
Con la vuelta de las vacaciones, vuelven también las rutinas del hogar. Algo que se extiende hasta el jardín, donde el riego, la desparasitación, la poda, los trasplantes, el drenaje y la fertilización son actividades esenciales para el cuidado de cualquier planta. Sin embargo, en septiembre los expertos en el sector recomiendan evitar el corte de ciertas plantas, ya que se pone en riesgo su floración, salud y el suministro de alimento para la fauna.
Los especialistas señalan que el momento en que se realiza la poda determina si un jardín mantiene su vitalidad o pierde elementos esenciales para el equilibrio ecológico. Esta tarea se reconoce entre horticultores como una labor que fomenta la ventilación, reduce enfermedades y estimula el crecimiento de la vegetación. No obstante, aplicar esta práctica en el mes inadecuado puede comprometer el ciclo de las especies más sensibles.
El principal motivo se debe a que ciertas especies desarrollan sus capullos florales durante el otoño para la próxima temporada de crecimiento. De esta manera, al podarlas al comienzo de la estación se corre el riesgo de perder la floración del año siguiente. Pero, este error no afectaría solo al atractivo visual, sino a la salud general del ecosistema del jardín. Gracias a la indicación de varios expertos, se conocen 7 de las plantas que hay que vigilar en este periodo.
Las plantas que no se pueden podar en septiembre

Entre las primeras plantas que demandan precaución se encuentra el romero (Rosmarinus officinalis). Recolectarlo para usos culinarios en septiembre está permitido, siempre que la poda sea moderada. En este sentido Linda Vater, de Southern Living Plant Collection, ha explicado que “el mejor momento para podar el romero es a finales de la primavera o principios del verano, cuando está en pleno apogeo y puede producir una abundante floración”. No obstante, un corte severo fuera de esta ventana limita notablemente su crecimiento y floración en el siguiente ciclo.
Otra especie señalada es la flor de fleco china (Loropetalum), conocida por florecer en primavera sobre madera vieja. Igual que la anterior, cortarla en este mes reduce el número de flores para el año siguiente. La experta precisa, de este modo, que “el mejor momento para podar es en primavera, después de que las plantas hayan terminado de florecer”. Además, advierte que “podar en otoño también puede estimular la aparición de nuevos brotes tiernos, susceptibles al frío y las heladas”.
Por su parte, la Callicarpa americana presenta características diferenciadas: esta planta genera bayas desde fines del verano, esenciales para aves y otros animales silvestres durante otoño e invierno. Según Mary Phillips, jefa de estrategia y certificaciones de hábitat de plantas nativas en la Federación Nacional de Vida Silvestre (NWF, por sus siglas en inglés), la intervención al comienzo del otoño compromete la fuente principal de alimento para la fauna en épocas críticas. “El mejor momento para podar es durante la latencia, a finales de invierno o principios de primavera (antes de que broten los nuevos brotes)”, afirma Phillips en declaraciones a Martha Stewart.
Mientras, las hierbas nativas cumplen un doble rol ecológico: no solo mantienen su semilla en los tallos durante todo el invierno, sino que sus densos follajes brindan refugio y lugares de hibernación para insectos benéficos, aves y pequeños mamíferos. La recomendación de Phillips en este caso es dejar estas especies sin cortar para garantizar alimento y cobijo natural, y solo intervenir si se requiere controlar forma o tamaño.

Para el quinto ejemplar, los ásteres (Aster spp.), valorados por sus colores durante verano y otoño, su poda prematura elimina flores tardías de las que dependen las mariposas monarca en migración. “Su hojarasca y sus tallos huecos proporcionan refugio y lugares de anidación para las abejas nativas y otros insectos beneficiosos que hibernan”, puntualiza también Phillips. Así, proteger estas plantas resulta clave para preservar no solo su ciclo floral, sino la biodiversidad asociada.
Para las lilas, según lo expuesto por Tammy Sons, fundadora y directora ejecutiva de TN Nursery, la preocupación reside en que ya han desarrollado sus capullos primaverales durante septiembre. Como explicó la experta al medio estadounidense, “podar ahora significa que estos capullos se perderán y no habrá flores el próximo año”. Por ello, el recorte debe reservarse para el periodo posterior a la floración primaveral.
Finalmente, ciertas clase de hortensias, especialmente las de hoja ancha y hoja de roble, generan sus capullos durante otoño e invierno, lo que convierte septiembre en una fecha riesgosa para su corte. “Podarlas ahora dejará la planta desnuda el próximo año”, advierte Sons. En cambio, aquellas que florecen en madera nueva exigen investigación previa antes de aplicar cualquier intervención.
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