Pacientes de un centro oftalmológico piden la incapacidad de un médico que les ocasionó daños oculares: uno llegó a perder la vista

El facultativo, sancionado seis meses por el Consejo del Orden de Médicos en 2024, recurrió y continúa ejerciendo

Guardar
Un cirujano-oftalmólogo durante una operación
Un cirujano-oftalmólogo durante una operación ocular (AdobeStock)

Lo que comenzó como consultas médicas ordinarias se ha convertido en un calvario para tres personas que, tras pasar por el gabinete de un oftalmólogo marsellés, sufrieron daños irreparables en sus ojos. Algunos han perdido la visión por completo, otros arrastran secuelas que les han condicionado radicalmente la vida personal y profesional.

Los testimonios, recogidos por el diario francés La Provence, muestran la gravedad de los hechos. Danielle, de 56 años, perdió prácticamente la vista tras una intervención fallida y se vio obligada a someterse a siete operaciones para recuperar apenas un 6/10 en un ojo, lo que le permite hoy desenvolverse de forma muy limitada. Christophe, de 46, quedó ciego de manera instantánea tras una aplicación de láser cuando únicamente acudía a cambiar sus gafas. Elsa, comerciante, se enfrenta desde entonces a una bruma permanente que limita severamente su capacidad de vida nocturna.

Los afectados reclaman que el oftalmólogo sea declarado “inhabilitado para causar más daño” y advierten de que su actividad “tortura a la gente y destruye vidas”.

Vidas truncadas

El caso de Danielle es paradigmático del impacto personal que ha supuesto este episodio. Además de la visión, perdió su empleo como responsable de atención al cliente y su relación sentimental. Su pareja se fue cansada de una convivencia marcada por la dependencia absoluta: ya no podía conducir, se golpeaba con los muebles y era incapaz de realizar actividades cotidianas, como servirse un vaso de agua o practicar deportes en pareja, entre ellos la carrera y el buceo, que ambos disfrutaban cada semana.

Un oftalmólogo revisando la vista
Un oftalmólogo revisando la vista de una paciente (Europa Press)

Por su parte, Christophe, que entonces tenía 41 años, vio desaparecer de un día para otro una prometedora carrera profesional. Estaba a punto de firmar un contrato como director artístico de un importante grupo hotelero en Dubái, tras años trabajando como DJ. El procedimiento con láser le dejó sin visión de forma irreversible. Hoy sobrevive con una prestación por discapacidad y convive con crisis oculares que le obligan a permanecer en completa oscuridad durante horas, lo que imposibilita cualquier intento de reconversión laboral.

En el caso de Elsa, de 48 años en el momento de los hechos, la situación es también crítica. Su horizonte se ha transformado en una niebla continua que se intensifica con la falta de luz, provocando lo que ella describe como una “ceguera nocturna”. Una limitación que la incapacita para tareas básicas y ha arruinado su vida profesional como comerciante.

Una sanción insuficiente

El Consejo del Orden de Médicos francés impuso en 2024 una sanción de seis meses de suspensión al especialista. Sin embargo, el facultativo recurrió la decisión y, mientras se resuelve el proceso judicial, continúa ejerciendo en su consulta de Marsella.

Los pacientes denuncian que esta situación es “insostenible” y critican que, pese a la gravedad de las acusaciones y a los daños ya documentados, el médico siga recibiendo a nuevos pacientes. Han solicitado también la intervención de la Agencia Regional de Salud (ARS), pero hasta la fecha no han recibido respuesta.

El recurso pendiente ante la justicia mantiene en vilo tanto a las víctimas como a asociaciones de pacientes, que temen que nuevos casos puedan producirse mientras no se resuelva la situación.

La anécdota del oftalmólogo del Papa Francisco

Las personas afectadas insisten en que su objetivo no es solo lograr justicia por lo ocurrido, sino también proteger a otros ciudadanos que puedan verse expuestos a situaciones similares. “Es hora de detener a este doctor, que deje de arruinar vidas”, afirman.