
En las calles y carreteras de toda España, los badenes se han convertido en una imagen común, instalados como una medida para controlar la velocidad del tráfico y reforzar la seguridad vial en zonas urbanas y travesías. Sin embargo, muchos conductores desconocen los riesgos que puede suponer atravesar estos elementos sin la precaución adecuada.
Una conducción brusca sobre los badenes puede provocar daños en la suspensión, el motor e incluso en la carrocería del vehículo, provocando visitas no deseadas al taller. El mecánico Juan José, conocido en redes sociales a través de la cuenta de @TalleresBenezer, ha compartido una serie de recomendaciones para evitar contratiempos y prolongar la vida útil del automóvil.
El consejo del mecánico
El consejo principal que destaca Juan José es sencillo pero fundamental. Consiste en dominar la técnica adecuada en el momento de sobrepasar estos obstáculos, prestando especial atención tanto a la velocidad como al manejo del volante. “El único consejo para coger los badenes y que no se te parta el coche es reducir y acelerar de forma progresiva”, señala el experto.
Juan José insiste en anticipar la maniobra y recalca que “si estás viendo el badén a 50 metros, ve desacelerando poquito a poco para que el coche no tenga una inclinación fuerte ni desgaste en pastilla ni nada”. Evitar frenazos o aceleraciones repentinas es fundamental para no sobrecargar la suspensión y el motor innecesariamente.
Recomienda pasar el badén suavemente y, una vez superado, retomar la velocidad de manera progresiva. “Cógelo de forma muy suave y después vuelve a acelerar y a continuar con la circulación. Si lo haces así, por muchos badenes que cojas, no te vas a cargar el coche”, concluye el mecánico, insistiendo en que una conducción anticipada y prudente es la mejor garantía para prolongar la vida útil del vehículo.
Peligro de la suspensión
El especialista advierte que la mayoría de los badenes homologados no debería ocasionar daños a un vehículo en buen estado, ya que cumplen con restricciones de altura y diseño. El verdadero problema aparece cuando el conductor reduce la velocidad de forma brusca al aproximarse, lo que puede provocar impactos en la parte inferior del automóvil.
Este enfoque se basa en la importancia de prestar atención a la suspensión, la parte del vehículo que más trabajo realiza durante el paso por un badén y que, si se fuerza, puede resultar especialmente perjudicada. Juan José explica que los brazos y amortiguadores trabajan constantemente para absorber las irregularidades del firme, y que la compresión y estiramiento de la suspensión se produce justo en el paso por el badén.
Según el mecánico, el impacto varía según el tamaño tanto del badén como del propio vehículo, y recuerda que las piezas más expuestas en estas maniobras son precisamente las de la suspensión y las partes bajas del coche. Los efectos de pasar por encima de este elemento puede ser tan perjudicial como aceleraciones, frenazos o subir un bordillo, ya que todas estas acciones generan esfuerzos mecánicos similares en los componentes del automóvil.
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