La Iglesia respalda la existencia del “síndrome postaborto”, pero la ciencia lo niega: “No está relacionado con problemas de salud mental”

La iniciativa de Vox aprobada por el Ayuntamiento de Madrid pretende informar a las mujeres de los supuestos riesgos psicológicos del aborto

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El Ayuntamiento de Madrid apuesta
El Ayuntamiento de Madrid apuesta por informar sobre el “síndrome posaborto”, aunque la ciencia lo niega. (Imagen Composición Infobae)

El llamado “síndrome posaborto” se ha instalado en el centro del debate político y social en España tras la aprobación en el Ayuntamiento de Madrid de una propuesta liderada por Vox y respaldada por el Partido Popular (PP), que prevé informar a las mujeres que deseen abortar sobre los supuestos riesgos psicológicos derivados de dicha intervención.

Pese a la falta del aval científico, la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha salido públicamente en defensa de este concepto. El secretario general del organismo eclesiástico, Francisco García Magán, aseguró que “las iniciativas de la Iglesia con las mujeres que han abortado confirman que ciertamente eso existe”.

Esto se debe a que el obispo auxiliar de Toledo pudo afirmar la existencia del “síndrome postaborto” gracias a experiencias personales y pastorales: “Conozco un caso cercano donde hubo un aborto y esa madre lo pasó muy mal”.

El secretario general también aprovechó su intervención para reiterar la postura moral de la Iglesia, explicando que “el aborto es un atentado contra una vida humana que está en el seno materno”, recordando que el año pasado “se eliminaron más de 100.000 vidas humanas” mediante este método.

Vox asegura que el aborto provoca depresión, alcoholismo y cáncer

La iniciativa aprobada en el pleno madrileño contempla que la información sobre este supuesto síndrome se transmita “de manera verbal y escrita” y esté disponible de forma permanente en centros municipales como Madrid Salud, espacios de igualdad o servicios sociales.

Durante el debate en el Ayuntamiento, la concejala de Vox, Carla Toscano, llegó a enumerar una larga lista de consecuencias, entre las que se destacaban el consumo de alcohol y drogas, el suicidio, problemas psiquiátricos o cáncer.

“Puede provocar consumo de alcohol y drogas, pensamientos suicidas, aumento de cánceres en el aparato reproductor femenino, depresión, un profundo sentimiento de culpa, aislamiento, imágenes recurrentes, pesadillas, insomnio, alcoholismo, anorexia, bulimia, disfunciones sexuales, autolesiones, agresividad y una tasa de hospitalización por problemas psiquiátricos que duplica al de las mujeres que no han abortado”, anunció Toscano.

Almeida rectifica: antes sí, ahora no

No obstante, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, que defendió inicialmente la iniciativa con el argumento de que “la información nunca es un problema”, ahora sostiene que “el síndrome posaborto no es una categoría científica reconocida”.

Además, matizó que la información que se distribuya en los centros municipales no la determinará el partido de extrema derecha, sino “los profesionales del Ayuntamiento de Madrid”.

Desde el PP, la portavoz del Congreso, Ester Muñoz, respaldó la postura del Consistorio: “La información nunca es un problema y la izquierda, con la colaboración del Partido Popular, ha hecho desde hace años una propaganda salvaje del aborto”.

Por primera vez, el TC ha dictado una sentencia que obliga a la región de Murcia a indemnizar a una mujer que tuvo que ser trasladada a un centro privado de Madrid para interrumpir su embarazo

La ciencia responde: “El síndrome posaborto no existe”

Pero todo se enrosca más cuando la comunidad científica rechaza de manera unánime la existencia de este trastorno. Un informe de la Academia de Reales Colegios de Medicina del Reino Unido concluyó que “las tasas de problemas de salud mental en mujeres con un embarazo no deseado fueron las mismas tanto si abortaban como si daban a luz”.

No obstante, el mismo estudio precisa que el factor más determinante para desarrollar problemas psicológicos tras un aborto era haber tenido antecedentes previos, es decir, que no sea la primera vez.

Del mismo modo, en 2022, la Sociedad Americana de Psicología también lo corroboró con un artículo de la psicóloga Zara Abrams: “Más de 50 años de investigación internacional muestran que interrumpir el embarazo no está relacionado con problemas de salud mental, pero restringir el acceso seguro y legal al aborto sí causa daño”.

Por su parte, la ministra de Sanidad, Mónica García, cargó contra la medida insistiendo en que “no tiene un diagnóstico clínico”, y advirtió a PP y Vox de que “no se puede mentir y no se pueden instalar bulos en las mujeres que quieren ejercer un derecho”.