Así son los aviones militares rusos que sobrevuelan el espacio aéreo de Europa: Putin recupera cazas de la Guerra Fría

El MIG-31 ha sido visto en algunas de las incursiones sobre países de la OTAN

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MiG-31 Foxhound
MiG-31 Foxhound

Aviones rusos siguen asomando por los espacios aéreos de la OTAN. Ya son muchos los países europeos que han tomado medidas ante la presencia de aeronaves de Rusia sobre sus territorios. Dinamarca ha prohibido el uso de drones civiles y Polonia amenaza con los derribos si vuelve a ocurrir. Uno de los aviones que se está observando es un viejo conocido.

Se trata del MIG-31, conocido en la OTAN como Foxhound. Es un caza que comenzó su desarrollo a finales de los años sesenta, que inició sus vuelos en 1981 y que ahora, tras recibir varias mejoras y avances, vuelve a estar operativo para las Fuerzas Armadas de Vladimir Putin. Su apariencia ya adelanta que es una avión con historia y de gran impacto.

Este avión de combate va más allá de la función de un simple caza interceptor. Puede alcanzar velocidades próximas a los 3.000 kilómetros por hora y operar a altitudes de hasta 25.000 metros, un rango fuera del alcance de la mayoría de aeronaves. A pesar de acumular décadas funcionando siguen siendo muy competitivos.

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Características del MIG-31

Cuando surgió a finales de los ochenta, el MIG-31 fue un enorme adelanto por su capacidad de rastreo. Incorporó el sistema Zaslon, un radar muy avanzado y que, desde entonces, ha seguido acumulando mejoras y actualizaciones. El MiG-31 fue desarrollado para patrullar y proteger grandes extensiones del espacio aéreo soviético.

Entre sus funciones se encontraba la capacidad de localizar y neutralizar blancos estratégicos occidentales, incluidos bombarderos, misiles de crucero y aviones que vuelen tanto a gran altura como a baja altitud. Siempre han contado con una estructura resistente, su elevada velocidad, su amplio alcance operativo y la facultad de llevar a cabo misiones en cualquier condición climática.

El Foxhound está equipado para llevar misiles de largo alcance, incluyendo modelos avanzados desarrollados específicamente para interceptar blancos a gran distancia. Algunas versiones, como el MiG-31K, han sido adaptadas para lanzar misiles hipersónicos, lo que ha elevado su peligrosidad y lo ha convertido en una caza muy completo.

Aviones rusos en espacios aéreos de la OTAN

En las últimas semanas, se ha utilizado dos veces el artículo 4 del Tratado del Atlántico Norte, tras incidentes con supuestas incursiones rusas en los que Polonia y Estonia pidieron la medida. Cazas de Italia, Finlandia y Suecia interceptaron aviones rusos que no establecieron comunicación por radio, elevando la tensión entre OTAN y Rusia.

Los casos relacionados con drones han incrementado la incertidumbre. El 22 de septiembre, los aeropuertos de Copenhague y Oslo detuvieron sus operaciones cuando detectaron drones. En los días siguientes, se registraron sobrevuelos no autorizados en aeropuertos y bases militares de Dinamarca y Suecia. El último suceso similar ha sido el de Fuerteventura, donde tres aviones se han desviado por la presencia de drones no conocidos.

Aunque estos incidentes generan preocupación, muchos podrían tener causas ajenas a actividades hostiles, ya que cientos de vuelos no autorizados de drones suelen atribuirse a civiles y no a operaciones encubiertas. Si los drones suponen una alerta, la presencia de aviones es un salto más hacia un posible conflicto.