El día más peligroso para conducir: estos son los efectos del horario de invierno

Un año más, en el próximo mes de octubre, durante la noche del sábado 25 al domingo 26 tendrá lugar el cambio de hora. Los relojes se retarasarán y a las tres serán entonces las dos. Los conductores ganan una hora de descanso pero este cambio horario también puede resultar peligroso.

La entrada del horario de invierno significa que de forma inmediata anochecerá una hora antes. Además, la aproximación al invierno hace que los días sean cada vez más cortos y las noches más largas, hasta que lleguemos al 21 de diciembre (el día más corto del año). A partir de ese momento, las noches se reducirán progresivamente y habrá más horas de luz. Esto es importante al ponerse al volante porque el 90% de la información que recibe el conductor llega a través de la vista y, ahora, se enfrenta a un escenario con condiciones adversas.

Para los que cogen el coche, esta época del año supone conducir más tiempo a oscuras, lo que conlleva más peligro. La Dirección General de Tráfico (DGT) cifra entre un 20% y 30% la reducción de la capacidad visual cuando se circula de noche, lo que causa alteraciones al percibir distancias y campos de visión. Además, la falta de luminosidad hace que las pupilas se dilaten, es decir, la persona sufre una ligera miopía nocturna y esto eleva el riesgo al volante.

El cambio de hora también provoca desajustes en las personas. Retrasar una hora el reloj produce cierto descontrol en el descanso que puede verse reflejado depués en la conducción. Se produce un mayor riesgo de sufrir somnolencia, fatiga y que por lo tanto aparezcan las distracciones. Estos efectos son realmente graves mientras se conduce porque ponen en riesgo la seguridad del individuo y a su vez la de los otros usuarios de la vía. Precisamente las distracciones causan más de un 30% de accidentes de tráfico en nuestro país. Por ello, es crucial estar más atentos que nunca cuando se esté al volante en los días posteriores al cambio de hora.

La DGT recuerda, asimismo, que el cambio de hora también puede afectar al estado de ánimo de los conductores, provocando nerviosismo, ansiedad o tristeza. A estos sentimientos hay que añadir las distracciones, el dolor de cabeza o la irritabilidad. Todo esto puede influir en la conducción.

En situaciones de poca visibilidad, una de las primeras medidas que debemos adoptar es reducir la velocidad. Gracias a ello ganaremos tiempo de reacción ante cualquier imprevisto en la carretera. De igual forma, debemos incrementar la distancia de seguridad respecto al vehículo de delante para disponer de más tiempo de reacción por si tenemos que frenar de forma repentina. La clave pasa por ser capaces de detener el automóvil dentro de la zona iluminada por nuestros faros.

Otras recomendaciones pasan por revisar las luces. Además de encenderlas, debemos realizar una revisión periódica de los faros con tal de comprobar que no haya ninguna luz fundida y que estos estén bien regulados y presenten un estado óptimo. Del mismo modo que hay que revisar el parabrisas y la luna, ya que el 90% de la información que necesitamos para conducir la percibimos a través del parabrisas.

El cambio de hora es un tema que lleva a debate la Unión Europea desde hace unos años, para mantener los cambios o proponer uno fijo. Más allá de estos debates, lo importante pasa por cumplir las recomendaciones y las medidas de seguridad en la carretera para efectuar una conducción segura.