
Las lluvias abundantes de la pasada primavera hicieron pensar a los bomberos que la vegetación estaría a salvo del estrés hídrico en verano, pero también propiciaron que creciera más de lo habitual y, cuando llegó el calor, esa masa seca hizo que el fuego se propagara con más fuerza que otros años. El resultado ha sido catastrófico y 2025 ya se ha convertido en el año con los incendios forestales más voraces del siglo XXI y de al menos las tres últimas décadas. Solo en este mes de agosto se han quemado más de 362.000 hectáreas en toda España, unas 415.000 en lo que va de año, según la estimación del Sistema de Información Europeo de Incendios Forestales (EFFIS), siendo Castilla y León y Galicia las autonomías más afectadas.
“Esto ha superado todos nuestros cálculos. Porque, al no haber tanto estrés hídrico en la vegetación, pensábamos que los incendios no iban a ser tan grandes, pero esto nos ha sorprendido a todos por el comportamiento y la virulencia de las llamas. Pensábamos que iba a ser un año normal y ha sido el peor en mucho tiempo”, explica a Infobae España Nacho, bombero forestal en el operativo de Castilla y León con más de 20 años de experiencia. Las altas temperaturas que dejó la ola de calor de agosto y las fuertes rachas de viento agravaron los incendios, y a ello se suma, según han denunciado tanto el cuerpo de bomberos como los sindicatos, “la ausencia de una gestión adecuada” por parte del Gobierno autonómico que lidera el popular Alfonso Fernández Mañueco, pues “la falta de limpieza, prevención y mantenimiento” en las zonas forestales ha facilitado la propagación y la voracidad de los fuegos.
“Hay factores como el clima que no podemos controlar, pero hay otros que sí y la Junta de Castilla y León no ha hecho nada [por evitarlo]. Apenas hay labores de prevención”, asevera este bombero forestal, que prefiere no desvelar su nombre completo y que en las últimas semanas ha trabajado en los incendios forestales de la provincia de León, donde se han quemado más de 107.000 hectáreas este verano. El descenso de las temperaturas en las últimas jornadas han aliviado la situación en Castilla y León, donde este domingo casi todos los incendios están controlados.

“Escasa profesionalización” de las cuadrillas
Otro de los problemas relevantes en la región, apunta, es la “escasa profesionalización de las cuadrillas”, lo cual influye en la forma de operar. Profesionales como Nacho, que cuenta con 22 años de experiencia y ha trabajado en distintas zonas y dispositivos, perciben claras diferencias en la capacidad de actuación entre diferentes cuadrillas y equipos, de forma que la presencia de brigadas bien formadas, numerosas y con continuidad en el trabajo “marca la diferencia durante una emergencia”.
“Se nota mucho la diferencia, por las decisiones que toma una determinada cuadrilla o director de extinción, que realmente no tienen una experiencia amplia como para poder enfrentarse a una situación complicada y eso es lo que ha ocurrido en estos últimos días. Se han visto superados, desbordados, y ha sido gracias a las Brigadas de Refuerzos de Incendios Forestales (BRIF) desplegadas en primera línea lo que ha evitado consecuencias más graves”, advierte. Por ello considera imprescindible aumentar el número de profesionales en las cuadrillas y fortalecer su formación.
De hecho, añade Nacho, como actualmente predominan las cuadrillas compuestas casi en su totalidad por personas con escasa experiencia, con apenas uno o dos miembros que suman varios años en el oficio, los profesionales más experimentados se ven obligados a “adaptarse al ritmo y a la dinámica de quienes tienen menos trayectoria”, lo que afecta negativamente la eficacia y coordinación durante las intervenciones.
“Lo ideal es que el personal con poca experiencia se sume a grupos estables y experimentados para que puedan aprender mejor. Pero nos encontramos con que es el veterano el que debe engranarse dentro del sistema de quienes han entrado nuevos y eso reduce la eficacia en el trabajo. El verdadero problema viene cuando la mayoría de las cuadrillas está compuesta por personas sin experiencia”, lamenta.

Empresas privadas sin especialización
En el caso de Castilla y León, un 20% de los bomberos forestales depende directamente del Gobierno autonómico, un 40% está contratado por la empresa pública Tragsa y el 40% restante trabaja para una empresa privada, como pueden ser Acciona, Eulen, Demontes u Hozono Global. De hecho, señala Nacho, la falta de especialización en gestión forestal de algunas compañías privadas también se traduce en deficiencias en la organización y en el desempeño de las cuadrillas durante los incendios, porque aunque llevan tiempo operando en el sector, “su origen y experiencia principal no están vinculados directamente” con la extinción del fuego.
Desde la Asociación de Trabajadores Forestales de Castilla y León también han denunciado carencias en el avituallamiento recibido durante los operativos de extinción, sobre todo en los primeros días de los incendios de este verano. Según explicaron, y así se pudo observar en imágenes distribuidas en redes sociales, los bocadillos recibidos “eran pequeños y poco variados” y el agua también era “escasa”, aunque el Gobierno autonómico negó que hubiera problemas.
Y es que a pesar de las críticas dirigidas a la gestión de la Junta, no solo expresadas por los bomberos, sino también por la oposición, sindicatos y numerosos vecinos que han presenciado con enorme impotencia cómo perdían sus casas y cultivos, el pasado viernes Mañueco defendió durante una comparecencia extraordinaria en el parlamento autonómico que el despliegue se ha producido “desde el primer momento y sin regatear ningún esfuerzo”. También insistió que las labores han estado condicionadas por un “cóctel perverso de altas temperaturas, sequedad extrema y fuertes vientos”, sumado a “la mano del hombre como origen en muchos casos”.
Fuegos aún activos
Tres semanas después que se iniciaran los primeros fuegos, la región ha amanecido este domingo sin grandes incendios, aquellos catalogados con el Índice de Gravedad (IGR) 2, si bien mantiene seis en nivel de gravedad 1 y otros dos activos, además de 17 en vías de ser extinguidos definitivamente, según la web del Inforcyl.
De acuerdo a esa información, el nivel de gravedad 1 se encuentra en los incendios de Fasgar, Barniedo de la Reina, La Baña y Colinas del Campo de Martín Moro, en León, además de en Cardaño de Arriba, en Palencia y Porto, en Zamora.
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