Los inventos de la Antigua Roma que seguimos usando hoy: el Opus Caementicium, el Acta Diurna y el Corpus Iuris Civilis

Estas creaciones, que acumulan más de dos mil años, han perdurado adaptándose a nuevas tecnologías sin perder de vista sus fundamentos originales

Guardar
Coliseo Romano (Pexels)
Coliseo Romano (Pexels)

El legado de Roma va mucho más allá de su historia militar o sus conquistas territoriales. La herencia técnica, jurídica y social de la civilización romana se ha integrado de forma silenciosa pero constante en la vida cotidiana moderna. Numerosos inventos desarrollados hace más de dos mil años han perdurado, adaptándose a nuevas tecnologías sin perder de vista sus fundamentos originales.

Aunque transformadas por los siglos y el avance técnico, estas creaciones han dejado una huella clara en la sociedad actual, ya que muchas de ellas constituyen los cimientos que sustentan nuestro sistema y nuestra vida diaria. En sus soluciones prácticas, su visión de la ciudad y su forma de organizar el tiempo y el espacio, Roma es, en cierto modo, inmortal porque sigue viva.

Ocho inventos de la Antigua Roma

Uno de los logros más emblemáticos, recogidos por Idealista, de la ingeniería romana fue su sistema de abastecimiento hidráulico. Los acueductos, construidos con un meticuloso cálculo de pendientes y longitudes, permitían transportar agua desde manantiales lejanos hasta los núcleos urbanos. Esta agua llegaba a fuentes públicas, termas y viviendas privadas mediante un sistema de canales subterráneos y estructuras elevadas. La base de esta tecnología persiste en la ingeniería hidráulica actual. Aunque los materiales hayan evolucionado y los sistemas se hayan automatizado, el principio de canalizar agua por gravedad se mantiene vigente en el diseño de redes urbanas de abastecimiento.

Acueducto de Segovia (Getty)
Acueducto de Segovia (Getty)

El uso del hormigón no es una novedad contemporánea. Los romanos ya fabricaban un material de construcción extremadamente duradero, conocido como opus caementicium, mezclando cal viva, puzolana (ceniza volcánica) y piedras. Su resistencia ha quedado demostrada en estructuras como el Coliseo o el Panteón, que siguen en pie tras siglos de uso y desgaste. Aunque el cemento moderno incorpora otros componentes, la idea de un material moldeable que se endurece con el tiempo y permite crear estructuras monumentales sigue siendo una herencia directa del conocimiento constructivo romano.

(Imagen Ilustrativa Infobae)
(Imagen Ilustrativa Infobae)

La red viaria romana superó los 80.000 kilómetros y conectaba las provincias más remotas del Imperio. Estas vías, construidas con varias capas de piedra y grava, ofrecían una estabilidad y durabilidad sin precedentes. Permitían el tránsito de mercancías, tropas y comunicaciones en condiciones difíciles y en tiempos reducidos. Muchas de las carreteras actuales en Europa siguen el trazado original de estas calzadas, como la Vía Augusta en Hispania o la Vía Apia en Italia. El principio de construir vías elevadas, drenadas y resistentes continúa siendo la base de la infraestructura vial contemporánea.

El hipocausto fue un sistema de calefacción que distribuía aire caliente bajo el suelo y a través de paredes huecas. Se utilizaba en termas públicas y en viviendas acomodadas. Funcionaba gracias a un horno que generaba calor, canalizado por cámaras subterráneas que calentaban las estancias desde abajo. Esta tecnología es el antecedente directo de la calefacción por suelo radiante, considerada hoy una de las formas más eficientes y sostenibles de climatización interior. Aunque el método ha sido perfeccionado, su origen es romano.

La Cloaca Máxima de Roma es uno de los primeros sistemas de alcantarillado a gran escala de la historia. Permitía evacuar aguas residuales, evitar inundaciones y mantener condiciones higiénicas en una ciudad que superó el millón de habitantes. La gestión de aguas residuales en las ciudades actuales responde al mismo principio: canalizar el agua sucia para prevenir enfermedades y mantener la salubridad urbana. Aunque los sistemas modernos cuentan con tratamiento y bombeo mecanizado, la base conceptual es idéntica.

El Museo Arqueológico Nacional expone el tesoro romano de Tomares.

El calendario juliano, establecido en el año 46 a. C. por Julio César, introdujo el año solar de 365 días, con un día extra cada cuatro años (el año bisiesto). La división en meses y la duración de estos se conserva, en gran parte, en el calendario gregoriano que rige la actualidad. Aunque el papa Gregorio XIII introdujo ajustes en el siglo XVI para corregir desfases astronómicos, la estructura general del calendario actual, incluyendo nombres como enero (Ianuarius) o julio (Iulius), tiene raíz romana.

La influencia de Roma no se limita a la ingeniería. En el ámbito jurídico, su legado es aún más profundo. El derecho romano estableció principios fundamentales que aún perviven, como la presunción de inocencia, la regulación de contratos, la propiedad privada o las figuras de representación legal. El Corpus Iuris Civilis, recopilado en tiempos de Justiniano, sigue siendo objeto de estudio en muchas facultades de derecho como base del sistema civilista, adoptado por países de Europa continental y América Latina.

Las Acta Diurna eran publicaciones oficiales que recopilaban noticias diarias del Senado, edictos, nacimientos, defunciones e incluso chismes del foro. Colocadas en lugares públicos, permitían el acceso a la información a los ciudadanos alfabetizados. Este sistema de información regular anticipa los periódicos modernos. La idea de informar al público de manera periódica, accesible y organizada se mantiene hoy en medios escritos, audiovisuales y digitales.