Un inventor con 150 patentes internacionales se jubila en situación de precariedad por una mala última decisión: “Me quedan 900 euros para vivir”

Tiene 85 años, revolucionó el esquí y para las autoridades es rico, pero no es así. Todo se debe a una inversión fallida

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Ulo Gertsch y uno de
Ulo Gertsch y uno de sus inventos.

Ulo Gertsch, un inventor suizo nacido en 1939, ya anciano, es responsable de más de 150 patentes internacionales y de avances reconocidos mundialmente en el ámbito de los deportes de nieve. A pesar de sus logros y contribuciones, actualmente se encuentra en una situación económica precaria. Vive con una pensión mínima y sin acceso a las prestaciones complementarias del Estado suizo, según recoge el medio Blick.

A finales de la década de 1960, Gertsch ideó la considerada la primera fijación verdaderamente segura para esquiadores. Este invento supuso una innovación relevante en la seguridad y permitió la creación de decenas de empleos. A lo largo de su carrera, Gertsch se distinguió por la tenacidad y creatividad en el desarrollo de nuevas soluciones técnicas. En 2004, año en el que cumplió 65 años y alcanzó la edad de jubilación, presentó la primera máquina pisanieves del mundo movida por hidrógeno y libre de emisiones, lo que consolidó su reputación como pionero en la industria.

Tras su jubilación, lejos de apartarse de la actividad, fundó la empresa Inventra AG. Continuó aportando a la economía y al sistema social suizo, pagando impuestos y cotizaciones, y manteniendo su implicación en proyectos de innovación y desarrollo. Calcula Gertsch, en declaraciones a Blick, que solo después de la jubilación abonó más de 150.000 francos suizos (aproximadamente 154.000 euros) solo en impuestos.

Un instructor de esquí en
Un instructor de esquí en los Alpes suizos. (Reuters/Denis Balibouse)

Medio millón

En 2019, con 80 años cumplidos, Gertsch decidió realizar una inversión personal para garantizar el futuro de Inventra AG. La cuantía fue de 500.000 francos suizos (alrededor de 513.000 euros) con el objetivo de modernizar la empresa y encontrar sustitutos idóneos en el consejo de administración. El propósito era asegurar la continuidad de los proyectos e impulsar la producción en serie de nuevas ideas.

Sin embargo, la operación no se desarrolló de la forma esperada. Los nuevos dirigentes, elegidos por los más de 200 accionistas, no gestionaron correctamente la empresa. Según Gertsch, “arruinaron la empresa, destruyeron el trabajo de mi vida”. Como resultado de esa mala gestión, en 2024 Inventra AG se declaró en quiebra y la totalidad de la inversión personal de Gertsch, esos 500.000 francos (513.000 euros), se perdió.

En ese contexto, la economía doméstica de Gertsch quedó comprometida. Tras décadas de aportaciones como asalariado y empresario, Gertsch solo percibe la pensión básica del Seguro de Vejez y Sobrevivientes (AHV), que asciende a 2.500 francos suizos mensuales (unos 2.565 euros). Como ocurre con muchos jubilados suizos cuyos ingresos no alcanzan para cubrir las necesidades básicas, solicitó prestaciones complementarias.

Inicialmente, las autoridades le reconocieron un suplemento de 1.500 francos al mes (1.540 euros), elevando temporalmente sus ingresos hasta un total de 4.000 francos suizos (unos 4.100 euros). Sin embargo, la Caja de Compensación del Cantón de Berna (AKB) revisó su caso y detectó el movimiento de fondos que realizó Gertsch en 2019. Según la entidad, la ley suiza sobre prestaciones complementarias “no distingue entre el despilfarro deliberado de activos y un proyecto empresarial fallido”.

Noticias del día 18 de agosto del 2025.

Ni para un abogado

Esto significa que cualquier traspaso voluntario de patrimonio, aunque se deba a una inversión empresarial fallida, se interpreta como una “renuncia de bienes”, igual que si se hubiera donado o transferido el dinero de forma gratuita. En palabras de la AKB, “toda enajenación voluntaria de activos sin una compensación adecuada recibe el mismo trato, independientemente de la motivación”. Como resultado, desde la administración se considera que Gertsch posee todavía ese medio millón en su haber y que, por tanto, no necesita apoyo adicional.

Por esta decisión, el inventor perdió el derecho a los complementos y quedó únicamente con los 2.500 francos del AHV (2.565 euros). De ese ingreso debe hacer frente al pago del alquiler y del seguro médico obligatorio. Tras abonar estos conceptos esenciales, Gertsch explica: “Me quedan unos 900 francos para vivir” (aproximadamente 923 euros), cantidad insuficiente para un nivel de vida digno en Suiza.

Gertsch ha recurrido la decisión de la Caja de Compensación, pero reconoce sus limitaciones para ejercer una defensa eficaz ante la administración: “Ya no podía permitirme un abogado”, declara. A pesar de haber trabajado y cotizado hasta bien entrada la octava década de vida, no logra cubrir sus necesidades básicas por la interpretación legal que se realiza sobre su inversión fallida en 2019. Afirma: “Pensaban que tenía un buen filón en el bolsillo, pero en realidad me han puesto en una situación precaria”.