Una jubilada que vive con 150 euros al mes denuncia el impacto de los pisos turísticos en el precio de la vivienda: “No me alquilan por ser persona vulnerable”

Rafaela, pensionista de 67 años, asegura que tras pagar alquiler y gastos básicos apenas le queda dinero, mientras la falta de vivienda social y el miedo a la ocupación reducen las opciones habitacionales

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Las pensiones de jubilación en 2025 y su capacidad adquisitiva auguran un futuro sombrío para nuestros mayores.

La jubilación en España viene acompañada para muchos de una agobiante preocupación: la reducción de los ingresos al pasar a ser pensionista puede suponer dificultades para hacer frente a los gastos cotidianos, especialmente en materia de vivienda. La crisis que atraviesa el mercado inmobiliario encarece los precios del alquier hasta niveles casi inalcanzables para muchos ciudadanos de la tercera edad, como ha querido mostrar Sonsoles Ónega, la presentadora del programa Y Ahora Sonsoles de Antena 3, que ha entrevistrado a una de las afectadas por esta situación.

Rafaela, una jubilada de 67 años, explicó que, tras abonar el alquiler y el resto de gastos cada mes, su pensión de 700 euros se reduce hasta quedarse en unos 150 o 200 euros, con los que debe sobrevivir y sustentarse el resto del mes. Además, la mujer señaló , ante la sorpresa de la presentadora, que está situación se ve todavía más agravada por los costes adicionales derivados de una operación médica reciente. Las limitaciones de este presupuesto evidencian el desasosiego de muchos mayores, que se enfrentan a serios problemas financieros tras haber dedicado décadas de su vida al trabajo por la pérdida de poder adquisitivo tras la jubilación.

Una mujer jubilada, haciendo cuentas.
Una mujer jubilada, haciendo cuentas. (Freepik)

La propia Rafaela reconoció que, en esas condiciones, es imposible llegar a ahorrar para poder hacer frente a gastos imprevistos, corroborando las dificultades diarias para atender necesidades básicas como la alimentación o los servicios de telefonía. “Ese es otro problema. La comida, todo... Son muchos gastos, no podemos”, lamentó la pensionista, respondiendo a Ónega.

El alquiler turístico desplaza al residencial

Una de las claves del probelma, según lo relataron ambas interlocutoras, radica en el estado actual del mercado de vivienda y las complicaciones que plantea para aquellos con ingresos más reducidos que se encuentran en busca de una oportunidad habitacional asequible. Rafaela apunta a la proliferación de los pisos turísticos, que han encarecido y reducido la oferta de alquiler convencional, como causante parcial de la falta de alternativas residenciales para los locales.

El precio del alquiler de viviendas en España creció un 4,4% en tasa trimestral y se incrementó un 9,7% en junio en tasa interanual, marcando un nuevo máximo, hasta los 14,6 euros por metro cuadrado, según datos del portal inmobiliario Idealista (Fuente: Europa Press).

“El alquiler turístico ha destrozado el alquiler normal porque no sale a cuenta alquilarle a usted. No, es que es mucho mejor alquilar para el turista de turno”, denunció Ónega, recogiendo el testimonio de otros invitados al programa y sintetizando el sentir de muchos ciudadanos. Rafaela añadió: “Vivienda particular no sale al mercado. Y yo he estado casi dos años buscando y a mí no me alquilaban”, señalando que los propietarios prefieren los réditos inmediatos de los alquileres cortos dirigidos a visitantes. Otro obstáculo recurrente es la discriminación financiera hacia personas en situación de vulnerabilidad, incluso para quienes cuentan con una pensión estatal. Rafaela recordó cómo le requerían garantías adicionales “un seguro, un aval... muchísimos requisitos”, y pese a contar con ingresos periódicos “no me alquilaban por ser persona vulnerable”, una negativa que se reproduce en el caso de muchas personas mayores.

Miedo a la ocupación y falta de vivienda social

La pensionista, que aseguró haber visto como el alquiler se encarece “más que el doble”, afirmó que los propietarios particulares rehúsan poner sus pisos en alquiler a largo plazo, motivados por el temor a la ocupación ilegal, pese a que esta problematica solo afecta a un porcentaje muy reducido de arrendadores. “En Córdoba es que no hay. Los particulares no alquilan”, añadió. La situación se agrava ante la escasez de viviendas sociales. Rafaela contó que solicitó una y que, en el mejor de los casos, podría acceder “dentro de cinco años o más”.