Se detectan varios casos de sarna en Francia y los sanitarios estallan: “Nos preocupa”

Una clínica privada de Cabestany, en las afueras de Perpiñán, se ha convertido en el epicentro de un brote de sarna que ha encendido las alarmas entre el personal sanitario y sus familias. Desde mediados de julio, nueve trabajadores han resultado contagiados y cerca de 200 han sido identificados como posibles contactos de riesgo, lo que ha obligado a poner en marcha un protocolo sanitario de gran alcance.

Según relatan los propios sanitarios, todo comenzó con el ingreso de un paciente oncológico en la policlínica Médipôle. El hombre presentaba lesiones cutáneas que en un primer momento se atribuyeron a los efectos secundarios de los tratamientos recibidos. Tras ser intervenido y trasladado a cuidados continuos, el paciente falleció el 18 de julio. Pocos días después, se supo que su esposa, hospitalizada en otro centro, era portadora de sarna.

La noticia no tardó en tener consecuencias. A comienzos de agosto, dos enfermeras del área de cirugía comenzaron a notar pequeñas vesículas en brazos y antebrazos, acompañadas de picor intenso. Un médico de la clínica descartó inicialmente la enfermedad, alegando que la sarna suele iniciarse en pliegues como axilas, ingles o entre los dedos. Sin embargo, la persistencia de los síntomas llevó a las profesionales a consultar con sus médicos de cabecera, quienes confirmaron el diagnóstico.

En cuestión de días, los casos se multiplicaron. Hacia mediados de agosto, cerca de una decena de trabajadores habían dado positivo, lo que llevó a la dirección de la clínica a comunicar oficialmente la situación. Los correos electrónicos enviados desde recursos humanos identificaban como “caso contacto” a todo aquel que hubiera mantenido un contacto cutáneo prolongado con los afectados, estimado en 15 a 20 minutos, o que hubiera tenido contactos frecuentes en la rutina laboral.

Aunque la dirección del grupo Elsan, al que pertenece Médipôle, rebaja las cifras y asegura que los casos confirmados son nueve, los sindicatos y algunos empleados hablan de hasta 200 profesionales en vigilancia. “Estamos preocupados por nuestros pacientes, por nuestros compañeros y por nuestras familias. Ya hay colegas que han transmitido la sarna a sus hijos, a sus parejas e incluso a un bebé de 18 meses”, explicó una enfermera bajo anonimato.

La sarna humana, también llamada escabiosis, es una enfermedad cutánea provocada por un ácaro microscópico (el Sarcoptes scabiei) que penetra en la epidermis y deposita sus huevos. Su principal síntoma es el picor intenso, especialmente nocturno. Aunque no se trata de una enfermedad grave, sí es muy contagiosa y puede afectar a cualquier persona, sin importar edad, higiene o entorno social.

El contagio se produce por contacto físico directo y prolongado con una persona infectada, aunque un solo contacto puede ser suficiente. También se puede transmitir de manera indirecta a través de ropa, sábanas o muebles contaminados, por lo que las autoridades sanitarias insisten en la importancia de una desinfección exhaustiva.

Ante el brote en Cabestany, la dirección de Médipôle ha distribuido un tratamiento preventivo entre los empleados considerados en riesgo. El protocolo establece que todos los casos contacto deben medicarse de forma simultánea para evitar reinfecciones. Además, se recomienda lavar la ropa y el mobiliario textil a 60 grados o, en su defecto, aplicar productos desinfectantes adecuados.

“Pedimos que no se olviden de los sillones, los asientos de coche o los sofás, que son superficies de uso frecuente donde también puede sobrevivir el parásito”, subrayó la dirección del centro. Pese a la magnitud del operativo, el director territorial, Fabrice Derbias, aseguró que la actividad de la clínica no se ha visto alterada: “Nos hemos reorganizado para garantizar la atención médica, incluso en pleno periodo vacacional”.