Los hoteles pet friendly, a favor de las mascotas pero depende de cuál: “Algunos alojamientos lo limitan a perros pequeños”

Según ha relatado el periodista Pablo Muñoz, muchos alojamientos limitan el acceso a perros grandes o imponen condiciones poco realistas

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Una mujer con su perro
Una mujer con su perro en un hotel (Shutterstock España).

Viajar con mascotas en España sigue siendo un reto mayor de lo que aparenta. A pesar de que cada vez más alojamientos se anuncian como pet friendly, en la práctica las condiciones que imponen son restrictivas o incoherentes. Así lo ha comprobado el periodista Pablo Muñoz, que desde 2018 ha recorrido el país acompañado por su perro Pipper, el primer perro turista que ha dado la vuelta a España para visibilizar los derechos de los animales de compañía en el turismo y ha contado su experiencia en una entrevista con La Vanguardia.

Durante su aventura, Muñoz ha visitado las principales ciudades, espacios naturales, monumentos y medios de transporte del país, y ha documentado su experiencia en redes sociales, libros, cómics y en el programa de televisión Pipper en ruta, emitido por RTVE. Sin embargo, tras miles de kilómetros recorridos, el balance es claro: aún queda mucho camino por recorrer para que el turismo español sea verdaderamente inclusivo con las mascotas.

Limitaciones, suplementos y zonas prohibidas

Uno de los principales problemas que denuncia Muñoz es el uso del término pet friendly como reclamo comercial, sin que detrás exista una política real de acogida. “Hay muchos alojamientos que dicen ser pet friendly, pero solo aceptan perros de menos de cinco kilos”, señala. En algunos casos, se imponen suplementos elevados por noche, se prohíbe el acceso del animal a las zonas comunes del hotel e incluso se impide dejar al perro solo en la habitación mientras la persona viaja o va a comer.

Un perro ladra a una
Un perro ladra a una persona mientras pasea. (Canva)

Este tipo de restricciones hacen que muchos viajeros con mascotas se sientan excluidos o incómodos durante sus vacaciones. “Es como si te alquilaran una casa, pero no te dejaran entrar al salón o a la cocina”, ironiza Muñoz. En su experiencia, solo una parte de los establecimientos ofrece una verdadera acogida a los animales, permitiéndoles acompañar a sus dueños en todo momento sin recargos ni trabas.

El transporte, otra barrera para el turismo con animales

Más allá de los hoteles, el acceso al transporte es otra barrera importante. En la mayoría de ciudades españolas, viajar en metro, autobús o tren con perros medianos o grandes sigue siendo complicado. Muñoz destaca que solo cuatro ciudades (Madrid, Barcelona, Palma y Granada) permiten el acceso a perros sin transportín en el metro, mientras que en otras como Sevilla, Valencia o Málaga todavía está prohibido.

La situación es aún más desigual en los trenes de media y larga distancia, donde Renfe solo permite viajar con animales de hasta 10 kilos y en transportín, salvo en ciertos trayectos piloto. Esta limitación excluye automáticamente a la mayoría de perros y dificulta el desplazamiento de quienes desean recorrer el país acompañados por sus mascotas.

A esta falta de homogeneidad se suma la confusión legal: aunque la legislación estatal permite en muchos casos la presencia de animales en espacios públicos, las ordenanzas municipales a veces imponen restricciones contradictorias. En Bilbao, por ejemplo, solo una línea de metro admite perros; en Pamplona, la normativa local todavía no se ha adaptado a los cambios legales recientes.

El perro con más aura (5)

Una oportunidad para el turismo del futuro

A pesar de las dificultades, Muñoz también ha encontrado ejemplos positivos. Algunos alojamientos y ciudades han entendido que abrirse a los turistas con mascotas no solo es una cuestión de sensibilidad, sino también una oportunidad económica. En algunos hoteles no se cobra ningún suplemento por el perro y se permite su presencia en todas las instalaciones, lo que genera una experiencia mucho más agradable y completa.

Para Muñoz, el cambio es posible si hay voluntad. “Las personas viajan cada vez más con sus animales, y no se conforman con que los acepten a regañadientes. Quieren sentirse bienvenidos”. Su objetivo es que los perros sean reconocidos como parte de la familia, y que tanto las empresas como las administraciones adapten sus políticas a esta realidad.