
Este lunes 1 de septiembre, la princesa Leonor ha comenzado su tercer y último año de formación militar, una etapa con la que pondrá fin a su paso por las academias del Ejército. Tras su paso por la Academia General Militar de Zaragoza y la Escuela Naval de Marín, ahora la heredera se enfrenta al que probablemente sea el curso más exigente: el de la Academia General del Aire y del Espacio de San Javier, en Murcia.
Eran exactamente las 12:00 horas cuando la princesa Leonor cruzaba la puerta de la Academia General del Aire de San Javier. No era un lugar desconocido para ella: en 2013, con apenas ocho años, ya había estado allí acompañada por sus padres —entonces Príncipes de Asturias— y la infanta Sofía, en el que fue su primer contacto con un acto castrense. Más de una década después, la heredera regresa, esta vez para quedarse y vivir desde dentro la disciplina militar.
La princesa lucía el uniforme reglamentario del Ejército del Aire: pantalón azul y chaqueta a juego, impecable y perfectamente ajustado, con un detalle que no pasa desapercibido: en el pecho, bordados en letras claras, sus apellidos “Borbón Ortiz”.

Leonor ha saludado a las autoridades quitándose uno de los guantes, tal y como marca el protocolo, y se ha despojado del gorro al entrar en el edificio, colocándolo cuidadosamente bajo el brazo. Tras dos cursos de formación, la princesa maneja con soltura todas las normas y gestos que exige la Academia. Ya en el interior, se reunió con el director de la AGA, el coronel Luis Felipe González Asenjo, firmó en el libro de honor y recorrió las instalaciones que serán su hogar durante los próximos diez meses.
El plan de estudios que tiene por delante es intenso, ya que condensa varios cursos en tan solo uno. El objetivo es que, en menos de 12 meses, Leonor pase de alférez alumna a teniente, siguiendo el calendario fijado en el real decreto que regula su formación. Nombrada oficialmente alférez por el Consejo de Ministros, la primogénita de los Reyes se incorpora directamente al cuarto curso, y al finalizar el año saldrá con el rango de teniente, igual que sus compañeros.

La princesa Leonor tendrá un año con ritmo exigente
La rutina no dará tregua: Leonor tendrá poco tiempo libre y deberá ajustarse a un programa muy completo. El Boletín Oficial del Estado ya lo adelantó en mayo: el curso incluye 60 créditos que forman parte del nuevo Máster Universitario en Ingeniería Militar Aeroespacial de la Universidad Politécnica de Cartagena. Esta institución es la encargada de dar validez académica a los estudios de los futuros oficiales del Ejército del Aire y del Espacio.
El curso se divide en dos cuatrimestres. Durante el primero, la princesa estudiará asignaturas como Formación Militar General, Técnicas de Mando y Formación para el Servicio, Logística, Psicología y, por supuesto, Formación Física Militar. En el segundo, el foco estará en competencias más técnicas y operativas: Ciencias Aeroespaciales, Ensayos en vuelo o formación con vehículos no tripulados.
Al mando de los nuevos Pilatus PC-21
Una de las grandes novedades de este año será la oportunidad de pilotar el moderno avión Pilatus PC-21, que sustituye al veterano C-101. Fabricado en Suiza, este modelo está considerado uno de los más avanzados del mundo y está pensado para entrenar a los pilotos de combate de 4ª y 5ª generación.

Con estas aeronaves, los alumnos pueden practicar vuelo en formación, combate aéreo simulado, navegación instrumental avanzada y operaciones tácticas. Además, su uso permite reducir las horas de entrenamiento en cazas de alto coste como los Eurofighter o F-18, lo que se traduce en ahorro económico y mayor vida útil para estos aparatos.
Como ya es tradición, unos días antes del ingreso de la princesa, la ministra de Defensa, Margarita Robles, visitó las instalaciones de San Javier para comprobar junto a los mandos que todo estuviera listo para el inicio del curso. Lo hizo también cuando Leonor comenzó en Zaragoza y Marín, un gesto que refleja la importancia de la presencia de la heredera en estas academias.
Sin trato de favor
Pese a su condición de futura reina, Leonor no contará con privilegios. Al igual que el resto de sus compañeros, compartirá pabellones, madrugará para pasar revista y cumplirá con el mismo calendario de clases y entrenamientos. La disciplina y la igualdad son la norma dentro de la academia.
De este modo, la princesa afronta el último tramo de un recorrido militar diseñado para prepararla de cara a sus futuras responsabilidades como jefa suprema de las Fuerzas Armadas. Un año intenso, cargado de formación, en el que la heredera dará sus últimos pasos como cadete antes de convertirse oficialmente en teniente.
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