
Durante los meses de verano, los robos en viviendas registran un repunte en España. Según los datos, el número de estos delitos crece en torno a un 4,5% en junio, julio y agosto. El aumento coincide con las vacaciones estivales, cuando muchas viviendas quedan vacías y se convierten en un objetivo más accesible para los delincuentes. Según el Ministerio del Interior, cada día se producen cerca de 250 robos con fuerza en domicilios de todo el país.
Estas cifras confirman la relevancia de contar con mecanismos efectivos de protección patrimonial. La plataforma Idealista señala que la prevención es clave, pero la contratación de un seguro específico es el principal recurso para afrontar las consecuencias de un asalto domiciliario y minimizar el impacto económico y emocional.
Qué cubre realmente el seguro de hogar si sufres un robo
Antes de contratar una póliza, los especialistas insisten en entender las diferencias entre robo y hurto, ya que para las aseguradoras ambos delitos no son equivalentes. El seguro de hogar suele cubrir el robo, que implica el uso de la fuerza o violencia para acceder a una propiedad, como forzar la cerradura o fracturar una ventana, o incluso la intimidación a los ocupantes de la vivienda. El hurto, en cambio, se refiere a la sustracción de objetos sin violencia ni signos de fuerza. Por ejemplo, si la puerta queda sin cerrar y un extraño entra a sustraer pertenencias, se considera hurto. Las pólizas suelen ser mucho más restrictivas con el hurto. Muchas ni siquiera lo incluyen en sus coberturas, y quienes lo contemplan aplican límites muy inferiores respecto al robo.
En los casos de robo, la cobertura habitual suele alcanzar el valor total de los objetos sustraídos, siempre dentro de los límites establecidos en la póliza concretada. Además, el seguro puede cubrir los daños derivados de la intrusión, como puertas forzadas, cerraduras dañadas o cristales rotos. Las condiciones generales determinan qué bienes y qué desperfectos quedan amparados.
La indemnización contemplada depende de la cuantía del daño y del tipo de objeto. Así, ciertos bienes de valor, como joyas, dinero en efectivo, equipos electrónicos o herramientas profesionales, requieren en muchos casos una declaración explícita y la presentación de documentación que acredite la propiedad, como facturas, fotografías o tasaciones.
Las pólizas de seguro de hogar suelen dividirse entre contenido y continente. El contenido protege muebles, electrodomésticos y objetos personales; el continente cubre la estructura física del inmueble. Cada modalidad presenta límites y condiciones particulares. A través de garantías complementarias, algunas pólizas pueden incluir supuestos menos habituales, como la ocupación ilegal o actos vandálicos asociados al robo.
Robos fuera de la vivienda y condiciones para la cobertura
El robo de pertenencias personales fuera del domicilio se encuentra contemplado en algunas pólizas, siempre que exista violencia o intimidación directa sobre el asegurado. Bienes como bolsos, teléfonos móviles, relojes y ordenadores pueden estar amparados si el hurto ocurre en la vía pública o en el portal del edificio, pero cada aseguradora determina en el contrato el alcance y las excepciones aplicables.
Existen limitaciones explícitas que pueden dejar fuera de cobertura determinados supuestos, como la sustracción de objetos de valor depositados fuera de cajas fuertes cuando la póliza así lo exige, la desactivación del sistema de alarma (si es un requisito contractual) o bienes localizados en terrazas, patios o trasteros sin el nivel adecuado de refuerzo para la seguridad.
Además, muchas compañías introducen franquicias o topes de indemnización por categorías de bienes. Por esa razón, los expertos recomiendan analizar en profundidad el contrato, asegurarse de que la suma cubierta es acorde al valor real de los objetos y no infravalorar las coberturas necesarias.
Implementar medidas de seguridad adicionales puede ser determinante. La instalación de puertas y ventanas acorazadas, cámaras de vigilancia o alarmas reforzadas no solo contribuye a reducir el riesgo, sino que algunas compañías aseguradoras aplican reducciones en la prima anual si el sistema de protección es superior al estándar.
El precio de un seguro de hogar con cobertura antirrobos varía según la compañía, las cláusulas incluidas y la localización de la vivienda. Una póliza básica puede contratarse a partir de 100 euros al año, mientras que las de cobertura más amplia pueden rondar los 300 euros anuales. Además, la personalización de la póliza permite a los usuarios adaptar la protección a sus necesidades reales y a las características del inmueble. El mercado ofrece productos flexibles capaces de ajustarse tanto al perfil de la vivienda como al valor de los bienes a proteger.
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