¿Por qué la deuda pública tiene a Francia en vilo y a España no? “La prima de riesgo es como el sarampión, se contagia muy fácilmente”

Diego Martínez López, investigador de Fedea y catedrático de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla, destaca las diferencias entre ambos países, pero alerta de los posibles riesgos

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Una manifestante sostiene una pancarta
Una manifestante sostiene una pancarta que dice "Nuestras vidas, sus beneficios". (Manon Cruz/Reuters)

La prima de riesgo francesa se ha disparado en septiembre como respuesta a una crisis política que ha dejado al país sin una mayoría estable y con muchas dudas respecto a su capacidad para reducir el déficit público. En pocas semanas, ha llegado a situarse entre los 80 y los 82 puntos básicos, mientras la rentabilidad del bono francés ha alcanzado el 3,5% en los días más tensos, según datos de Bloomberg.

Pero, ¿qué es exactamente la prima de riesgo? Se trata de la diferencia entre el interés que paga un gobierno por su deuda a diez años y el que paga el bono alemán a diez años, considerado este como el activo de referencia más seguro en la eurozona. Cuando esa diferencia sube, significa que los inversores piden más intereses por prestar dinero al país en cuestión, lo que deriva en un financiamiento más caro hoy y en mayor presión sobre el presupuesto público mañana.

El detonante político: la crisis francesa

El origen inmediato de la escalada ha sido político. El primer ministro François Bayrou presentó un paquete de ajuste por unos 44.000 millones de euros para atajar el déficit, pero fracasó en la votación de confianza y dimitió, lo que dejó al Ejecutivo en una situación de fragilidad y sin una mayoría clara en el Parlamento.

Esa inestabilidad colocó a los bonos franceses bajo presión y motivó la reacción de las agencias de calificación, como Fitch, que rebajó la nota soberana de Francia de AA- a A+, alegando la inestabilidad política y la creciente incertidumbre sobre su capacidad para reducir el déficit público.

Diego Martínez López, investigador de Fedea y catedrático de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla, lo sintetiza con crudeza: “Francia lleva cuatro o cinco gobiernos en el último año… no da la sensación de que haya nadie al mando de la economía francesa”. Esa ausencia de un liderazgo estable, añade, “ha penalizado a los mercados”: cuando no existe claridad sobre quién y cómo ejecutará las medidas, los inversores anticipan un mayor riesgo y exigen más rendimiento por la deuda.

Tres factores que explican la vulnerabilidad francesa

Además del factor político, existe una explicación económica que combina varios elementos que propician que la deuda gala sea más frágil, tal y como ha explicado el experto e investigador de Fedea.

Primero, un déficit persistente y elevado: Francia registra un déficit público muy superior al de la mayoría de socios europeos, es decir, gasta mucho más de lo que ingresa. En los últimos años, este déficit se ha mantenido muy alto, alcanzando el 5,8% del PIB en 2024. Esa trayectoria obliga al país a emitir más deuda para financiarse y lo hace más vulnerable a los cambios en los tipos de interés y al ánimo de los mercados.

En segundo lugar, una deuda pública elevada que se situó en 114% del PIB a principios de 2025, un nivel que reduce el margen de maniobra frente a shocks económicos.

Por último, un crecimiento débil y baja inflación: la economía francesa no termina de arrancar. El crecimiento es notablemente inferior al español en los últimos trimestres y la inflación francesa está muy contenida (por debajo del 1% en periodos recientes).

Lo que afecta directamente a la deuda pública de Francia, pues, en palabras de Diego Martínez López, es que “los precios, sin darnos cuenta, le comen terreno a la deuda en términos reales”: con poca inflación y poco crecimiento nominal, el denominador (PIB nominal) no crece lo suficiente para diluir la carga de la deuda.

Alcanza máximos de 1,668 billones, aunque el Ejecutivo espera que se reduzca para finales de año (Fuente: Europa Press).

Lo que distingue a España

España, por su parte, aunque comparte un nivel de deuda alto, ha experimentado una dinámica reciente más favorable. Según el catedrático de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla, se debe a tres razones.

La primera es que España tiene un crecimiento económico más fuerte. Martínez López subraya que “el PIB español está creciendo tres veces más que el de Francia”, lo que mejora los ingresos fiscales y reduce presiones de déficit.

La inflación es considerablemente más elevada: “En España tenemos una inflación que está cerca del 3%”, explica el experto; esa inflación modera el ratio deuda/PIB en términos nominales y ayuda a “comerse” parte de la deuda pública.

Y, finalmente, nuestro país espera lograr un superávit primario en 2025, que sería el primero en 18 años, es decir, que alcanzará un saldo positivo después de descontar el pago de intereses, algo que los mercados y agencias valoran considerablemente.

El investigador de Fedea lo resume así: “España va a entrar en superávit primario ya, en 2025. Francia está muy lejos”. Esa diferencia en la salud primaria de las cuentas es determinante para explicar por qué los inversores hoy tratan de manera distinta ambas deudas.

“Los problemas económicos se resuelven con soluciones políticas”

Más allá de los números puros, los mercados valoran la capacidad política para aplicar reformas y sostener planes fiscales. “Los problemas económicos se resuelven con soluciones políticas”, recuerda Diego Martínez, citando al exministro Enrique Fuentes Quintana.

La frecuencia de cambios de primer ministro y la fragmentación parlamentaria erosionan la percepción de credibilidad del programa fiscal de Francia. Esa falta de certidumbre es, en su opinión, tan importante como los ratios macroeconómicos. “Francia tiene un problema económico, pero no tiene un Gobierno, no tiene una política con la que hacer frente a ese problema económico”, remarca el experto.

Esa pérdida de credibilidad tiene un efecto multiplicador: la degradación de rating por parte de una agencia puede provocar salidas de ciertos fondos regulados y ventas forzadas, lo que a su vez empuja al alza las rentabilidades y la prima.

Riesgo de contagio a los países vecinos

Diego Martínez López lanza una advertencia clara: “La prima de riesgo es como el sarampión, se contagia muy fácilmente”. España no está lejos en términos de deuda: Francia se sitúa en el 114% del PIB, “pero España la tiene en el 100%”, recuerda el investigador. Por tanto, un repunte de la desconfianza en la eurozona podría ampliarse a otros países vecinos.

Para evitarlo, el experto propone dos medidas concretas: “Un cortafuegos para evitar el efecto contagio” y, en el plano político, que se aprueben unos “presupuestos sí o sí” para reducir la incertidumbre fiscal.