Un turista es confundido con un propagandista ruso en un viaje a Turquía: de vacaciones a pesadilla

Un suizo-albanés ha relatado la odisea que vivió en un aeropuerto por una falsa sospecha

Guardar
Imagen de persona de archivo
Imagen de persona de archivo de persona de incógnito en Turquía (REUTERS/Maxim Shemetov/File Photo)

El viaje turístico de Agim B., un ciudadano suizo de origen albanés, se transformó en una experiencia desagradable. Al intentar ingresar en Turquía, sufrió acusaciones infundadas que provocaron su retención. Las autoridades presentes en el aeropuerto consideraron que podía ser un informante ruso.

Según relató el afectado al diario suizo Blick, las vacaciones que planeaba disfrutar junto a su pareja se truncaron en el control fronterizo del aeropuerto de Antalya, donde fue separado y retenido bajo la sospecha de ser propagandista ruso. A pesar de que su novia atravesó el control sin obstáculos, las autoridades detuvieron a Agim tras detectar varias alertas en los sistemas de migración.

La policía detiene una avioneta supuestamente robada en el aeropuerto de Vancouver (Canadá)

Retenido por considerarlo espía ruso

Blick informó que el procedimiento comenzó cuando los agentes fronterizos repitieron el escaneo de pasaporte de Agim en varias ocasiones. La alarma desencadenó la intervención de la policía turca, y la pareja fue llevada a una sala de interrogatorios. Allí, el viajero fue acusado de publicar vídeos de propaganda en redes sociales, lo que negó argumentando que su actividad digital es mínima y jamás ha hecho referencia al país.

Después del interrogatorio, Agim y su pareja fueron trasladados a la sala de espera de salidas forzadas, una zona en la que suelen ser ubicados los refugiados rechazados y los viajeros que esperan deportación. En ese lugar, el ciudadano suizo-albanés intentó buscar auxilio a través del Consulado General de Suiza en Estambul.

Cientos de personas pasan a diario la noche en el aeropuerto de Barajas, por no poder pagar un alquiler en Madrid, una solución precaria que ha saltado a la luz pública con fuerza y ha desatado una guerra entre las instituciones concernidas.

Decepción con su país

Según aseguró a Blick, se sintió desamparado cuando lo derivaron directamente a la línea de ayuda del Departamento Federal de Asuntos Exteriores (DFAE). Desde la central en Berna, recibió la misma respuesta. Su caso no era de urgencia y le remitieron una lista de abogados, cuyos honorarios ascendían a varios cientos de francos.

Durante su estancia en el aeropuerto de Antalya, la pareja permaneció horas sin poder acceder a comida. Además, Agim no podía usar su teléfono móvil por no contar con un plan internacional activo, lo que dificultó aún más sus posibilidades de comunicación y gestión de la emergencia. Solo a la una de la madrugada obtuvo confirmación de que podría regresar a las siete de la mañana del viernes, sin otra información previa sobre su salida.

El Departamento Federal de Asuntos Exteriores confirmó a Blick la llamada de auxilio, aunque recordó que no puede garantizar permisos de entrada a terceros países. Explicó que la asistencia consular se activa solo tras constatar que las personas afectadas han agotado los recursos razonables por cuenta propia, tanto a nivel organizativo como financiero, según el protocolo oficial.

Tras regresar a Suiza, el balance de Agim es muy negativo. Expresó su decepción por la falta de inversión y esfuerzo de las autoridades helvéticas para resolver su situación. Además de la frustración por el viaje perdido, la pareja deberá asumir el pago de la reserva de hotel, por un monto de cuatro cifras, y una factura telefónica abultada. Como remate, Agim afirmó que “la próxima vez, iremos a Egipto».