El dúplex de Joaquín Sabina en pleno centro de Madrid: 300 metros cuadrados, un estudio de grabación y una enorme biblioteca

El cantautor disfruta de su amada vida de barrio en La Latina y muy cerca del centro de Madrid

Guardar
Joaquín Sabina (IMAGEN DE ARCHIVO).
Joaquín Sabina (IMAGEN DE ARCHIVO).

Joaquín Sabina, el trovador de voz rota y metáforas eternas, ha pasado medio siglo escribiendo versos que forman parte de la memoria colectiva de España y Latinoamérica. Pero lejos de los escenarios, el jienense ha encontrado su propio rincón en pleno corazón de Madrid. Se trata de un dúplex de unos 300 metros cuadrados que funciona no solo como vivienda, sino como santuario creativo donde la literatura, la música y la bohemia se mezclan en cada rincón.

Situada en un edificio histórico del barrio de La Latina, la residencia de Sabina rompe con las tendencias actuales de interiores despejados y tonos neutros. Allí todo rebosa exceso y vitalidad. Desde el recibidor, con muebles de madera tallada y alfombras de vivos colores, hasta el salón principal, que está presidido por una inmensa biblioteca mural, el dúplex refleja la personalidad ecléctica del artista.

Cientos de libros, discos, recuerdos de viajes y objetos cargados de historia conviven con cuadros, lámparas de neón y alguna que otra figura religiosa. Un sillón de cuero marrón aparece rodeado de esta atmósfera barroca que remite a la mezcla de contrastes tan característica en la obra del propio cantautor.

El hogar no es solo un espacio de descanso. Sabina lo ha convertido en un lugar de trabajo e inspiración. En una de las plantas se encuentra su estudio de grabación, equipado con instrumentos, micrófonos y paneles acústicos, donde da forma a nuevas canciones. Muy cerca, una mesa de billar aporta un toque lúdico y bohemio que recuerda a las interminables reuniones con amigos y colegas del mundo artístico.

El dúplex fue diseñado por un arquitecto al que llegó gracias a la recomendación de Joan Manuel Serrat, su inseparable compañero de giras. Ese consejo fue decisivo para dar con un profesional que supo trasladar al espacio la esencia vital y creativa de Sabina. El resultado es una vivienda que funciona como prolongación de su universo interior.

Leiva y Joaquín Sabina en
Leiva y Joaquín Sabina en su casa en Madrid (INSTAGRAM/jimecoro).

El eco de la amistad con Serrat

La complicidad entre ambos cantautores queda plasmada en la historia de esta casa. Serrat entendió que su amigo necesitaba más que un simple piso urbano: requería un refugio cargado de inspiración y memoria. Gracias a su intervención, Sabina disfruta hoy de un hogar que es también un museo íntimo de su trayectoria. Allí conviven partituras con fotografías, discos de vinilo con cartas y recuerdos personales, todo en un ambiente cálido que mezcla lo cotidiano con lo artístico.

El vínculo de Sabina con Madrid es inseparable. Durante la Transición, se instaló en el barrio de La Latina, en la calle Tabernillas, junto a Lucía Correa, su primera esposa y musa de varias canciones. Esa dirección fue rebautizada por los vecinos como “Calle Melancolía” y hoy alberga un bar que rinde homenaje al músico.

Leiva y Joaquín Sabina en
Leiva y Joaquín Sabina en su casa en Madrid (INSTAGRAM/jimecoro).

Muy cerca, en la calle Cava Baja, se encontraba La Mandrágora, el local mítico donde compartió escenario con Javier Krahe y Alberto Pérez en los años ochenta. Aquellas noches dieron forma a una época dorada de la canción de autor en España. Más adelante, Malasaña se convirtió en otro de sus territorios habituales: cafés como Manuela o Comercial, salas como Taboo o bares como Los Diablos Azules forman parte del mapa sentimental de Sabina y de su círculo más cercano.

Y, aunque en sus canciones repita que quiere volver “al sur donde nací”, lo cierto es que Sabina ha echado raíces en la capital. Hoy reside con su esposa, Jimena Coronado, en este dúplex cercano a Tirso de Molina, donde se le ha visto en paseos discretos o asomado al balcón en los días de confinamiento. “Prefiero la vida de barrio a la de las urbanizaciones”, confesó en una entrevista, reafirmando que lo suyo es la cercanía y el contacto con la vida urbana auténtica.