El caso de Simona Cinà, entre dos versiones enfrentadas, una investigación llena de dudas y un rastro de sangre: “Hay muchas cosas que no cuadran”

“Estamos del lado de la fiscalía, del lado de la verdad”, afirman los padres de Simona Cinà. Pese a su disposición a colaborar, las profundas discrepancias entre la familia de la joven y la Fiscalía de Termini Imerse sobre lo ocurrido durante la trágica fiesta de Bagheria (Palermo, Italia) mantienen abierto un caso que ya ha sido catalogado como homicidio involuntario contra desconocidos.

Simona Cinà, jugadora federada de voleibol de 20 años, fue hallada muerta en la piscina de una villa alquilada para una fiesta de graduación la pasada madrugada del 2 de agosto. Las circunstancias de su fallecimiento están rodeadas de incógnitas que han derivado en una investigación cargada de versiones contradictorias.

El caso está marcado por dos relatos claramente enfrentados. Por un lado, la familia Cinà denuncia irregularidades y falta de información desde el primer momento. Por el otro, la fiscalía sostiene que no existen indicios de manipulación en la escena del suceso y que los asistentes a la fiesta han colaborado con las autoridades.

“Hay demasiadas cosas que no cuadran”, afirma el abogado de la familia, Gabriele Giambrone, en declaraciones a los medios. Entre las principales dudas, destaca la posición del cuerpo. La familia sostiene que Simona fue hallada boca arriba, mientras que la fiscalía afirma que fue encontrada boca abajo, en un rincón iluminado de la piscina.

“Si hubiera caído al agua, no la habrían encontrado en esa posición. Incluso si se hubiera sentido mal mientras estaba en la piscina, ¿por qué nadie vio el cadáver?”, cuestiona Giambrone.

Otro de los puntos que más incertidumbre ha generado ha sido la ropa de Simona. Su hermana gemela, Roberta Cinà, relató que cuando llegaron a la villa, la ropa de su hermana no estaba. Sin embargo, la Fiscalía ha explicado que las prendas fueron incautadas como parte de las diligencias y rechaza que haya desaparecido ningún objeto relevante de la escena.

La presencia (o ausencia) de alcohol es otro de los elementos clave en la batalla. Según la familia, al llegar al lugar encontraron botellas de agua y ni rastro de bebidas alcohólicas, pese a que en los vídeos de la fiesta aparecían asistentes con cócteles en la mano.

En cambio, la fiscalía niega que la escena haya sido limpiada y asegura: “Es falso que no hubiera rastros en el jardín ni junto a la piscina, como afirmaron los abogados, y que la zona donde ocurrieron los hechos fuera adulterada. Los rastros estaban allí y están documentados”.

No obstante, las imágenes que la familia ha facilitado a la prensa italiana muestran un escenario impecable, lo que ha alimentado las sospechas de que alguien pudo haber modificado la escena.

Según la familia de Cinà, la última comunicación con Simona fue a la 1:00 de la madrugada, cuando la joven avisó a su madre de que iba a bañarse. A las 4:50, preocupados por su tardanza, la llamaron. Un joven contestó al teléfono diciendo que Simona se encontraba mal. Cuando la familia llegó a la villa, encontraron a su hija fuera del agua, ya sin vida, con marcas en el pecho de maniobras de reanimación mal ejecutadas.

Por su parte, la versión de la fiscalía difiere en tiempos y detalles. Según su comunicado oficial, el cuerpo fue hallado alrededor de las 4:00 de la madrugada por algunos de los últimos asistentes de la fiesta, quienes se lanzaron a la piscina para sacarla e intentaron reanimarla mientras llegaban los servicios de emergencia. Los sanitarios certificaron su muerte a las 5:00 horas.

Dentro de la investigación, un joven presente en la fiesta ha sido sometido a pruebas de ADN después de que se encontrasen rastros de sangre en la villa. El joven asegura que se golpeó al recibir la noticia de la muerte de Simona. Los análisis forenses determinarán el origen de esa sangre.

La autopsia, que estaba prevista para hoy, ha sido aplazada al jueves. La primera inspección fue inconcluyente, y los resultados de la autopsia serán cruciales para esclarecer si la joven falleció por un accidente o si hubo intervención de terceros.

La familia Cinà ha manifestado su voluntad de colaborar, aunque mantiene su escepticismo ante las explicaciones oficiales. “Queremos saber qué le pasó a nuestra hija”, repiten sus padres.

Pero las preguntas siguen abiertas: ¿por qué nadie avisó a la familia inmediatamente? ¿Por qué, en una piscina pequeña y en una fiesta concurrida, nadie vio a Simona durante horas? ¿Se alteró la escena antes de la llegada de la policía?