
Madrid acogerá su primer Gran Premio de Fórmula 1 los días 11, 12 y 13 de septiembre de 2026. Así lo anunció el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, el pasado 10 de junio. El evento, bautizado como ‘MadRing’, promete situar a la capital en el centro del espectáculo internacional del motor.
Sin embargo, detrás de la proyección mediática y los ingresos prometidos, se acumulan denuncias por el impacto ambiental, el malestar vecinal y los riesgos financieros asociados al proyecto.
“Este circuito no cabe en el espacio dispuesto por el PP de Almeida. Generará problemas inmediatos y futuros de movilidad, ruido y contaminación”, advirtió el concejal socialista Jorge Donaire en una concentración vecinal.
Árboles talados y humedades bajo asfalto
“Alrededor de 700 árboles podrían desaparecer por la construcción del circuito de Fórmula 1 en Madrid”, advierte un informe ambiental cedido por la plataforma Stop F1 Madrid a Infobae España.
El documento, nombrado El impacto medioambiental de la Fórmula 1 en Madrid, de junio de 2025, enumera 729 árboles identificados en la zona afectada por las obras, 286 de los cuales calificados como “no trasplantables”.
Además, se debe tener en cuenta la baja tasa de éxito de los trasplantes, en torno al 25%, por lo que la cifra de ejemplares destruidos podría alcanzar los 660, explica Antonio Ibáñez, presidente de Stop F1 Madrid, en conversación con este diario.

Pero la zona de IFEMA, en el barrio de Valdebebas, no solo alberga un arbolado diverso. También presenta una red de humedales formados tras la extracción de áridos entre 2018 y 2020. “La zona cuenta con decenas de charcas y lagunas, así como una lámina de agua permanente”, explica el informe, que alerta del valor ecológico de este ecosistema.
En este contexto, Stop F1 Madrid denuncia que la evaluación de impacto ambiental se ha tramitado por la vía simplificada, lo que impide la participación ciudadana.
Además, a este riesgo ecológico se le suma una amenaza de seguridad: el terreno es potencialmente inundable, según datos recogidos por el Ministerio para la Transición Ecológica. A pesar de ello, el documento oficial niega la existencia de zonas inundables en el recinto, lo que se ha calificado como “falso” por los colectivos ecologistas.

Un “pasillo verde” partido por la mitad
Asimismo, el suelo escogido para el circuito forma parte del corredor ecológico que une los parques de Valdebebas, Infanta Leonor, y Juan Carlos I. Esta franja está catalogada como “pasillo verde” por el proyecto del Bosque Metropolitano.
“Se debe considerar un espacio de gran valor ecológico, de gran importancia sobre la flora, la fauna y la biodiversidad de la zona”, señala el documento.
Del mismo modo, el trazado afectará a la vía Pecuaria Vereda de los Leñeros, un corredor tradicional ganadero cuya modificación aún no ha sido definida oficialmente. Es más, la construcción de IFEMA ya habría deteriorado este camino en los años ochenta.
Niveles de ruido por encima de la ley
La contaminación acústica es uno de los puntos más conflictivos. Las carreras pueden superar los 80 decibelios en las zonas residenciales, según las estimaciones de los técnicos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no sobrepasar los 65 decibelios, y la legislación local fija el límite legal en los 55.
“En barrios como Las Cárcavas, Barajas o Alameda de Osuna, se superarán los niveles que la OMS consideran dañinos”, denuncian desde la plataforma Stop F1 Madrid. El Ayuntamiento ha planteado suspender temporalmente la Ley de Ruido para permitir el evento, lo que ha llevado a acciones judiciales por parte de otros partidos como Más Madrid.
Incluso, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ya condenó a España en 2004 (caso Moreno Gómez) por no proteger a sus ciudadanos frente al ruido excesivo.

Movilidad: cortes, atascos y caos previsto
Las obras del circuito se prolongan durante 14 a 16 meses entre abril de 2025 y mayo de 2026. Calles como la de Francisco Umbral quedarán cerradas durante semanas, y se verán afectados autobuses, colegios y centros de salud.
Los colectivos vecinales calculan que, durante cada año de vida útil del circuito, habrá cinco meses de cortes vinculados a su montaje, celebración y desmontaje.
Durante el Gran Premio, se espera la llegada de 140.000 asistentes y unos 18.000 vehículos. Sin embargo, solo hay previstas 10.000 plazas de aparcamiento. El plan oficial contempla reforzar el Metro (líneas 4 y 8) y habilitar lanzaderas de EMT, además de cerrar parcialmente la estación de Feria de Madrid.
“Se prevé la saturación de la M-11 y los accesos a IFEMA”, advierten los informes. Las autoridades recomiendan planificar con una o dos horas de antelación los desplazamientos y evitar el uso del vehículo privado, aunque los propios vecinos desconfían de que estas medidas sean suficientes.
CO₂ en plena Zona de Bajas Emisiones
El Gran Premio de Madrid se celebrará dentro de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) del municipio, que desde 2025 prohíbe la circulación de vehículos sin etiqueta ambiental. Aunque los monoplazas están exentos por tratarse de vehículos de competición, toda la logística del evento (transporte, montaje y acceso del público) sí está sujeta a las restricciones.
Según el informe ambiental, un solo monoplaza puede emitir 300 kg de CO₂ por carrera (sin contar entrenamientos), frente a los 60-90 kg que emite un SUV en la misma distancia. El 71% de las partículas en suspensión provienen del desgaste de los neumáticos.
“Se emiten por Gran Premio más de 10 toneladas de CO₂. Es un evento que no se puede permitir en una zona de bajas emisiones”, alerta el documento y acusa al Ayuntamiento de “normalizar la excepción”, vaciando de contenido la propia ZBE.

Riesgo económico: beneficios privados, pérdidas públicas
El coste económico del proyecto también levanta sospechas. Según datos oficiales, el canon anual a Liberty Media (dueña de F1) ronda los 55 millones de euros. IFEMA, entidad pública, asume la inversión inicial, cercana a los 200 millones.
Si el circuito encadena dos años consecutivos con pérdidas, la ley obliga a la Comunidad de Madrid y al Ayuntamiento a cubrir el déficit. “El ‘boom’ de la F1 favorece la especulación y el beneficio de unos frente a los vecinos”.
“Nuestros barrios no son un circuito”
La plataforma Stop F1 Madrid, formada por vecinos de Canillas, Valdebebas y otros barrios del noreste, ha recurrido a protestas, campañas informativas y demandas judiciales.
Denuncian el “escaso diálogo” con las instituciones y alertan del sacrificio de zonas verdes, aumento de la contaminación y vulneración de derechos básicos. “Nuestros barrios no son un circuito”, repiten desde la plataforma.
Ahora, será un juez quien decidirá si el circuito sigue adelante, mientras el Gobierno regional y el Ayuntamiento defienden el ‘MadRing’ como una oportunidad histórica frente a una ciudadanía que no piensa quedarse callada.
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