Cada vez es más difícil reparar los Airbus A380, el avión civil de dos pisos más grande del mundo: su revisión requiere 60.000 horas de trabajo

Esta aeronave está dotada de dos niveles de cabina completos. Su diseño involucró la colaboración de 1.500 empresas proveedoras y hasta cuatro millones de piezas

Guardar
Imágenes del interior de un
Imágenes del interior de un Airbus A380. (Airbus)

El panorama de la aviación comercial enfrenta un reto creciente: cada vez es más difícil mantener operativos los Airbus A380, el avión civil de dos pisos más grande del mundo. Tras casi dos décadas de servicio, este gigante ha comenzado a evidenciar las secuelas del paso del tiempo. Y es que todos envejecemos, hasta los aviones, y el reto operativo crece conforme los aviones acumulan años en servicio.

Las normativas internas de las aerolíneas requieren que cada A380 atraviese una revisión integral cada doce años, un proceso exhaustivo que implica el desarme, chequeo y eventual recambio de numerosos sistemas y piezas. Según declaraciones del departamento mecánico de Lufthansa, recogidas por Bloomberg, esta tarea obliga a invertir 60.000 horas de trabajo por avión, equivalentes a más de seis años laborales para un solo técnico trabajando a tiempo completo. En la práctica, este mantenimiento involucra a decenas de especialistas y equipos multidisciplinarios, agudizando la complejidad logística del proceso.

Así es de 2005, el año en el que el Airbus A380 entró en funcionamiento y se convirtió de inmedio en un símbolo de modernidad y capacidad al ser capaz de transportar a casi 500 pasajeros en un solo vuelo. Dotado de dos niveles de cabina completos, su diseño involucró la colaboración de 1.500 empresas proveedoras, responsables de fabricar el conjunto de sus cuatro millones de piezas. Esta hazaña industrial, celebrada en su momento como un paradigma de la ingeniería aeronáutica, ahora se revela como un desafío para el mantenimiento conforme el avión envejece y el entorno operativo se ha tornado más complejo.

Airbus A380. (REUTERS/Gonzalo Fuentes)
Airbus A380. (REUTERS/Gonzalo Fuentes)

La Agencia Europea de Seguridad Aérea (AESA) es el ente encargado de velar por la seguridad y aeronavegabilidad del sector en la región. Desde enero de 2020, AESA ha publicado 95 directivas de aeronavegabilidad dirigidas específicamente al A380. Se trata de instrucciones obligatorias que las aerolíneas deben cumplir para continuar operando estos aviones, abarcando inspecciones, modificaciones, reparaciones y reemplazo de componentes críticos. Esta cifra supera largamente las aproximadamente 40 directivas que ha sumado el Boeing 777 durante el mismo periodo, según datos publicados por Bloomberg. Para poner el dato en contexto, esta aeronave ha sufrido varios incidentes en los últimos meses, sin que ello haya generado una presión directiva comparable. Veamos algunos casos.

Fallos técnicos recientes

El impacto de estas exigencias se refleja en el día a día de los pasajeros. En los meses recientes, varias compañías han tenido que cancelar o demorar vuelos de A380 por fallos técnicos. Qantas Airways se vio obligada a retrasar uno de sus trayectos en Singapur el pasado 7 de mayo, debido a una avería en la bomba de combustible del avión. Una situación similar se produjo el 14 de julio, cuando nuevos inconvenientes técnicos en otro A380 de la misma aerolínea australiana dejaron a decenas de pasajeros varados. En el caso de British Airways, uno de sus A380 quedó fuera de servicio durante cerca de 100 días en Manila para atravesar un proceso de reparación mayor.

La justicia francesa absolvió el lunes a Airbus y Air France de homicidios involuntarios, aunque reconoció su responsabilidad civil en el accidente del vuelo Río-París en 2009, una sentencia que suscitó la "rabia" de los familiares de las 228 víctimas. (AFP)

El origen de las complicaciones no se reduce solo al desgaste natural. La pandemia de coronavirus tuvo un efecto disruptivo decisivo. Durante meses de 2020, las aerolíneas se vieron obligadas a almacenar sus aeronaves en hangares, donde los A380 permanecieron expuestos al calor y la humedad. Según informes técnicos citados por Bloomberg, esta situación generó fenómenos de grietas en el sellador y roturas en costuras de guías de emergencia, que multiplicaron la necesidad de revisiones y ajustes. AESA, como respuesta, ordenó inspecciones más periódicas e intensificó la vigilancia sobre estos aparatos.

Otro reto: el suministro de repuestos

El suministro de repuestos constituye otro foco de dificultad. Tras la pandemia, las cadenas globales de abastecimiento todavía no han recuperado la fluidez previa, lo que añade demoras a la llegada de componentes y prolonga el tiempo de inactividad de las aeronaves. A cada nuevo contratiempo técnico, los ingenieros deben coordinar la compra y traslado de piezas específicas, muchas veces fabricadas bajo pedido, encareciendo aún más la operación con cada ciclo de reparación.

A pesar del creciente peso logístico y económico, las aerolíneas muestran una sorprendente confianza en el futuro del modelo. British Airways ha confirmado la renovación de todos los interiores de su flota próximamente, subrayando su apuesta por este gigante del aire. Por su parte, Emirates ha comunicado su intención de continuar operando sus A380 hasta finales de la década de 2030. El compromiso de ambas compañías refleja la ausencia de un sucesor directo que iguale la capacidad y, para algunas rutas de alta densidad, la eficiencia del avión.

El futuro del Airbus A380 dependerá de la capacidad de la industria para sobrellevar los exigentes requisitos de mantenimiento, la mejora del suministro de componentes y la posible irrupción de una alternativa técnica capaz de asumir su rol. Por ahora, tanto aerolíneas como pasajeros deben convivir con las limitaciones de un aparato imponente cuyos desafíos mecánicos y de gestión crecen al ritmo de los años.