
En la cocina, los trapos y las bayetas cogen de todo a diario: grasa, restos de comida, humedad y productos químicas, un cúmulo de de sustancias que acaba convirtiéndose en una suciedad profunda que resulta difícil de eliminar. Si no se lavan a menudo, son una fuente de contaminación que afectará a todo lo que hay en la cocina.
Los utensilios de limpieza acumulan “miles de millones de bacterias”
No solo los trapos, también los estropajos acumulan bacterias en cantidades sorprendentes. Matteo Bassetti, responsable del departamento de Infectología del hospital San Martino de Génova, asegura que dentro de un estropajo usado es posible encontrar “Moraxella y Serratia, dos bacterias que también son responsables de ese olor desagradable”. Según el especialista, un estropajo puede contener “miles de millones de bacterias”, una concentración que solo se compara con la encontrada en las heces.
Si así es con un estropajo, en un paño será más o menos igual: incluso aunque parezcan estar en buen estado a simple vista, es importante lavar y sustituirlos de vez en cuando. Además de que, por mucho que se lave a menudo, llega un punto en el que ya no se debe seguir reciclando un paño. De cualquier manera: una limpieza regular ayudará a que duren más tiempo y a que uno no se vea comprando trapos nuevos cada dos semanas. La clave está en una rutina sencilla y en aprovechar algunos productos básicos a los que se les puede sacar mucho partido.

El truco de una experta para dejar los paños como nuevos
Alicia Martínez, experta en limpieza conocida en redes como @alydecohome, explica su método para dejar los trapos y bayetas como el primer día. El proceso comienza con una mezcla casera muy sencilla: se añade agua a una olla junto a tres cucharadas de bicarbonato de sodio y una de jabón. Después hay que sumergir los trapos en este líquido y poner la olla a hervir durante unos quince minutos.
Pasado ese tiempo, se escurre el agua y las bayetas se meten directamente a la lavadora. El programa de lavado debe alcanzar una temperatura mínima de 40 grados Celsius, y para reforzar la limpieza, se recomienda usar una mezcla de detergente y percarbonato, un producto que actúa como blanqueador y desinfectante y que, a pesar de ser un buen sustituto de la lejía por su efecto de blanqueamiento, la mezcla de ambas provoca una reacción química peligrosa, por lo que nunca deben utilizarse en conjunto. Tampoco debe mezclarse con amoníaco ni con ácidos como el vinagre o el limón.
El método funciona por la combinación de ingredientes. El jabón y el detergente limpian la grasa y las manchas más difíciles, el bicarbonato elimina los olores y ayuda a desincrustar la suciedad, mientras el percarbonato blanquea y desinfecta. Así, los trapos y bayetas pierden los malos olores y quedan listos para seguir dando uso en la cocina, sin convertirse en un problema para la salud. Así de fácil: con un lavado frecuente usando este sistema, los trapos duran más tiempo y no hacen falta recambios cada semana. Se trata solo de prestarles un poco de atención y aplicar este truco sencillo para conseguir que estén limpios y sin olores raros. Así se evita que todo el esfuerzo de limpiar la cocina quede en nada por culpa de un simple trapo descuidado.
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