Cinco errores que cometes al pasear a tu perro, según un educador canino: “El paseo es por y para tu mascota”

Estos hábitos favorecerán al animal

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Mujer paseando a su perro.
Mujer paseando a su perro. (Canva)

En España, los perros son una de las mascotas más queridas. Según los datos de la Federación Europea de la Industria de Alimentos para Animales de Compañía (FEDIAF), el 27% de los hogares españoles tienen al menos un perro.

Si tienes una de estas mascotas, sabrás que el paseo es, sin duda, uno de los momentos más importantes de su día. Por esta razón, es fundamental saber hacerlo correctamente.

Bajo esta premisa, una cuenta de Instagram especializada en el comportamiento canino ha dado algunas recomendaciones. Su nombre es Conecta con tu perro y cuenta con más de 15.000 seguidores gracias a este tipo de consejos.

Los errores que debes evitar

Durante los paseos diarios con el perro, es frecuente cometer errores que afectan tanto a su bienestar como a su comportamiento futuro. Uno de los fallos más habituales consiste en impedir que el animal olfatee el entorno, lo que limita su principal forma de explorar y comprender el mundo. “El paseo es por y para tu mascota”, afirman en el vídeo, lo que quiere decir que debes adaptarte a sus necesidades.

Permitir que el perro huela diversos lugares enriquece su paseo y favorece su equilibrio emocional. A través del olfato, el animal recoge información clave sobre otros perros y personas, identifica nuevos objetos y sigue rastros, lo que estimula su mente y satisface una necesidad básica de su especie. Negarle esta exploración puede incrementar su frustración e incluso originar estrés acumulado.

Otro error común es no dejar que observe lo que sucede a su alrededor. Los perros, cuando se detienen para observar, están reconociendo el entorno. Analizan movimientos, sonidos y posibles amenazas, lo que les permite tomar decisiones sobre cómo actuar ante cada situación. Respetar esas paradas contribuye a que el animal afiance su confianza y gestione mejor los nuevos estímulos.

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Un comportamiento que debes abandonar es el de llamar al perro constantemente y sin motivo justificado. Esto provoca que la llamada pierda valor como herramienta para llamar la atención. Si se usa el nombre del animal para señalar cualquier acción o decisión sin relevancia, el perro puede llegar a ignorar a su tutor incluso en contextos importantes.

En cuanto a tratar el paseo como un simple ejercicio para que el animal se canse, esta visión puede aumentar la ansiedad y la impulsividad. Centrar el recorrido en actividades intensas, como carreras rápidas o lanzamientos constantes de pelota, refuerza la idea de que la calle es un espacio exclusivo para liberar energía. Esto dificulta que el animal aprenda a autocontrolarse y a comportarse con serenidad ante diferentes estímulos urbanos.

Finalmente, los momentos de calma, muchas veces ausentes, permiten que el perro asimile mejor lo que experimenta en el exterior. Incorporar pausas donde pueda sentarse o tumbarse junto a su dueño, alejados del bullicio, enseña al animal que el paseo no consiste solo en moverse y explorar, sino también en aprender a relajarse en múltiples contextos. Esta rutina fortalece el vínculo y mejora la convivencia entre el animal y su dueño.