Tras semanas de tensión entre Bruselas y Washington, y al borde de una guerra comercial de consecuencias imprevisibles, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, han sellado este domingo un acuerdo para contener la escalada arancelaria que amenazaba con quebrar las relaciones económicas entre ambos bloques. En una reunión decisiva celebrada en un resort de Escocia, ambas partes pactaron la imposición de un arancel fijo del 15% sobre la mayoría de productos europeos exportados a EE. UU., a cambio de un compromiso comunitario para invertir más de 600.000 millones de dólares en suelo estadounidense y adquirir energía por un valor superior a 750.000 millones.
El acuerdo pone fin, al menos por ahora, a meses de tira y afloja, amenazas unilaterales, represalias y un ambiente de incertidumbre que ha mantenido en vilo a empresas, gobiernos y mercados internacionales. El pacto llega a tan solo cinco días de la fecha límite impuesta por Trump, que había fijado el 1 de agosto como día clave para aplicar aranceles del 30% de forma inmediata sobre todas las importaciones procedentes de la Unión Europea.
Los aranceles como bandera electoral
La tensión arancelaria entre Washington y Bruselas no es nueva, pero la segunda legislatura de Donald Trump ha elevado el tono hasta extremos no vistos desde los enfrentamientos comerciales con China en su primer mandato. Ya a finales de febrero de 2025, cuando llevaba apenas un mes de mandato, el presidente estadounidense recuperó una de sus banderas favoritas: la necesidad de “reciprocidad” comercial.
En un mitin en Ohio, Trump prometió la imposición de aranceles del 25% e incluso del 50% sobre los bienes procedentes de la UE si Bruselas no modificaba lo que él considera un “trato desigual hacia los productos estadounidenses”. Apenas unos días después, en un discurso desde la Casa Blanca, oficializó la amenaza: “Si Europa quiere acceso a nuestro mercado, que nos trate como nosotros la tratamos a ella”, afirmó.
La amenaza se convirtió en realidad el 2 de abril de 2025, fecha que Trump bautizó como el “Día de la Liberación Comercial”. Ese día, el mandatario anunció aranceles del 20 % a todas las importaciones de la Unión Europea, sin distinción por sector ni país. La medida entró en vigor una semana más tarde, el 9 de abril.
La decisión generó un terremoto político y económico en Europa. Aunque algunos sectores habían sido advertidos con anterioridad —como el automotriz o el agrícola—, la magnitud de la tarifa generalizada sorprendió incluso a los más escépticos. En paralelo, Estados Unidos impuso aranceles específicos del 25% sobre vehículos europeos, afectando especialmente a Alemania, así como al acero y al aluminio, sectores donde España también mantiene una importante cuota exportadora.
Desde Bruselas, la respuesta no se hizo esperar. A mediados de abril, la Comisión Europea anunció represalias por valor de 21.000 millones de euros, aunque decidió suspender su aplicación durante 90 días para dar margen a una posible negociación.
Escalada en mayo: amenaza del 50 %
Lejos de moderarse, el discurso de la Casa Blanca se endureció aún más en el mes de mayo. Ante lo que Trump calificó como una “resistencia europea a la reciprocidad”, volvió a amenazar con aumentar los aranceles hasta el 50% sobre todos los productos de la UE si no se alcanzaba un nuevo acuerdo comercial. Esta vez, puso como fecha límite el 1 de junio.
Sin embargo, esa amenaza se vio postergada tras una reunión informal del G7, donde mediadores franceses y británicos convencieron a Trump de extender el plazo hasta el 9 de julio. Posteriormente, el propio presidente estadounidense decidió alargar una vez más el ultimátum hasta el 1 de agosto, que desde entonces se convirtió en el día marcado en rojo en todas las cancillerías europeas.
En paralelo, la Comisión Europea preparó un paquete de represalias de mayor envergadura: aranceles del 30% a importaciones estadounidenses por valor de hasta 93.000 millones de euros, incluyendo sectores como aviación, maquinaria, tecnología médica y bienes agrícolas.
El punto álgido de la confrontación llegó el 12 de julio, cuando Donald Trump, a través de una carta abierta publicada en su red social Truth Social y enviada a Ursula von der Leyen, anunció la entrada en vigor —a partir del 1 de agosto— de un arancel del 30% sobre todas las importaciones procedentes de la Unión Europea.
La medida, presentada como definitiva y “no negociable”, fue interpretada en Bruselas como un acto hostil que rompía todas las posibilidades de diálogo. Varios Estados miembros —entre ellos España, Francia e Italia— instaron a la Comisión a responder con firmeza, aunque evitaron cerrar del todo la puerta a la negociación.
En España, la noticia cayó como un jarro de agua fría. Sectores clave como el vino, el aceite de oliva, el calzado o la cerámica advirtieron del impacto potencial de una barrera de esa magnitud. Las Cámaras de Comercio cifraron en más de 4.000 millones de euros las posibles pérdidas para la economía nacional. El Gobierno, por su parte, activó un plan de contingencia dotado con 14.100 millones de euros para apoyar a los exportadores afectados y agilizó programas de diversificación de mercados.
Negociaciones contrarreloj
Durante la segunda quincena de julio, las negociaciones se aceleraron en medio de una creciente presión mediática y empresarial. El 23 de julio, medios europeos adelantaron que las partes estaban cerca de acordar un arancel general del 15%, como fórmula de compromiso, que excluyera a productos farmacéuticos, sanitarios, tecnológicos y bebidas alcohólicas.
Finalmente, este domingo 27 de julio, en una cumbre discreta celebrada en Escocia, Trump y Von der Leyen anunciaron el acuerdo que, al menos por el momento, desactiva la bomba de relojería comercial: un arancel fijo del 15 % sobre la mayoría de productos europeos a cambio de un ambicioso paquete económico por parte de Bruselas. La Comisión se compromete a adquirir energía estadounidense —especialmente gas natural licuado y petróleo refinado— por 750.000 millones de dólares, así como a canalizar inversiones por valor de 600.000 millones a lo largo de los próximos cinco años.
El pacto, que ha sido presentado como “histórico” por ambas delegaciones, ha evitado in extremis el escenario más temido por los economistas: una guerra comercial abierta entre los dos bloques más relevantes del comercio mundial. Las bolsas europeas han reaccionado con optimismo, mientras que en Estados Unidos, el acuerdo ha sido recibido como un triunfo de la diplomacia proteccionista del presidente Trump.
Últimas Noticias
Resultados de la Primitiva: ganadores y números premiados
Como cada lunes, aquí están los ganadores del premio de Primitiva dado a conocer por Loterías y Apuestas del Estado

Comprobar Bonoloto: los resultados ganadores para este 24 de noviembre
Como cada lunes, aquí están los ganadores del premio de Bonoloto dado a conocer por Loterías y Apuestas del Estado

Abre el primer cine en el mundo para personas con TDAH en Países Bajos, donde puedes dibujar, tejer o hacer manualidades mientras disfrutas de la película
El ambiente es acogedor, comunitario y sin remordimientos, ideal para cualquiera cuyo cerebro simplemente no funciona bien con las reglas de “quédate quieto y en silencio”

Fernando Mora, doctor: “Tener estrés no es lo mismo que tener ansiedad”
El estrés y la ansiedad forman parte de la misma reacción del cuerpo y tienen síntomas similares, pero hay formas de distinguir entre ellos

Las mejores películas de Netflix España para ver en cualquier momento
En la batalla por el dominio del streaming, esta plataforma ha mostrado ser un fuerte competidor



