
El sector de la automoción se encuentra en un momento de cambio acelerado y la visión de quienes trabajan cada día en contacto con los vehículos resulta clave para anticipar lo que viene. Kike Ferrer, propietario de Talleres Kike, reconocido durante tres años consecutivos como el mejor taller de España, lo tiene claro: la mecánica del futuro se parecerá poco a la que conocemos hoy.
Estas declaraciones forman parte de una entrevista realizada por el creador de contenido Adrián G. Martín, que cuenta con más de 62.000 suscriptores en YouTube y se ha especializado en mostrar la realidad de distintos negocios. Su última incursión en el mundo de los talleres ha puesto de relieve no solo la forma de trabajar de Ferrer, sino también sus opiniones sobre la evolución de la industria.
Un modelo low cost sin letra pequeña
La primera diferencia que destaca a Talleres Kike respecto a otros centros de reparación es su apuesta por el formato low cost. Una estrategia que, según Ferrer, se basa en precios transparentes y ajustados, sin trucos ni condiciones ocultas. El ejemplo más llamativo es el cambio de la correa de distribución por 325 euros, sea cual sea el modelo del vehículo. “Mi low cost no tiene letra pequeña. 325 euros cambiar una distribución. Me da igual el coche que me traigas”, recalca.
Para poder mantener esos precios, el taller ha diseñado un sistema de trabajo basado en la especialización y la eficiencia. Cada operario se centra en una tarea concreta, lo que permite agilizar los procesos y multiplicar la productividad. “Cada persona tiene su rol. Es un engranaje. Uno en un sitio, otro en otro… Hacen la cadena perfecta. El que hace distribución es capaz de hacer varias en un día. Tiene, digamos, masterizado el proceso”, explica Ferrer.
Más allá del ahorro, el mecánico defiende que su principal valor es la confianza. “Arreglar un coche es muy fácil. Lo difícil es hacer entender a la gente qué le pasa al coche y por qué le cobras lo que le cobras. Me gusta que confíen en mí y que vean que lo que les digo es la verdad. Aquí somos transparentes”, subraya.
El dominio de los coches asiáticos
En su conversación con Adrián G. Martín, Ferrer también se pronunció sobre la evolución de la industria. A su juicio, la calidad ha cambiado de manos en los últimos años. “Yo creo que el mercado asiático se ha comido ya al europeo, cuando antes era al revés. En términos de piezas y fiabilidad, los mejores coches ahora mismo son japoneses o coreanos. De hecho, los que menos entran en los talleres son asiáticos”, comenta.

No obstante, advierte de que no todos los fabricantes del continente ofrecen las mismas garantías. “Asiáticos entendidos por Japón y Corea. Los chinos están empezando a sacar coches, pero el problema es que no hay piezas. Eso complica muchísimo las reparaciones”, puntualiza.
Escepticismo ante el coche eléctrico
La electrificación del parque automovilístico es otro de los debates abiertos en el sector. Ferrer, lejos de sumarse al optimismo generalizado, muestra un notable escepticismo. “Creo que es un engañabobos. Los coches eléctricos triunfarían si existieran electrolineras capaces de cargar un vehículo en un minuto por dos euros. Si eso ocurriera, ya serían el presente. Pero no es el caso”, señala.
En su opinión, el problema no es tanto la tecnología de los coches como la ausencia de infraestructuras que hagan viable su uso en la vida cotidiana. Mientras tanto, los talleres siguen adaptándose a una convivencia en la que conviven motores de combustión, híbridos y eléctricos.
Mecánicos del futuro: de la grasa a la bata blanca
La reflexión más sorprendente de Ferrer llega cuando se refiere al futuro de la profesión. Su visión es que la figura del mecánico, tal y como se entiende hoy, está condenada a transformarse. “Dentro de 20 años los mecánicos irán de bata blanca. No se mancharán. Será como una tienda de Apple. No habrá grasa porque solo cambiarán componentes eléctricos”, pronostica.
Se trata de una imagen que rompe con la tradición de los talleres, asociados históricamente al olor a gasolina, las manos ennegrecidas y la reparación manual de piezas. En su lugar, Ferrer imagina un espacio aséptico, tecnológico y enfocado a sustituir módulos completos más que a reparar motores. “Pasarán muchos años. Nosotros ni lo veremos”, reconoce, consciente de que el cambio será progresivo.
Las declaraciones de Kike Ferrer reflejan el momento de transición que vive la automoción en España y en toda Europa. Entre la optimización de procesos en los talleres, el dominio creciente de los fabricantes asiáticos y la incertidumbre en torno al coche eléctrico, la profesión se prepara para mutar hacia un modelo donde la grasa dejará paso a los circuitos.
Un escenario de futuro que, como advierte el propio mecánico, exigirá a los profesionales tanta capacidad de adaptación como confianza generan hoy en sus clientes.
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