Papel de aluminio en las plantas: beneficios y cómo hacerlo correctamente

Si eres un amante de las plantas, sabrás de sobra que estas requieren ciertos cuidados. Para ello, hay muchos trucos caseros que pueden ayudarte a mantenerlas sanas y bien atendidas.

Uno de estos es poner papel de aluminio a las macetas. Esto no solo le puede dar un toque estético y modernista a la decoración, sino que tiene numerosos efectos positivos que la mayoría de personas desconocen.

Según afirman numerosos expertos, el papel de aluminio en las macetas cumple varias funciones que pueden ayudar al desarrollo y protección de las plantas de interior o exterior. Una de sus ventajas principales es su capacidad para repeler plagas, como pueden ser las hormigas.

Estas plagas suelen subir por las macetas y afectar tanto las raíces como las hojas. Al colocar una barrera de aluminio alrededor del borde o la superficie de la maceta, se dificulta el acceso de estos insectos, lo que protege eficazmente la planta.

Otra función del papel aluminio es conservar la humedad del sustrato. Al cubrir parcialmente la tierra, la lámina de aluminio reduce la evaporación del agua, lo que permite que el sustrato permanezca húmedo por más tiempo. Este efecto es especialmente útil durante los meses de calor o en periodos donde no es posible regar la planta con frecuencia.

El aluminio también refleja la luz hacia las hojas. Esto es algo que favorece especialmente a aquellas personas que tengan plantas en espacios con poca iluminación natural, ya que la luz reflejada puede ayudar a que las plantas realicen una mejor fotosíntesis.

Por último, actúa también como barrera térmica. Al cubrir la superficie del sustrato, el aluminio ayuda a evitar que el calor excesivo llegue a las raíces, protegiéndolas de temperaturas extremas.

Este método es muy sencillo y requiere de poco tiempo, por lo que ni necesitas ser ningún tipo de especialista para hacerlo correctamente. Tan solo necesitas tener papel de aluminio y seguir los pasos.

Primero corta el papel de aluminio en tiras y colócalas en el borde de la maceta. Es importante que lo hagas sin que entre en contacto directo con la propia planta. También se puede cubrir de manera parcial la superficie del sustrato. Es recomendable no tapar toda la tierra, sino dejar espacios para permitir que circule el aire y que no haya una humedad excesiva.

Para aprovechar los restos de cocina, se puede reutilizar aluminio que hayas usado para otras cosas. Más allá de este truco, los especialistas en jardinería insisten en que la elección de la maceta sigue siendo clave para el bienestar de la planta. El recipiente debe superar en dos a cinco centímetros el tamaño de la planta, y contar con orificios de drenaje para evitar el exceso de agua.

En cuanto al material, las macetas de barro favorecen la transpiración en climas húmedos, mientras que las de plástico retienen la humedad y resultan útiles en ambientes más secos.