Así afecta un cambio de vivienda a los gatos: “Son especialmente sensibles”

Los gatos son animales muy susceptibles a los cambios, motivo por el cual debes seguir las indicaciones de los expertos

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Imagen de un gato durmiendo.
Imagen de un gato durmiendo. (Freepik)

Los gatos son una de las mascotas más habituales. En España hay más de 30 millones de animales domésticos, según datos de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía (ANFAAC). De esa cantidad, alrededor de 6 millones son gatos.

Cuidar bien de estos animales es algo esencial, por lo que debes de tener en cuenta todas las variables que, posiblemente, puedan afectarle. Una de ellas es el cambio de vivienda. Si tienes pensado mudarte, estas son las cosas que debes saber.

“Son especialmente sensibles”

Los gatos son animales territoriales, lo que quiere decir que tienen muy en cuenta el entorno en el que están. Su seguridad y bienestar emocional depende, en gran medida, de controlar el espacio en el que viven. En el caso de que te mudes, estos felinos perderán toda referencia visual, olfativa y auditiva. Esto puede generarles ansiedad, miedo e incluso problemas de comportamiento.

Muchos especialistas advierten de que “son especialmente sensibles”, pudiendo observar diferentes reacciones al cambiar de hogar. Estas, según la información de la web El Espectador, denotan señales clara de inseguridad.

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Uno de los efectos más visibles es la tendencia a esconderse durante los primeros días. El animal busca permanecer bajo muebles o en esquinas poco accesibles, comportamiento entendido como una forma de autoprotección frente a un entorno desconocido. Este fenómeno no solo se observa en animales de edad avanzada, sino también en gatos jóvenes.

En este periodo de ajuste, el contacto directo con las personas se reduce. El gato puede evitar la interacción con miembros del hogar y puede rechazar la presencia de otros animales, como han documentado estudios del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Esta distancia responde al instinto felino de evaluar el medio antes de reanudar sus rutinas habituales.

La disminución del apetito representa otra consecuencia frecuente. Si observas que tu gato come menos, es normal durante los primeros días de adaptación. Los maullidos persistentes, principalmente durante la noche, constituyen una manifestación de ansiedad. Esta actitud puede prolongarse durante días o, incluso, semanas.

También hay que destacar que el olor es el principal recurso de un gato para identificar su entorno. En la vivienda anterior, todos los espacios contenían su propio aroma, así como el de quienes compartían el hogar. En el nuevo domicilio, el predominio de otros olores señala al animal que no se encuentra en territorio familiar.

Algunos veterinarios advierten que la intensidad y la duración de estos síntomas varían en función del temperamento del animal y de las experiencias previas con cambios de entorno. Uno de los consejos para que se adapte mejor es que se introduzcan de manera progresiva. Mantener objetos a los que tienen aprecio como mantas, rascadores y juguetes puede ayudar en el proceso de adaptación.

Aunque estas conductas suelen desaparecer en pocos días, su cronificación puede requerir intervención profesional. Rastrear señales de estrés sostenido, como anorexia prolongada o agresividad, resulta clave para asegurar la salud y el bienestar del animal tras la mudanza.