Cancelan las vacaciones a una familia cuando ya estaba viajando y en plena ola de calor: “Mi mujer estaba llorando”

Las vacaciones de verano suelen ser el momento más esperado para miles de trabajadores que, tras meses de esfuerzo, planifican con detalle sus escapadas, actividades y días de descanso. Para muchos, representan no solo un respiro físico, sino también un refugio emocional: la oportunidad de pasar tiempo en familia, desconectar de la rutina laboral y recargar energías antes de volver al día a día. Sin embargo, por mucho que se preparen con antelación, nunca están del todo a salvo de que un imprevisto arruine los planes de la forma más inesperada.

Cuando Amine Djaousti partió desde Pamiers (Ariège, Francia) con su mujer y sus hijos, pensaba que la mágica semana de vacaciones que había reservado para desconectar del trabajo ya había comenzado. El profesor de 51 años llevaba casi una semana preparando todo: desde la reserva del alojamiento hasta organizar los desplazamientos. Había reservado una casa para cuatro personas (una opción económica por 600 euros) en la residencia Résidence du Lac de Monflanquin, en Lot-et-Garonne, mediante una plataforma online.

Sin embargo, apenas media hora después de iniciar el trayecto, recibió un mensaje de voz que heló su ilusión; el alojamiento no estaría disponible por un problema técnico. Mientras escuchaba el aviso, sintió cómo se desplomaban sus planes. “Mi mujer estaba en lágrimas”, confiesa Amine con una mezcla de impotencia y tristeza.

La familia, atrapada en plena ola de calor sin solución inmediata, canceló el viaje y volvió a casa. Intentó ponerse en contacto con la plataforma de reservas, donde pasó más de dos horas hablando en inglés con un sistema automatizado que alegaba desconocer la cancelación. Más tarde, otra compañía implicada en la gestión del alojamiento señaló que se había tratado de un caso de overbooking. “Al final, todo el mundo se pasa la pelota”, lamenta Amine.

Aunque finalmente le reembolsaron el importe de la reserva, considera que el daño va mucho más allá del dinero. “¿Y el coste del combustible, los peajes?”, se pregunta. Ahora está decidido a reclamar y, si hace falta, presentar una denuncia formal.

Este episodio ocurrió en un contexto especialmente hostil: Francia, en ese momento, atraviesa una ola de calor intensa, con temperaturas que superaban los 40 °C en varias regiones del suroeste. Para familias como la de Amine, estas condiciones agravan el impacto emocional y físico de un viaje truncado, que en su caso terminó con un regreso forzado a casa y la amarga sensación de haber sido desatendidos.

En redes sociales, Amine descubrió que no fue una experiencia aislada. Otros viajeros compartieron historias similares, reservas canceladas en el último minuto, plataformas y cadenas culpándose unas a otras y ninguna solución satisfactoria. “He perdido la confianza en estas plataformas”, concluyó con desazón.

Desde las empresas implicadas se limitan a señalar que la anulación fue gestionada desde una base de datos externa, sin explicar con claridad qué ocurrió. De momento, ninguna compañía ha ofrecido a la familia una compensación adicional o una disculpa directa.

La historia de Amine pone de manifiesto la vulnerabilidad a la que quedan expuestos los viajeros que dependen exclusivamente de plataformas online para organizar sus vacaciones. Ante estos episodios, recomiendan confirmar directamente con el alojamiento tras realizar la reserva, evitar en lo posible las contrataciones de última hora o durante temporadas de alta demanda, contar con seguros de viaje que cubran incidencias como cancelaciones inesperadas y preparar un plan alternativo para no quedarse sin opciones en caso de imprevistos.