Un quinceañero muere atropellado cuando iba en bici por la ciclovía y sus padres hablan con el conductor: “Estábamos todos sobrecogidos, pero no le guardamos rencor”

Martin Pattaro, un adolescente italiano, murió debido al impacto fortuito con un Ford en un paso de peatones: “Habría bastado solo un segundo para salvar la vida de Martin”

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Martin Pattaro, un adolescente italiano,
Martin Pattaro, un adolescente italiano, murió debido al impacto fortuito con un Ford en un paso de peatones: “Habría bastado solo un segundo para salvar la vida de Martin” (Wikimedia Commons)

El estruendo de decenas de motores resonó en la plaza de Trebaseleghe (Italia) mientras globos negros y rojos ascendían al cielo, marcando el último adiós a Martin Pattaro, un adolescente de 15 años que perdió la vida de forma abrupta tras un accidente en un carril bici de Ostiglia. De acuerdo con el medio italiano Corriere Della Sera, la comunidad, profundamente afectada, se congregó en la iglesia local para despedir a un joven cuya energía y vitalidad dejaron una huella imborrable.

“Habría bastado solo un segundo para salvar la vida de Martin”

El accidente que costó la vida a Martin Pattaro ocurrió un martes, alrededor de las 17:00, cuando el joven, hijo único y residente en Trebaseleghe, circulaba en bicicleta por un carril bici de Ostiglia. Al llegar al paso de peatones al final del carril, realizó una rápida comprobación visual antes de incorporarse a la carretera, pero ese gesto no fue suficiente para evitar la colisión con un Ford conducido por un hombre de 31 años de Piombino Dese. El impacto fue tan fuerte que el parabrisas del vehículo se rompió, la bicicleta salió despedida a una cuneta y el cuerpo de Martin quedó tendido en la calzada. Los servicios de emergencia solo pudieron certificar su fallecimiento al llegar al lugar.

La investigación, a cargo de la policía local, determinó que el conductor del vehículo se encontraba sobrio, lúcido y no excedía los límites de velocidad. Los agentes descartaron cualquier imprudencia y calificaron el hecho como una fatalidad. Según su análisis, “habría bastado solo un segundo para salvar la vida de Martin: si su bici hubiera salido un solo instante antes del carril, el coche solo le habría rozado”.

La familia de Martin, lejos de buscar culpables, optó por un enfoque sereno y conciliador. Su madre, Fabrizia, expresó el estado de shock en el que se encontraban y relató que el joven recorría ese camino con frecuencia, lo que pudo haberle llevado a confiarse. Sobre el conductor, la familia decidió hablar personalmente con él en el lugar del accidente: “Nos pidió disculpas y explicó que no vio la bicicleta a tiempo. No quisimos recriminarle nada, sino, al contrario, decirle que, por desgracia, son cosas que pueden pasarle a cualquiera. Estábamos todos sobrecogidos, pero no le guardamos rencor. La vitalidad de nuestro hijo nos faltará para siempre. Era un chico siempre en movimiento, vivía activamente, haciéndose notar y ver por quienes le rodeaban. Ahora dejaremos pasar los días y esperaremos a que la policía termine la investigación. Luego, el viernes, le despediremos en la iglesia de Trebaseleghe, a las 15”.

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Casi mil asistentes para despedir a Martin

El funeral, celebrado en la iglesia de Trebaseleghe, reunió a cerca de mil personas. Durante la ceremonia, las palabras de quienes compartieron la vida de Martin reflejaron el impacto de su pérdida. Su novia, visiblemente emocionada, se dirigió al féretro con una despedida cargada de dolor: “Eres un ángel que no dejará de sonreír. Mi príncipe. No sé cómo ha podido suceder todo esto. Ya tuve que despedir a mi hermano Simone por lo mismo y ahora estoy escribiendo estas palabras también al amor de mi vida. Me habías prometido hijos y un coche tan potente que diera envidia a los pilotos de Fórmula 1. ¿Cómo hago sin ti a mi lado? Tú eras mi salvavidas y yo el tuyo”. La tía de Martin también compartió recuerdos de su infancia y adolescencia, evocando sus pasiones por el dibujo, el baile, las bicicletas y los motores, y subrayó el papel que jugó en la vida de su primo Brian y de toda la familia.

Los compañeros de clase y amigos de Martin recordaron su generosidad y su capacidad para anteponer a los demás: “Martin siempre pensaba en todos, a menudo poniéndose a sí mismo en segundo lugar. Perdónanos, Señor, si esta tragedia nos ha desorientado y ahora tenemos una pregunta: ¿Martin está de verdad allí contigo? Le vemos en bicicleta, vivaz, entre las nubes, en el arco iris, en la lluvia que estos días también ha surcado nuestras caras. Tenemos muchas preguntas y nos cuesta encontrar un sentido. A Dios pedimos que le acoja con amor, a ti, Martin, te esperaremos en el banco de siempre, y estamos seguros de que allí estarás”. El profesor de breakdance, disciplina que apasionaba al joven, destacó la energía que transmitía en cada clase: “Los ojos llenos de vida se veían en cuanto entrabas en la sala de baile. Bailar era tu manera de volar y la música te recorría por dentro, buscabas la libertad y el viento en la cara. Nos bastaba tu sonrisa grande y verdadera para llenar la sala. Hacías sentir bien a cualquiera. Fue fácil conocerte y será imposible olvidarte. Ha sido un honor conocerte”.

El homenaje final, encabezado por el padre de Martin, Alessandro, consistió en un desfile de coches cuyos motores rugieron en señal de despedida, mientras amigos y asistentes elevaban globos y un cartel resumía el sentir colectivo: “Adiós, Martin, enseña a los ángeles a bailar”. La investigación policial sigue en curso, mientras la comunidad de Loreggia y Trebaseleghe intenta asimilar la ausencia de un adolescente cuya presencia activa y carismática marcó a todos quienes le conocieron.