Los 26 de Juan Valentín, el sobrino más discreto y misterioso de Felipe VI y la reina Letizia: su pasado solidario y su presente en Londres

El primogénito de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin ha optado por una vida alejada de los focos

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La infanta Cristina junto a
La infanta Cristina junto a su hijo Juan Valentin Urdangarin en una imagen de archivo. (Chris Jackson/Reuters)

Discreto, independiente y alejado del foco mediático. Así se define la vida de Juan Valentín Urdangarin y Borbón, el primogénito de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, que a sus 26 años ha conseguido lo que parecía imposible para un nieto del rey Juan Carlos: construir una vida casi anónima, en la que su apellido pesa mucho menos que sus propios proyectos personales y profesionales.

Juan cumple 26 años este lunes 29 de septiembre, y ya ha quedado claro que su trayectoria ha estado marcada por la discreción desde el principio. Nacido en 1999 en Barcelona, creció en un entorno donde la atención mediática era inevitable debido a su familia. Con el paso de los años, y especialmente tras el ingreso en prisión de su padre, fue víctima de insultos y situaciones incómodas que aceleraron su decisión de abandonar la península y trasladarse junto a su familia primero a Ginebra y más tarde a Reino Unido. Esa huida del ruido mediático terminó siendo un acierto, ya que allí ha logrado forjar una rutina estable y muy alejada de la exposición pública.

Irene Urdangarin, junto a sus
Irene Urdangarin, junto a sus hermanos Pablo Nicolás y Juan Valentín, en una foto de archivo.

La formación internacional de Juan Valentín

En 2017 finalizó sus estudios en el prestigioso International School of Geneva (Ecolint), un centro con un marcado carácter internacional. Poco después, en 2018, comenzó la carrera de Relaciones Internacionales y Economía en la Universidad de Essex, donde se graduó con éxito.

Aquella etapa académica fue clave, no solo en lo formativo, sino también en lo personal. Fue en Inglaterra donde empezó a consolidar la independencia que tanto buscaba y donde fijó la base de su vida adulta.

Su primera experiencia profesional llegó en el ámbito de la sostenibilidad y el automovilismo eléctrico. Juan se incorporó a Extreme E, la compañía fundada por Alejandro Agag —yerno del expresidente José María Aznar— que organiza competiciones de coches eléctricos en entornos extremos con un marcado enfoque ecológico. Allí trabajó como asistente de producción en las categorías júnior, participando en eventos internacionales y sumando experiencia en logística y coordinación.

En esta organización ha asumido funciones de logística y coordinación de eventos, lo que le ha permitido recorrer distintas ciudades del mundo con motivo de cada gran premio. De hecho, hace un par de años la revista ¡Hola! publicó imágenes suyas repartiendo agua en un puesto de hospitality, un gesto que reflejaba su implicación pese a la discreción con la que siempre ha tratado de manejarse.

Juan Valentín en una imagen
Juan Valentín en una imagen de archivo. (Europa Press)

Su papel en Fórmula E ha evolucionado y está centrado en la distribución de vehículos eléctricos a comunidades desfavorecidas, un área en la que conecta directamente con sus inquietudes sociales y con el interés que ya había mostrado en experiencias previas de voluntariado.

Un perfil marcado por la solidaridad

La vocación social de Juan no es nueva. Antes de asentarse en Londres, dedicó un año sabático a colaborar en la Fundación de Kike Figaredo en Camboya, una experiencia que lo marcó profundamente y que reforzó su convicción de trabajar en ámbitos que generen un impacto positivo. Su empatía y su perfil reservado han sido siempre características señaladas por quienes lo conocen.

De hecho, estas cualidades se entienden mejor si se tiene en cuenta su infancia. A raíz de la condena de su padre, Juan sufrió episodios de acoso escolar en España, lo que llevó a sus padres a buscar para él un entorno distinto en Ginebra. Aquella etapa complicada terminó por forjar en él un carácter independiente, empático y alejado de los focos.

Juan Valentín, un <i>royal </i>español adaptado a la vida londinense

En el plano personal, Juan ha construido en Londres una vida normal y muy distinta a la que suele asociarse a un miembro de la familia real. Comparte piso con un amigo, tiene un grupo estable de amistades y disfruta de planes habituales entre jóvenes profesionales internacionales. Su día a día está marcado por la rutina laboral, viajes por motivos de trabajo y momentos de ocio lejos de las cámaras.

El árbol genealógico de la Familia Real española

Aunque en los últimos meses han surgido rumores sobre un supuesto regreso a España —e incluso sobre una posible estancia en Zarzuela junto a su abuela, la reina Sofía—, las informaciones más recientes de Vanitatis descartan ese escenario. Juan mantiene con la reina emérita una relación cercana y afectuosa, pero su proyecto vital está hoy plenamente asentado en Reino Unido.

A diferencia de su prima Victoria Federica, convertida en personaje habitual de la crónica social, Juan ha apostado sin titubeos por la discreción. Y lo cierto es que parece haber encontrado en Londres el lugar perfecto para seguir construyendo una vida en la que su apellido real apenas define quién es realmente.