Como decía Coco Chanel, “una mujer que se corta el pelo está a punto de cambiar su vida”, y desde luego Kate Middleton se lo ha tomado al pie de la letra. La princesa de Gales ha decidido comenzar el curso por todo lo alto y afrontar una nueva etapa de su vida completamente renovada. La nuera de Carlos III ha vuelto de sus vacaciones en familia en Grecia con aires con la intención de cerrar una de las etapas más duras de su vida: su diagnóstico de cáncer. Y, por ello, ha reaparecido este jueves con un cambio de look que no ha dejado a nadie indiferente.
Tras casi dos meses alejados del ojo público, los príncipes de Gales han retomado esta mañana su agenda institucional. El primer destino elegido para volver al trabajo ha sido el Museo de Historia Natural de Londres, donde han acudido para conocer los últimos avances en conservación e investigación de la biodiversidad. El acto, de marcado carácter científico y educativo, ha terminado acaparando titulares por otro motivo: la nueva melena rubia de Kate Middleton.
La última vez que Guillermo y Kate habían participado en un acto oficial fue a finales de julio, antes de iniciar su tradicional estancia en Balmoral, la residencia escocesa donde cada verano se reúne la familia real británica. Allí fueron vistos de manera fugaz acudiendo a la misa dominical en Crathie Kirk, en compañía de sus tres hijos, George, Charlotte y Louis. Ahora, con la llegada de septiembre, la pareja ha regresado a sus compromisos tras unas vacaciones que también incluyeron días de descanso privado fuera del Reino Unido.
Este regreso no ha podido ser más simbólico: al aire libre y bajo una intensa lluvia londinense, Kate se acercó a los jardines del museo para saludar a un grupo de escolares. Junto a su marido, la pareja ha completado la visita institucional en la que también han participado el director del museo, Douglas Gurr, y la doctora Sandy Knapp.
Un rubio dorado que marca tendencia
Si bien la cita giraba en torno a la investigación medioambiental, las cámaras y las redes sociales se han centrado rápidamente en el radical cambio de imagen de la princesa de Gales. La tradicional melena castaña oscura que durante años ha acompañado a Kate ha dado paso a un rubio dorado con reflejos cálidos, que aporta luminosidad al rostro y suaviza sus facciones.
El nuevo color ha generado un aluvión de comentarios. Algunos lo interpretan como una renovación de estilo acorde con la llegada del otoño; otros lo ven como un gesto estratégico, un lenguaje visual con el que transmitir optimismo tras los meses marcados por la enfermedad de la princesa y su recuperación.
No es la primera vez que Kate experimenta con tonos más claros. A lo largo del último año se la había visto con reflejos miel y mechas caramelo, aunque nunca con un rubio tan evidente como el actual. En esta ocasión, además, ha optado por un peinado con ondas amplias y gran volumen, lo que acentuó aún más el cambio.
Como suele ocurrir con cualquier modificación en su imagen, la transformación ha generado debate inmediato en internet. Algunos usuarios celebran la decisión como un soplo de aire fresco, mientras otros se preguntaban si el exceso de volumen responde al uso de extensiones o postizos. Lo cierto es que Kate Middleton siempre ha sido referente de estilo y cada detalle de su estética termina marcando tendencia. De hecho, para completar su look, la princesa ha apostado por un conjunto sobrio y práctico: blazer de tweed en verde oscuro, camisa blanca, pantalones sastre y mocasines en punta, un atuendo que refuerza su imagen profesional y que equilibra la atención mediática que acaparó su cabello.
La familia real, entre mudanzas y colegios
Este regreso a la agenda oficial coincide con el inicio del curso escolar para los tres hijos de la pareja en el colegio Lambrook, en Berkshire. El mayor, el príncipe George, comienza su último año de primaria, un paso decisivo antes de elegir nuevo centro. Todo apunta a que podría seguir los pasos de su padre y matricularse en Eton College, el prestigioso internado cercano a su residencia.
En paralelo, la familia se prepara para un nuevo cambio doméstico. A finales de este año está previsto su traslado a Forest Lodge, en Windsor, considerado su “hogar definitivo”. No será la primera mudanza del matrimonio, que ya ha pasado por varios domicilios desde su boda en 2011, cada uno de ellos acompañado de costosas reformas que han suscitado cierta polémica en el país.
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