En España ya es habitual escuchar que las nuevas generaciones son las primeras que temen vivir peor de lo que vivieron las anteriores, en referencia al sentimiento generalizado de desconfianza entre una juventud que ha crecido en un ambiente de incertidumbre marcado por la sucesión de crisis económicas. El constante avance de la inflación, la precarización del mercado laboral, las dificultades para el acceso a la vivienda y las expectativas de peores prestaciones económicas al superar la edad de jubilación son algunos de los factores que los más jóvenes citan habitualmente para justificar su pesimismo sobre el panorama económico que han heredado.
Gonzalo Bernardos, economista y profesor universitario, ha abordado de forma directa las razones por las cuales los jóvenes en España expresan su malestar. Según el experto, la nueva generación ha crecido en un contexto diferente al de sus padres y abuelos, y esta diferencia ha marcado las expectativas y la percepción de justicia social.
Un esfuerzo sin recompensa
Durante una intervención en el programa laSexta Xplica, Bernardos ha recordado que las generaciones anteriores, en las décadas de 1970 y 1980, vivieron una mejora sustancial de sus condiciones de vida. “Nuestros padres y abuelos en los años 70 estaban encantados de lo que habían conseguido”, ha subrayado. La sensación de progreso era compartida por mayoría de la población, que experimentó una elevación palpable en su nivel de bienestar.
En contraste, Bernardos ha señalado que los jóvenes actuales “se quejan tanto” porque parten de un estándar de vida superior, pero sienten que sus expectativas no se han visto satisfechas. “Se considera que ellos han cumplido, pero la sociedad no ha cumplido con ellos. Han estudiado, se han esforzado, se han formado, pero ahora la sociedad no lo valora”, ha afirmado. Este desencanto surge, en parte, porque la promesa de que el esfuerzo y el mérito serían recompensados no se ha materializado.
De la socialdemocracia al neoliberalismo
El cambio de modelo económico también ha influido en este sentimiento generacional y según el economista es una de las claves por las que se puede apreciar una brecha significativa entre la satisfacción de las generaciones pasadas con la realidad económica en comparación con la de sus hijos y nietos. Bernardos ha destacado que, mientras antes predominaba un sistema de corte socialdemócrata, las últimas cuatro décadas han estado marcadas por un modelo neoliberal.

“Ha hecho que siempre estemos compitiendo con otro país que paga menos”, ha concluido el catedrático en referencia al sistema actual. La globalización y la deslocalización industrial han trasladado las oportunidades de empleo a países con menores costes laborales, debilitando la estabilidad y la calidad del empleo juvenil en España, en opinión del especialista.
Sectores como la industria, que antes ofrecían puestos de trabajo bien remunerados y estables, han perdido peso en el territorio nacional porque muchas empresas han realizado su producción en países como el sudeste asiático, Rumanía o Bulgaria, según ha señalado el economista durante esta tertulia. Bernardos ha resaltado que estas transformaciones han truncado las aspiraciones de los jóvenes, quienes han comprobado que las perspectivas de mejora social han resultado inalcanzables para muchos.
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