El incendio de la Mezquita-Catedral de Córdoba fue accidental y lo provocó una máquina barredora eléctrica desenchufada

La Policía Científica confirma que el fuego del 8 de agosto se originó en un almacén y afectó solo al 1% del conjunto monumental

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El incendio declarado el viernes
El incendio declarado el viernes en el interior de la Mezquita-Catedral de Córdoba visto desde el exterior. (EFE/ Salas)

La Policía Científica ha confirmado que el incendio declarado el pasado 8 de agosto en la Mezquita-Catedral de Córdoba tuvo un origen accidental. Según el informe difundido este miércoles, el fuego se inició en una máquina barredora eléctrica que se encontraba almacenada en un cuarto del conjunto monumental. Dicho documento ya ha sido remitido por la Policía Nacional al Juzgado de Instrucción número 2 de Córdoba, que instruye la causa.

El informe descarta cualquier intencionalidad y despeja así las dudas generadas en torno a un siniestro que, por las dimensiones del patrimonio en riesgo, generó gran alarma social y trascendió incluso al ámbito internacional. “El fuego fue accidental”, recoge de manera tajante el dictamen de la Policía Científica, lo que supone un cierre preliminar a las hipótesis que se habían barajado en las semanas posteriores al suceso.

Daños concentrados en tres áreas específicas

En paralelo a la investigación judicial, los arquitectos conservadores del monumento han venido desarrollando durante las últimas semanas labores de emergencia para estabilizar las zonas afectadas. Gabriel Rebollo, uno de los responsables de conservación de la Mezquita-Catedral, explicó recientemente que estos trabajos se encuentran “ejecutados en más de un 90%” y que han permitido devolver la seguridad estructural al edificio.

El interior de la mezquita-catedral
El interior de la mezquita-catedral después del incendio que en la noche del viernes afectó al templo. (EFE/Salas)

Los daños se han concentrado en tres áreas principales: la cubierta de tres capillas y la del vestíbulo de la Puerta de San Nicolás. Según estimaciones de Rebollo, la superficie afectada “ronda los 80 metros cuadrados, lo que representa aproximadamente un uno por ciento del conjunto monumental de la Catedral”. El arquitecto subrayó que “el fuego se confinó en una zona muy pequeña; el verdadero riesgo era que pudiera haberse extendido”.

Algunas de las cubiertas se derrumbaron a causa del fuego, mientras que otras han quedado “inutilizadas”. No obstante, Rebollo destacó un hecho que evitó daños mucho mayores: “La suerte fue que las dos capillas más valiosas de la Mezquita-Catedral —la Capilla de San Nicolás y la del Espíritu Santo— cuentan con cubiertas de piedra que actuaron como barrera, soportando el peso de la estructura de madera que se cayó sobre ellas. Gracias a esto, ambas capillas han sufrido realmente muy pocos daños”.

La capilla que más perjuicios ha registrado es una tercera con una bóveda de crucería construida en cañizo, material sin capacidad estructural resistente. Esta circunstancia provocó su colapso durante el incendio, dejando la estancia “a cielo abierto”. Curiosamente, su retablo fue el menos afectado por las llamas y el humo, lo que ha sido valorado como un golpe de fortuna por los responsables de conservación.

Restauración y medidas de prevención

Además de los daños en cubiertas y bóvedas, el incendio ocasionó el ennegrecimiento de varias zonas del interior por la acción del humo. Una de las columnas permanece apuntalada como medida de precaución para evitar cualquier riesgo de colapso estructural. Estas intervenciones se enmarcan en una primera fase de trabajos de emergencia que precederá a un plan de restauración más amplio.

El Cabildo de la Catedral ha anunciado también la puesta en marcha de un sistema de nebulización en todo el conjunto monumental. Esta medida, según Rebollo, “actúa como medida anti fuego” y servirá para reducir notablemente el riesgo de que un siniestro similar pueda repetirse en el futuro.

Se trata de una de las obras más importantes de la cultura islámica no solo de España, sino del mundo entero

El incendio, pese a su violencia inicial, quedó contenido en una superficie limitada gracias a la rápida intervención de los servicios de emergencia y a las características constructivas de algunas partes del monumento. “El verdadero peligro era la posibilidad de propagación”, insistió Rebollo, que no ocultó que la situación pudo haber desembocado en consecuencias mucho más graves.