De “temidos” a “preferidos”: cómo los estudiantes se han convertido en los inquilinos más buscados por los propietarios

A día de hoy son las personas que mayor seguridad dan a la mayoría de propietarios

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Una pareja de jóvenes recibe
Una pareja de jóvenes recibe las llaves de su nuevo piso. (Freepik)

Cada vez son más los propietarios que, antes de entregar las llaves de su piso, se convierten en auténticos examinadores. Ya no vale con una llamada rápida y una visita. Ahora se piden nóminas, garantías bancarias, contratos de trabajo y hasta referencias personales. ¿El motivo? El miedo a impagos, destrozos o, sobre todo, okupaciones.

La desconfianza ha llevado a muchos dueños a actuar como auténticos detectives antes de firmar cualquier contrato. Pero en este nuevo escenario, hay un perfil que se ha alzado como el más deseado entre los propietarios. Se trata de los jóvenes estudiantes.

A pesar de la fama de fiesteros o desordenados que arrastraron durante años, hoy son considerados inquilinos seguros, puntuales y de bajo riesgo. Un cambio de percepción que ha transformado por completo el mercado del alquiler de habitaciones en ciudades universitarias.

El nuevo inquilino estrella

Según datos de la inmobiliaria especializada LIVE4LIFE, el 90 % de los inquilinos de habitaciones en grandes ciudades tienen entre 18 y 25 años. “La mala fama ya es cosa del pasado. Son los inquilinos preferidos. Pagan seguro, a tiempo y no suelen ser estancias muy duraderas”, explica Alberto Añaños, CEO de la compañía. “El inquilino estudiante es, a día de hoy, el más seguro del mercado con muchísima diferencia”.

La clave está en que suelen contar con el respaldo económico de sus familias, lo que reduce casi por completo el riesgo de impago. Además, se ajustan a contratos temporales que, en muchos casos, finalizan con el curso académico, lo que evita problemas para recuperar la vivienda.

Qué buscan ellos y qué quieren los propietarios

Los estudiantes priorizan pisos bien ubicados, funcionales, sin grandes lujos y que ofrezcan flexibilidad en las fechas de salida. Normalmente, no están meses buscando el piso perfecto, ya que, en la mayoría de casos, la casa se convierte en un sitio de paso para ellos. Dormir, comer, y poca cosa más.

Por su parte, los propietarios buscan perfiles que no generen conflictos, que mantengan el piso en buen estado y que, sobre todo, no impliquen riesgo de ocupación. Ante el aumento de casos de okupas que se encadenan en casas y pisos ajenas, los compradores de pisos ya no se fían.

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Sin embargo, las cifras reales indican que solo el 0,05 % de las viviendas en España están okupadas, y que más del 90 % de esos casos se dan en inmuebles deshabitados. A pesar de ello, el impacto emocional de este fenómeno ha sido enorme. Por eso muchos arrendadores prefieren un poco más de ruido universitario a la incertidumbre de no saber quién vive realmente en su propiedad.

La seguridad, el principal miedo

El grado de preocupación de los propietarios ha aumentado. Muchos contratan a asesores inmobiliarios para filtrar perfiles, investigar antecedentes laborales, capacidad económica e incluso vida personal de los futuros inquilinos. La idea es clara. Asegurarse de que la vivienda estará en manos responsables.

Y en esa criba exhaustiva, los jóvenes estudiantes han salido ganando. Lo que antes era una etiqueta de “riesgo” hoy es una garantía. Solvencia, brevedad en la estancia y fiabilidad. Además de ser las nuevas generaciones quienes liderarán el futuro, también demuestran ser responsables en el presente.