
Los incendios forestales han convertido este agosto en uno de los más negros de las últimas décadas en España. Más de 340.000 hectáreas arrasadas, miles de vecinos desalojados, cuatro víctimas mortales confirmadas y decenas de focos activos que avanzan sin control en distintas comunidades. El humo tiñe el cielo de Ourense, las llamas devoran montes centenarios en León y las brigadas se multiplican en Extremadura para evitar que el fuego alcance núcleos urbanos. Pero en paralelo al desastre natural, se libra otra batalla: la política, igual de encendida, con reproches cruzados entre el Gobierno central y el Partido Popular.
Lo que comenzó como un intercambio de acusaciones aisladas se ha transformado en una guerra abierta. Y en esa guerra, cada gesto cuenta: una visita presidencial, una comparecencia ministerial, un tuit borrado o una declaración en la radio a primera hora de la mañana.
El Gobierno ha decidido combatir la crisis desatada por la gestión de los incendios forestales con un despliegue de ministros que no suele ser normal en pleno mes de agosto: Margarita Robles, María Jesús Montero, Óscar Puente, Óscar López y Fernando Grande-Marlaska y el propio Pedro Sánchez han comparecido ante la prensa en estos últimos días para defender el operativo de extinción de los fuegos que asolan la península.
Sánchez interrumpe sus vacaciones y pone sobre la mesa un pacto climático
El domingo, Pedro Sánchez apareció en Ourense y León acompañado del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Vestido con camisa remangada y gesto serio, recorrió uno de los centros de coordinación de emergencias y se reunió con responsables autonómicos y efectivos de extinción. Fue allí donde lanzó su mensaje más ambicioso: un pacto de Estado frente a la emergencia climática.
El anuncio no cayó bien en las filas del PP. La portavoz del PP en el Congreso, Ester Muñoz, respondió que ese pacto “no apaga las llamas ni devuelve lo perdido”. Para la popular, lo urgente no es una gran estrategia a futuro, sino medios inmediatos: más aviones, más brigadas, más recursos. Desde Castilla y León y Galicia, presidentes autonómicos de su partido reprocharon al Ejecutivo que los refuerzos lleguen tarde o sean insuficientes, y acusaron a Moncloa de buscar titulares más que soluciones.
El protagonismo polémico de Óscar Puente
En el ojo del huracán político se encuentra, una vez más, Óscar Puente. El ministro de Transportes, célebre por su estilo directo y combativo en redes sociales, se permitió ironizar sobre las vacaciones del presidente castellano y leonés, Alfonso Fernández Mañueco, en Cádiz mientras su comunidad ardía. Mañueco afirmaba en un tweet estar “centrado en los trabajos para la extinción de los incendios en León, Zamora, Ávila y Palencia”. “¿Centrado? Estás un poco al sur”, le respondió en un mensaje que pronto corrió como la pólvora.
El ministro también dirigió sus críticas al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, después de que este publicara en su cuenta de X que estaba “en permanente contacto con Mañueco para conocer la evolución de los incendios que afectan a Castilla y León”. Puente respondió con ironía, preguntándole: “¿Te ha contado [Mañueco] qué tal el tiempo en Cádiz? En CyL está calentita la cosa”. Poco después volvió a la carga con otro comentario en la misma red social: “Dile a Mañueco que las vacaciones están sobrevaloradas. Que se vuelva de Cádiz a CyL que se está quemando de arriba a abajo”.
Tras el cruce de mensajes, Alfonso Fernández Mañueco acusó el martes pasado a Óscar Puente de hacer una “utilización frívola” del sufrimiento provocado por los incendios. El presidente de la Junta defendió además la reacción “inmediata” del consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, después de que fuera cuestionado por acudir a un acto institucional en la Feria Internacional de Muestras de Asturias con motivo del Día de León, mientras la provincia ya ardía con gravedad.
Puente, lejos de rectificar, volvió a reafirmarse ante los medios: “Con el historial que tienen me llama la atención que se rasguen tanto las vestiduras (...). Si alguien cree que yo voy a dar un paso atrás en mi labor de reivindicar que los gobiernos del PP tengan responsabilidad, se equivocan (...). Voy a seguir actuando conforme a mi conciencia. En este caso, reclamando que un responsable político que estaba en Cádiz de vacaciones se acerque a tierra después de cuatro días de incendios, dé la cara y esté al frente del operativo”.
Un lunes de comparecencias en cascada
Este lunes 18 de agosto el Gobierno desplegó toda su artillería comunicativa. Como si se tratara de un gabinete de crisis paralelo, distintos ministros fueron apareciendo a lo largo de la jornada para ofrecer explicaciones, defender la actuación del Ejecutivo y responder a las críticas del Partido Popular.
La primera fue Margarita Robles. A primera hora de la mañana, en una entrevista en la Cadena SER, la ministra de Defensa lanzó un mensaje inequívoco en respuesta al líder de la oposición, quien exigía que el Gobierno desplegase más medios para luchar contra los fuegos: “Creo que decir esto es una ignorancia por parte de Feijóo. Desde el día 2 de agosto, todos los medios de la UME, que son los que pueden atacar directamente el fuego, están desplegados. Lo importante y lo esencial es atacar el fuego. Han estado y están desde el día 2”. Sus palabras, dirigidas veladamente al PP, buscaban desmontar el relato de que el Gobierno había retenido efectivos en plena crisis.
Ya entrada la jornada, la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, quiso reforzar el mensaje de que el Gobierno central está volcado en la crisis. Subrayó que “todos los medios disponibles del Estado se han puesto a disposición de las comunidades autónomas desde el minuto uno”, recordando que la presencia de Protección Civil se mantiene en “todos los puestos de mando operativos”.
Pero Montero no se limitó a remarcar la actuación del Ejecutivo. También lanzó un aviso sobre la necesidad de mirar más allá de la urgencia inmediata y apostar por la prevención. “Lo que no se hace durante el invierno no se puede hacer en verano”, advirtió, en alusión a la importancia de invertir en gestión forestal durante los meses fríos. Con esa afirmación, dejaba entrever que parte de la carga recae en las comunidades autónomas, responsables directas de estas competencias.
Además, la vicepresidenta aprovechó su comparecencia para afear al PP lo que calificó de actitud poco constructiva ante las emergencias. Según dijo, la estrategia de los populares es “permanentemente echar balones fuera” y buscar culpables en el Gobierno central en lugar de asumir responsabilidades en sus territorios. “Ese no es el camino”, insistió, ligando su crítica no solo a los incendios, sino también a la gestión de otras emergencias recientes, como la DANA que golpeó Valencia.
En paralelo, Montero advirtió del riesgo del negacionismo climático, al que señaló como un factor que “quita vida, mata a las personas y genera una ola de tragedia” como la que atraviesa ahora el país. “No es un problema del futuro, es del presente”, remachó.
Asimismo, el ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, Óscar López, ha defendido con firmeza la actuación del Gobierno central frente a los incendios forestales que afectan a varias comunidades autónomas. López ha enfatizado que “todos los recursos del Estado están movilizados”, incluyendo la Unidad Militar de Emergencias (UME), la Guardia Civil, la Policía Nacional y las brigadas de refuerzo. Ha subrayado que el Ejecutivo ha desplegado “todo lo que tiene” para combatir los incendios y ha criticado las “declaraciones irresponsables” de líderes del Partido Popular, como Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso, quienes han cuestionado la respuesta del Gobierno.
Además, López ha instado a los presidentes autonómicos del PP a centrarse en la “prioridad” de la situación: “apagar los incendios” y “salvar vidas”, en lugar de hacer oposición política. Ha señalado que algunos de estos dirigentes, como Díaz Ayuso, han eludido responsabilidades sobre las competencias autonómicas en emergencias, a pesar de recibir apoyo del Estado.
El despliegue de voces ministeriales no fue casual. En Moncloa saben que la opinión pública puede volverse tan implacable como las llamas si percibe inacción o descoordinación, un error que ya pasó factura durante la DANA del año pasado. Por eso, la estrategia ha sido clara: llenar la agenda política con mensajes de responsabilidad, eficacia y coordinación, intentando que no quede resquicio a la narrativa opositora de abandono o pasividad.
El PP, entre la crítica y la defensa autonómica
Desde la otra orilla, el Partido Popular se esfuerza en trasladar que las comunidades donde gobierna hacen todo lo posible, pero que el Estado no acompaña con la rapidez debida. Feijóo, con tono grave, aseguró que “los ciudadanos quieren eficacia, no pactos retóricos”. Mañueco se defendió de las acusaciones sobre sus vacaciones y señaló que estaba “en contacto permanente” con el operativo.
Los populares ven además en la ofensiva comunicativa del Gobierno un intento de desviar la atención sobre la realidad: que las competencias en materia de extinción recaen en las comunidades, pero que el Ejecutivo central es quien maneja los grandes medios aéreos y militares. “Si hay 340.000 hectáreas arrasadas, alguien debe dar explicaciones”, apuntan desde la dirección del PP.
Una tragedia con dos frentes
Mientras tanto, sobre el terreno, brigadistas, bomberos forestales, agentes medioambientales y militares siguen luchando contra un enemigo que se alimenta del calor extremo y de la sequía. En Ourense, los vecinos desalojados cuentan que salieron “con lo puesto”. En León, las llamas han cercado pueblos enteros. Y en Extremadura, las llamas han interrumpido incluso tramos del Camino de Santiago, dejando imágenes de peregrinos evacuados en autobuses.
El fuego avanza, y con él el enfrentamiento. En este verano abrasador, España se juega no solo sus bosques, sino también la confianza en que sus líderes sean capaces de estar a la altura de la emergencia.
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