
Durante un año completo, miles de botellas de vino desaparecieron sin dejar rastro evidente de la bodega Vallat, situada en Hérault (Francia). El propietario del lugar relató que las cámaras de vigilancia habían grabado todo, pero nadie había detectado nada inusual. Según su testimonio para el medio TF1 Info, uno de los repartidores de la finca añadía discretamente “unas cuantas cajas más a cada palé” antes de iniciar las entregas. Una vez llegaba a casa del cliente, quitaba esas cajas extra y se las quedaba.
El dueño señaló que el repartidor elegía la mercancía: “Se llevaba rosados, blancos... ¡Vinos de alta gama!”. Estimó que al menos 2.000 botellas habían desaparecido de su bodega en el transcurso de ese año. La mecánica era sutil, y no había provocado sospechas inmediatas dentro del equipo.
Un cliente da la voz de alarma
El caso comenzó a esclarecerse cuando uno de los clientes habituales del restaurante de la finca advirtió algo extraño. Aseguró haber sido contactado por un misterioso revendedor de la región que ofrecía vino de la finca Vallat a un precio muy inferior al habitual. Las botellas más baratas llegaban a venderse por 1,50 euros, según esa información.
Este aviso fue clave para que el propietario y su hijo iniciaran una investigación por cuenta propia. En vez de acudir directamente a las autoridades, decidieron hacerse pasar por compradores para entender el alcance del asunto y confirmar si el vino que se ofrecía era efectivamente el suyo.
El garaje repleto de cajas
El encuentro tuvo lugar en una casa situada a 17 kilómetros de la finca. El hijo del propietario relató que el revendedor los recibió “con total normalidad” y los dejó entrar al garaje. Allí estaban almacenadas todas las cajas. Afirmó que el hombre les explicó que le gustaba el vino, que iba a pedir aún más y que podía tomar todo lo que quisiera.
Una vez confirmada la identidad del vino, los dos hombres revelaron quiénes eran realmente. En ese momento, el revendedor negó tener relación directa con el robo. Según su versión, había comprado las botellas a un desconocido en la calle. Esa fue la explicación que dio, aunque no aportó más detalles en ese momento, según el relato de los viticultores.

El valor de las pérdidas y la intervención policial
Tras esta confrontación, los propietarios decidieron alertar a las fuerzas del orden. La gendarmería procedió a la detención del repartidor de la empresa, al que señalan como principal sospechoso del robo. Durante el registro del domicilio del acusado, los agentes encontraron mercancías por un valor superior a 14.000 euros, siempre según la información proporcionada por los dueños de la bodega. No obstante, los viticultores calculan que el total de los daños asciende a cerca de 51.000 euros.
La investigación sigue en curso y no se ha confirmado si hay más personas implicadas en los hechos. El caso ha generado inquietud en el entorno de la bodega. Incluso en sistemas controlados, pueden producirse robos sistemáticos sin ser detectados durante un largo periodo.
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