
Seguir el deporte en España se ha convertido en un quebradero de cabeza para el aficionado. No basta con contratar una sola plataforma: la fragmentación de los derechos obliga a sumar varias suscripciones si se quiere disfrutar de todas las competiciones. Y la factura final es elevada: en muchos casos, supera los 100 euros mensuales, una cifra que convierte al deporte televisado en un auténtico lujo.
El fútbol, el más caro
El fútbol sigue siendo el deporte rey y también el más caro de ver. La temporada 2025/2026 arranca con precios al alza en los dos grandes operadores, Movistar y Orange.
- Orange ofrece la opción más barata: desde 81 euros al mes por fibra y todo el fútbol, aunque exige permanencia de un año. En su paquete convergente “Love Fútbol Total”, la factura se dispara a 101 euros al mes.
- Movistar, por su parte, sitúa su tarifa mínima para ver todas las competiciones (LaLiga, Champions, Europa League, etc.) en 115 euros mensuales.
Es decir, seguir a tu equipo durante toda la temporada cuesta entre 972 y 1.380 euros al año, dependiendo de la operadora.
Baloncesto: tres plataformas
Ver las tres principales competiciones de baloncesto tampoco saldrá barato. Para acceder a todos los partidos de la Liga Endesa (ACB) hay que suscribirse a DAZN, desde 9,99 euros al mes. La Euroliga, la competición europea más prestigiosa, sigue en exclusiva en Movistar Plus+, a través del paquete Deportes Total (24 euros al mes, dentro de una tarifa miMovistar).
La NBA, por su parte, se reparte entre Prime Video, que ofrecerá 87 partidos de la temporada regular y los playoffs sin coste extra para los suscriptores de Amazon Prime (4,99 euros al mes), y el League Pass, que permite ver toda la competición por 109,99 euros al año con anuncios o 139,99 sin ellos.
El resultado es que un aficionado que quiera ver ACB, Euroliga y NBA debe combinar DAZN + Movistar + Prime Video/League Pass, con un gasto mensual cercano a los 40 euros, al que se añade el coste anual del pase completo de la NBA.
El tenis, fragmentado entre operadores
El tenis es otro ejemplo claro de fragmentación. Movistar Plus+ ofrece la cobertura más amplia -Grand Slams, Masters 1000, Copa Davis y ATP Finals- desde 9,99 euros al mes en su modalidad básica, aunque el acceso al paquete Deportes Total eleva el precio a 24 euros al mes (dentro de tarifas convergentes que rondan los 90 euros).
Otros torneos se reparten entre DAZN (desde 19,99 euros al mes), Eurosport Player (39,99 euros al año para ver Grand Slams como Roland Garros o el US Open), y Tennis TV, la plataforma oficial del circuito ATP, con precios que van de 16,99 euros al mes a 109,99 euros al año. El circuito femenino (WTA) cuenta con su propio canal, Tennis Channel, recién llegado a España.
En la práctica, para seguir tanto el circuito masculino como el femenino y los grandes torneos internacionales hay que contratar al menos dos o tres servicios diferentes, lo que multiplica la factura.
Motor: F1 y MotoGP, bajo el paraguas de DAZN
El motor tiene su propio espacio en la televisión de pago. DAZN mantiene los derechos en exclusiva tanto de la Fórmula 1 como de MotoGP en España. Para acceder a ellos, la suscripción cuesta desde 19,99 euros al mes (con permanencia de un año) o 29,99 euros al mes si se opta por la modalidad sin permanencia.
Esto significa que un aficionado al motor debe añadir al menos 240 euros anuales a su presupuesto si contrata el plan con permanencia, o hasta 360 euros si prefiere no atarse durante toda la temporada.
Un gasto total que supera los 170 euros al mes
Si se suma el coste de fútbol, baloncesto y tenis, la cifra se dispara. Un aficionado que quisiera tenerlo todo debería pagar:
- Entre 81 y 115 euros al mes por el fútbol
- Alrededor de 40 euros más por el baloncesto
- De 10 a 30 euros adicionales por el tenis
- Y al menos 20 euros más por el motor
La suma final supera fácilmente los 170 euros mensuales, más de 2.000 euros al año.
El deporte, un producto de lujo en la televisión
La atomización de derechos audiovisuales y la escalada de precios han convertido al deporte en España en un producto difícilmente accesible para la mayoría de los bolsillos. Mientras que en otros países se concentran competiciones en una o dos plataformas, en España los aficionados deben perseguir cada competición en un operador distinto.
El resultado es claro -y caro-: el deporte ya no es del pueblo, solo está disponible para quienes pueden pagar varias suscripciones al mismo tiempo. Que en un contexto de salarios estancados y precios al alza en la vida diaria, no es la mayoría de la población española.
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