El infierno de los turistas de esta playa: “Me obligaron a pagar 14 euros y andar más de tres kilómetros”

Un obrero sardo denuncia la ocupación privada de la playa del Scoglio di Peppino y exige controles sobre el acceso público al litoral

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Playa de Tuerredda, en Cerdeña
Playa de Tuerredda, en Cerdeña (italia.it)

Lo que debía ser una jornada de descanso en familia se convirtió en un recorrido frustrante entre aparcamientos caros, largas caminatas bajo el sol y playas prácticamente inaccesibles para los residentes locales. Marco, un trabajador sardo, ha denunciado públicamente la situación que vivió el pasado domingo 3 de agosto en la popular playa del Scoglio di Peppino, en el municipio de Muravera.

Aparcamientos caros y playas vacías pero cerradas

“Quiero contar la injusticia que me ocurrió el domingo 3 de agosto en la playa del Scoglio di Peppino”, comienza Marco en su relato, recogido por Casteddu Online. “Soy un simple obrero, con mi mujer y dos niños pequeños. En mi único día libre, el domingo, intento disfrutar del mar de mi bellísima isla, que amo profundamente”.

La experiencia, sin embargo, fue todo menos idílica. Según relata, tras llegar a la zona se encontró con una tarifa de 14 euros por aparcar. “Luego, como si no fuera suficiente, tuvimos que caminar más de dos o tres kilómetros para llegar a la playa”, denuncia.

Una vez en la costa, lo que debía ser un espacio natural abierto al disfrute público estaba completamente ocupado por instalaciones privadas. “Nos encontramos rodeados por kilómetros de establecimientos privados, de resorts, completamente desiertos —y eso que estamos en pleno agosto y en plena temporada turística”, añade Marco, visiblemente indignado por la contradicción entre la saturación del espacio y su nulo aprovechamiento.

“¿Es normal no poder jugar con mis hijos en mi propia isla?”

Playa de Tuerredda, en Cerdeña
Playa de Tuerredda, en Cerdeña (italia.it)

“La pregunta que me hago es: ¿es posible, en 2025, que un sardo tenga que caminar kilómetros para buscar un rincón donde jugar con sus hijos, porque todo el litoral está ocupado por tumbonas privadas?”, se pregunta. Y añade: “¿Hay alguien que controle estas concesiones?”.

Lejos de atacar al sector turístico, Marco matiza que su crítica no va dirigida contra quienes trabajan en los establecimientos. “No tengo nada contra quien trabaja, faltaría más: también ellos, como todos, intentan ganarse la vida”. No obstante, reclama equilibrio: “También es verdad que muchos, como yo, no podemos permitirnos pagar tumbonas y sombrillas”.

Un llamamiento a las autoridades y a la sociedad sarda

El testimonio concluye con un mensaje claro dirigido a las administraciones competentes y a la ciudadanía: “Pido que se hagan controles sobre las concesiones de las playas. Estamos hablando de uno o dos kilómetros de playa en el Scoglio di Peppino completamente ocupados por tumbonas y sombrillas, repito, casi todas vacías”.

Marco expresa con firmeza la frustración de muchos sardos que sienten que su propia tierra les está siendo arrebatada: “Nos están quitando hasta la dignidad y las ganas de ir al mar. Una sana jornada dominical en familia, para hacer felices a nuestros hijos. Esta no es la Cerdeña que conozco. Cerdeña es de todos, y debemos protegerla entre todos”.

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En Cerdeña, donde el mar es uno de los principales atractivos tanto para turistas como para los propios residentes, el equilibrio entre desarrollo turístico y derecho al uso público del litoral se presenta cada vez más frágil. Las palabras de este trabajador sardo podrían convertirse en un punto de inflexión si las autoridades regionales deciden actuar.