El caso de Marius Borg Høiby da un nuevo giro: la policía descubre su vínculo con el narcotráfico y un terrorista condenado

Marius Borg Høiby, hijo de la princesa Mette-Marit de Noruega, se encuentra una vez más en el foco mediático ante la proximidad de su juicio, previsto para febrero. En este contexto, continúan saliendo a la luz detalles sobre sus círculos sociales, especialmente aquellos que la policía noruega considera preocupantes por sus antecedentes y vínculos delictivos, según recoge Vanitatis.

Recientemente, la prensa local ha revelado que, según investigaciones policiales, el joven mantiene relación con un hombre de 49 años originario de Lørenskog, vinculado a varios delitos de gravedad. El individuo, cuyo nombre no ha sido revelado, ha sido condenado no solo por su implicación en delitos de narcotráfico, incluidas la adquisición y venta de drogas como cocaína, anfetaminas y hachís, sino también por su papel como líder de una banda criminal. Una fotografía publicada por el diario Dagbladet —donde el acompañante aparece pixelado y el hijo de la princesa realiza un gesto obsceno— sirve como prueba de la relación entre ambos. La imagen evidencia la cercanía entre Marius Borg y personas del entorno delictivo más allá de la simple coincidencia social.

El informe policial expone otro elemento que adiciona gravedad al caso: la reciente identificación de un grupo de WhatsApp donde participaba este individuo de 49 años y figuras públicas ligadas a actos de terrorismo. Dos de los integrantes del chat, Arfan Bhatti y Zaniar Matapour, han sido objeto de cobertura periodística a raíz del atentado perpetrado en Oslo durante un festival LGTBI en junio de 2022, donde fallecieron dos personas y varias decenas resultaron heridas. Bhatti, aunque presente en el grupo, sostiene que no tuvo relación con los hechos debido a su ubicación en Pakistán el día del ataque. Por otro lado, Zaniar Matapour fue condenado a 30 años de prisión, la máxima pena dictada por un tribunal noruego desde la reforma legal.

La vinculación de Marius Borg con este entorno es motivo de interrogatorio policial, en especial para el hombre de 49 años y su conexión con los condenados tanto por terrorismo como por narcotráfico. Los mensajes intercambiados en el grupo y las reuniones presenciales han sido materia de investigación, mientras la policía intenta deslindar responsabilidades ante la eventual existencia de algún lazo operativo entre los integrantes del chat y actividades ilícitas.

La Casa Real noruega, por su parte, ha optado por no emitir declaraciones sobre el tema, manteniendo su habitual postura de discreción respecto a los asuntos personales de sus miembros. En oportunidades anteriores, el entorno de los príncipes herederos se ha visto también afectado por acciones de terceras personas próximas a Marius Borg. Hace unos meses, la seguridad de la residencia oficial en Skaugum se vio comprometida tras una serie de robos atribuidos a personas incluidas en el entorno del joven.

El historial de relaciones controvertidas de Marius Borg no se limita al caso reciente. Durante el otoño pasado, varios medios noruegos informaron sobre los vínculos de Borg con individuos condenados por delitos graves, con los que compartió encuentros y fiestas. Los informes policiales y las evidencias gráficas subrayan la preocupación de las autoridades sobre el tipo de relaciones que el hijo de la princesa mantiene, aspecto que incluso su madre, Mette-Marit, ha reconocido en documentos oficiales.

Mientras tanto, el proceso judicial abierto seguirá avanzando hasta la fecha del juicio. El caso se suma a una serie de episodios en los que las amistades de Marius Borg han generado debate tanto en la opinión pública como en el seno de la familia real. En cada ocasión, la monarquía noruega permanece sin cambios, sin pronunciamientos ni aclaraciones públicas respecto a la conducta del joven o las investigaciones en curso.