Una familia gallega se queda varada en Islandia por la quiebra de su aerolínea y tiene que pagar 3.500 euros por vuelos alternativos: “Nos enteramos por la prensa”

Ni la compañía aérea ni la embajada ofrecieron soluciones, obligando a los pasajeros a asumir un coste mucho mayor del previsto

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Un avión de la aerolínea
Un avión de la aerolínea Fly Play (Europa Press)

El viaje que debía ser el sueño de unas vacaciones cuidadosamente planificadas durante meses se ha convertido en un quebradero de cabeza para la familia de Zeltia González, vecina de Sanxenxo, que permanece en Islandia tras la quiebra de la aerolínea local Fly Play. Según informa La Voz de Galicia, la compañía de bajo coste anunció el cese de operaciones en plena estancia de estos viajeros, dejándoles sin vuelo de regreso y obligándoles a desembolsar una cantidad muy superior a la inicialmente prevista.

La aventura comenzó el pasado 25 de septiembre, cuando volaron desde Oporto hasta Reikiavik para iniciar una ruta de diez días por el país nórdico. Casas de alquiler, excursiones, vehículos, todo estaba programado al detalle con la intención de disfrutar de un viaje que la familia llevaba tiempo soñando. Nada hacía prever que, apenas cuatro días después de haber aterrizado, el plan se vendría abajo.

La sorpresa en mitad de las vacaciones

Nos enteramos por la prensa, nadie nos avisó ni por teléfono ni por correo electrónico”, explica Zeltia desde Islandia, en declaraciones recogidas por La Voz de Galicia. La noticia cayó como un jarro de agua fría: Fly Play cancelaba todos los vuelos previstos, dejaba en tierra a cientos de pasajeros y aconsejaba a los afectados que buscasen alternativas en otras compañías.

El problema se agravó cuando intentaron hacer el check-in para el vuelo de regreso, previsto para el 5 de octubre. Ya no existía. La familia, que viajaba con dos niños pequeños y otros parientes con un hijo de siete años, se encontró de repente atrapada en Islandia sin la mínima información por parte de la aerolínea.

Un avión de la aerolínea
Un avión de la aerolínea Fly Play (Wikipedia)

Ante la incertidumbre, decidieron recurrir a la Embajada española en Reikiavik, pero la respuesta fue tajante: solo pueden actuar en caso de catástrofes naturales, por lo que no podían intervenir. Zeltia reconoce que esperaba un movimiento similar a los “vuelos de rescate” que en otras ocasiones se han habilitado para repatriar a pasajeros en situaciones extraordinarias. Sin embargo, nada de eso ocurrió.

Billetes imposibles y precios disparados

La única opción era encontrar vuelos por su cuenta, aunque cada vez que consultaban las tarifas, estas se multiplicaban. “En 24 horas se triplicó, cambiaba muy rápido. No sabíamos qué hacer y acabamos comprándolos antes de que fuese imposible asumir el pago”, relata la afectada.

Finalmente, la familia adquirió billetes de vuelta por 3.500 euros en total, con un itinerario que incluía escala en Varsovia antes de llegar a Oporto. “Si no los comprábamos entonces, veíamos que podrían llegar a costar 8.000 euros”, lamenta. Todo ello después de haber abonado previamente 900 euros por los vuelos originales de ida y vuelta.

“Estuvimos muy nerviosos, pendientes de encontrar una solución. No esperábamos que nos pudiese pasar algo así. Nos sentimos desamparados”, confiesa Zeltia, que ejerce de portavoz del grupo familiar.

Reclamaciones y derechos de los pasajeros

El caso de esta familia no es aislado. La caída de Fly Play ha afectado a viajeros de toda Europa que habían contratado vuelos directos con la aerolínea islandesa. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recuerda que los pasajeros en esta situación tienen derecho al reembolso del importe abonado y, en algunos casos, a una alternativa de viaje, dependiendo de cómo se realizó la compra.

En los casos en los que se pagó directamente a la compañía con tarjeta, como hizo la familia de Sanxenxo, la recomendación es solicitar la devolución a través de la entidad emisora de la tarjeta. No obstante, los afectados deben saber que no podrán reclamar una indemnización adicional por los perjuicios sufridos, ya que la legislación europea no lo contempla para situaciones de insolvencia empresarial.

Seguir disfrutando a pesar del contratiempo

A pesar del mal trago, Zeltia y los suyos intentan no dejar que la quiebra de la aerolínea arruine por completo sus vacaciones. “Todavía nos quedan cuatro días aquí y queremos disfrutarlos. Hemos visto auroras boreales y ballenas, queremos seguir aprovechando el viaje”, asegura.

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Cada año, la familia organiza un recorrido por Europa y este 2024 el destino elegido era Islandia. Un destino que, además de sus paisajes espectaculares, les dejará una anécdota amarga en la memoria y una factura inesperada que multiplica por más de dos el gasto inicialmente previsto.