España crecerá este año más que la UE, pero a menor ritmo debido a su modelo basado en el empleo y la demanda interna

Los principales riesgos a los que se enfrenta nuestra economía provienen de la incertidumbre global y la política comercial de Estados Unidos

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El ministro de Economía Carlos
El ministro de Economía Carlos Cuerpo y el presidente del Gobierno Pedro Sánchez. (Montaje Infobae con imágenes de Europa Press)

La economía española seguirá la senda alcista que la ha llevado en los los dos últimos años a ser la que más ha crecido de la Unión Europea. Seguirá creciendo, pero a menor ritmo, prevén los analistas. Cerró los dos primeros trimestres del año con una subida del Producto Interior Bruto (PIB) mayor de la esperada. Entre enero y marzo creció un 0,6% y entre abril y junio la remontada alcanzó el 0,7%.

Esta escalada ha llevado al Consejo de Ministros a elevar sus previsiones del PIB para 2025 hasta el 2,7%, una décima más, argumentando que la economía española muestra signos de fortaleza a medio y largo plazo. “Las perspectivas con respecto al crecimiento de 2025 han ido mejorando a lo largo de los últimos meses, como también ha pasado en los años anteriores”, señaló el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, para quien la subida del 2,7% es “prudente” respecto a cómo podría cerrar el año.

El Gobierno no ha sido el único que ha retocado al alza sus previsiones respecto al PIB. El Banco de España las ha subido dos décimas para este año, hasta el 2,6%. Asegura que los motores que seguirán impulsando la economía española son el dinamismo de la demanda interna, especialmente del consumo privado, y la inversión.

También dos décimas las han mejorado los analistas de la OCDE y de Funcas, ajustando sus previsiones del PIB al 2,6% para este año. Según comunicó el organismo internacional, España duplicará el avance del PIB de la eurozona, que sitúa en el 1,2%.

La economía española creció un 3,2% en 2024, cinco décimas más que en 2023, tras mantener en el último cuarto del año un avance del 0,8%, el mismo que registró en el segundo y tercer trimestre, según el avance de datos de Contabilidad Nacional publicado este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

El crecimiento se desacelera

Otros analistas son menos generosos con la evolución de la economía española y, aunque reconocen que seguirá creciendo, prevén que lo hará a una velocidad más lenta que hasta ahora. Este es el caso del equipo de análisis BFF Banking Group, que en su informe del tercer trimestre del año señalan que la economía española “entra en su fase de desaceleración, dejando poco margen de mejora en los principales indicadores fiscales y de deuda”.

Calculan que nuestro PIP cerrará este año con un crecimiento del 2,3%, tras experimentar una “senda de desaceleración estructural”, que prevén que continúe hasta finalizar 2026 en el 1,7%, lastrado por la incertidumbre geopolítica y la apreciación del euro. No obstante, señalan que “los flujos de inmigración y una mayor inversión en capital compensarían, en parte, la debilidad externa”.

Argumentan que aunque el consumo privado continúa siendo un motor clave de la economía española, apoyado por la inmigración y las condiciones de financiación favorables, y el mercado laboral sigue mostrando fortaleza, con más de 528.000 nuevos afiliados en el segundo trimestre de este año y un descenso de la tasa de paro al 11%, “la productividad por empleado se mantiene estancada, lo que pone de relieve debilidades estructurales en competitividad”.

Productividad limitada

En su informe reconocen que el modelo de crecimiento español “continúa siendo extensivo y depende más de la creación de empleo que de las ganancias de productividad”, lo que supone una baza en su contra. A su juicio, la dependencia de sectores de bajo valor agregado limita la productividad, lo que “aumenta los riesgos de sostenibilidad a mediano plazo”. Además, el aumento de los costos laborales y las limitaciones de la oferta refuerzan el riesgo de inflación estructural.

Todo ello conlleva a que “de cara al largo plazo, observamos una desaceleración gradual del crecimiento del PIB desde el 2,3% proyectado en 2025 hasta el 1,5% en 2029”, señalan desde BFF Banking Group.

Los riesgos para España

El informe advierte que los principales riesgos a los que tiene que enfrentarse la economía española este año y el próximo provienen de la incertidumbre global y la política comercial de Estados Unidos. Argumentan que la fragmentación política y los conflictos armados podrían prolongar la desaceleración del comercio mundial. Por lo que estiman que a largo plazo España experimentará una moderación de su crecimiento hasta situarse en el 1,5% en 2029, lo que “pone de manifiesto una trayectoria estructuralmente limitada. La apreciación del euro reduce la competitividad de las exportaciones y desalienta el turismo receptivo, lo que plantea riesgos para la diversificación de los ingresos”.

Otro lastre es la débil inversión de capital, lo que sigue siendo una “limitación importante” para el crecimiento de la productividad, a pesar de un reciente repunte de la inversión en equipo, apuntan los analistas. Consideran que otro handicap de la economía española es que sigue dependiendo en gran medida del crecimiento intensivo en mano de obra, con la productividad por trabajador estancada. Un modelo que “refuerza las vulnerabilidades en competitividad y resiliencia”.

Advierten de que el crecimiento de España se está desplazando hacia la demanda interna, con el consumo privado y la inversión participando más, mientras que el gasto público y el turismo contribuyen menos. Este reequilibrio crea tensiones: los sectores con menor intensidad laboral absorben menos trabajadores y el aumento de los costos laborales en las actividades de baja productividad amenaza la competitividad. Por lo que “gestionar esta transición es clave para mantener un crecimiento de la economía española equilibrado”, recoge el informe.