
Trabajar todo el año para, cuando por fin llega el verano, discutir con compañeros y jefes sobre quién se coge antes las vacaciones. Para muchos españoles, ese es el ritual anual que precede a unos días de descanso. Sin embargo, no todos viven las vacaciones del mismo modo. Para millones de personas, esos días no son sinónimo de viajes, desconexión ni ocio. Solo significan no tener que ir a trabajar… y poco más.
En España, uno de cada cinco españoles no pueden permitirse ni una semana de vacaciones fuera de casa. La llamada pobreza vacacional afecta de forma especialmente dura a familias con hijos, personas con sueldos bajos y hogares en situación de vulnerabilidad.
Esta forma de exclusión social refleja una desigualdad creciente en el acceso al descanso y al bienestar. Porque las vacaciones no solo son un lujo. También son salud mental. Para quienes no pueden permitírselas, el verano no es descanso, sino simplemente una pausa sin salario.
Un verano sin descanso para millones de españoles
Trabajar todo el año no siempre significa poder disfrutar del verano. Más de 7 millones de trabajadores en España no pueden permitirse salir de vacaciones ni siquiera una semana al año. La pobreza vacacional refleja una realidad dura pero cada vez más real entre la ciudadanía.
A pesar del crecimiento económico del país, los salarios reales apenas han mejorado. En sectores como la hostelería, el comercio o los servicios, precisamente aquellos que más sufren la estacionalidad del verano, los sueldos siguen sin cubrir las necesidades básicas. El resultado es que muchas familias no solo renuncian al ocio, sino también a derechos tan básicos como el descanso fuera de su hogar.
La inflación ha agravado el problema. Si los ingresos se mantienen, pero los precios del alojamiento y actividades de ocio suben, el acceso a las vacaciones se convierte en un lujo inalcanzable. De este modo, todo ello afecta a los trabajadores, a su salud mental. Y por consecuencia, a su vida laboral.
La pobreza vacacional también golpea a la infancia
La pobreza vacacional impacta con especial dureza en los hogares con hijos. El INE publicó que, en 2024, uno de cada cuatro hogares españoles con menores de 16 años (el 24%) no pudo permitirse salir de vacaciones ni una semana. Aunque este fenómeno no es exclusivo de España.
Más de 41 millones de personas en la Unión Europea sufren también esta forma de pobreza. La media europea se sitúa en el 15%, pero España la supera con creces, alcanzando el 18% y aumentando casi tres puntos en solo un año. Si lo extrapolamos a nivel mundial, según Save the Children, uno de cada tres niños crece en familias que no pueden permitirse ese mínimo descanso anual.
Mientras tanto, se dispara el turismo nacional y los veraneos “en el pueblo”, una alternativa más asequible para quienes aún tienen vínculos familiares en zonas rurales. Pero no todos cuentan con esa opción. La desigualdad en el acceso al descanso revela una brecha social que sigue creciendo también en verano.
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