Luis Garvía, economista, crítico con los problemas de la vivienda entre los jóvenes: “Tener padres con patrimonio es la nueva ‘llave de entrada’ al mercado inmobiliario”

El experto relaciona el desplome en la tasa de propietarios menores de 40 años con los salarios estancados, los elevados precios y la falta de políticas efectivas que faciliten la compra de inmuebles

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Dos personas observan los anuncios
Dos personas observan los anuncios de viviendas en venta en una inmobiliaria (Montaje Infobae con imágenes de Tomàs Moyà / Europa Press y @lgarvia / Instagram)

El acceso a la vivienda se ha convertido en una cuestión que condiciona la vida de millones de jóvenes españoles. En este contexto, Luis Garvía, economista y profesor universitario, ha denunciado que “tener padres con patrimonio es la nueva ‘llave de entrada’ al mercado inmobiliario”, lo que evidencia que la vía clásica para adquirir una propiedad, basada en el esfuerzo laboral y la capacidad de ahorro, ha dejado paso a la herencia como el principal medio para acceder a una vivienda.

En un vídeo publicado en su cuenta de Instagram, Garvía destaca el cambio ocurrido en las condiciones de acceso a la vivienda: “El problema de la vivienda es un problema generacional. En los años ochenta, más o menos con cuatro, cinco años de sueldo, tenías para una vivienda. Ahora, si alguien quiere acceder a la vivienda, necesitas un patrimonio previo, que en la mayor parte de los casos de la gente que accede a la vivienda, les ha llegado vía herencia”, afirma el economista.

Según el análisis compartido en el vídeo, “la generación que sí pudo acceder a una vivienda tiene cada vez más riqueza, y ha acumulado un patrimonio. En cambio, la generación de jóvenes que no pueden acceder a la vivienda tienen una situación cada vez más precaria”.

Un privilegio que cambia de manos

La situación hace décadas era muy distinta. Garvía recuerda que “antes, comprar vivienda era accesible” gracias a salarios estables, hipotecas asequibles y menos precariedad laboral. El texto que acompaña a la publicación pone cifras a este cambio: “En los 80-90, un piso costaba 4 o 5 años de sueldo. Hoy, necesitas más de 10 años. Además, sin ayuda familiar, ahorrar para la entrada es casi imposible”.

El panorama para las nuevas generaciones es mucho más limitado, con precios disparados, sueldos que no crecen al mismo ritmo y un alquiler imposible de sostener

Lo que le costó comprar una casa en Madrid a la generación X y lo que pagan los ‘millennials’ o los Z: el precio de la vivienda crece hasta un 46% en una década.

Brecha generacional y desigualdad de oportunidades

Los datos aportados por Garvía confirman el impacto de este fenómeno. Según su análisis, el 81% de los nacidos entre 1945 y 1965 disponía de vivienda propia a los 42 años, porcentaje que baja al 67% entre los nacidos entre 1975 y 1985, y se desploma hasta apenas el 25% para la generación nacida entre 1985 y 1995.

Las razones del éxito en el acceso a la vivienda de las generaciones anteriores se explican, según el economista, por factores como “vivienda barata en los 70-90, hipotecas accesibles y revalorización brutal: pisos que costaban 50.000 euros ahora valen 300.000”.

Para los jóvenes actuales, la situación es diametralmente opuesta: “Más deuda (hipotecas tardías, préstamos estudiantiles), menos ingresos reales (sueldos que crecen menos que la inflación) y menor capacidad de ahorro (alquiler alto y precariedad)”, resumen las principales dificultades.

Demandas y propuestas de solución

En su análisis, Luis Garvía subraya que los intentos del Gobierno, como el incremento de ayudas para facilitar el acceso a la vivienda, están lejos de resolver el problema de fondo. “El salario mínimo o los bonos del Gobierno para acceder a una vivienda no solo no soluciona el problema, sino que lo empeora”, opina el economista, y añade: ”El problema es de oferta de vivienda. Faltan viviendas. Si nosotros hacemos que la demanda tenga cada vez más dinero, el precio de la vivienda va a seguir subiendo”.

Según Garvía, la solución real pasa por “crear más vivienda, facilitar el acceso a aquellos que realmente estén en una situación complicada y facilitar los trámites asociados con la construcción de vivienda". “No tiene ningún sentido que, para construir una vivienda, dediquemos más tiempo a la burocracia asociada con la construcción de tres a cuatro años, que a la propia construcción del inmueble”, afirma el economista.

Entre las medidas sugeridas por el experto figuran la promoción de más vivienda pública, menos trabas para construir y alquilar, además de incentivos para la compra de primera vivienda, como pasos necesarios para revertir lo que llama el nuevo “privilegio generacional”.