritmo de trabajo fue complicado. “Fue un cambio drástico y lo llevé mal, pero con el tiempo me acostumbré”, reconoce. Hoy se siente cómoda incluso con las maniobras más complejas de ejecutar, algo que en sus primeros meses se le hacía cuesta arriba. Aparcar un camión rígido es más sencillo, explica, pero ya tiene dominada la medida de los vehículos articulados, con los que trabaja a diario.

Más allá del volante, Andrea ya imagina un futuro ligado al transporte desde otro lugar: le gustaría ser gestora de tráfico en una empresa, organizando rutas y coordinando flotas. Mientras tanto, celebra que cada vez haya más mujeres camioneras en España, muchas de las cuales se conocen e interactúan a través de redes sociales, compartiendo experiencias similares.

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Imagen de archivo de la camionera Begoña Urmeneta esperando para descargar en la plataforma intermodal "Saint-Charles (Reuters)

La joven también lanza una advertencia sobre el sector: la media de edad de los camioneros ronda los 50 años y en pocos años muchos se jubilarán sin relevo generacional suficiente. “Es un problema importante, porque todo se transporta por camión”, subraya. En ese escenario, su propia historia demuestra que el transporte puede ser una salida laboral atractiva para una nueva generación de jóvenes.